
México y Canadá, realidades distintas
TELEFONO ROJO
· Más de 100 candidatos no le reditúan al PRI
· Obtendrían votación inferior a la del partido
· O rectifican o la campaña será institucional
Las preocupaciones priístas se acentuaron donde menos querían, en sus candidatos.
Dicho de manera llana, hubo equívocos en las designaciones y si no hay cambio de actitudes y de estrategia, puede resultarles costoso el 1 de julio próximo.
Antes de dar el resultado de sus propias encuestas, las no compartidas con los medios, vayan los datos generales:
Como marca, el PRI está muy bien posicionado en el ánimo de la población, la cual reclama cambio de gobierno por inmensa mayoría.
En términos generales, casi siete de cada diez electores clama por la salida del PAN.
A veces esas cifras se trasladan de manera directa y favorable para el priísmo, pues hay regiones donde las preferencias del PRI se acercan al 70 por ciento.
Esas simpatías se observan inclusive en entidades tradicionalmente azules como Guanajuato, donde un poco más de la mitad de la población ve con simpatía el regreso del tricolor.
Hay una media nacional de aceptación entre 50 y 70 por ciento.
Estos números fueron revisados el pasado fin de semana y deben ser ciertos, dado su optimismo y la confirmación dada a conocer ayer por Roy Campos, director de Consulta Mitofsky.
Roy asigna 50 por ciento de voto efectivo al candidato presidencial Enrique Peña Nieto y hasta 61 por ciento de intención para el PRI como marca.
Aquí está la noticia.
TORRES LANDA, ORIHUELA, ALÍ, PAREDES Y OTROS
Si las elecciones fueron ahora, el PRI alcanzaría mayoría absoluta en el Congreso federal.
Senado y Cámara de Diputados volverían a pintarse de verde, blanco y rojo, como lo fueron hasta 1997, cuando el partido pagó en las elecciones intermedias de Ernesto Zedillo el alza de impuestos, las costosas secuelas del error de diciembre, el abandono de la gestión social, la tecnocracia y la lejanía del gobierno zedillista del pueblo.
Sin embargo, cuando la cúpula priísta cotejó los porcentajes del partido con los de sus candidatos, aparecieron los rostros de preocupación porque el escenario no es tan halagüeño.
En muchos, muchísimos distritos y estados, los abanderados no garantizan el éxito arrollador.
Arriba mencionábamos el caso de Guanajuato, donde el partido es aceptado pero Juan Ignacio Torres Landa no reflejaría en las urnas el mismo resultado.
Otro caso es Morelos: el PRI puntea con mucho margen entre 14 y 16 puntos-, pero la militancia está dividida, los dirigentes confrontados y el candidato a gobernador Amado Orihuela no logra despuntar con propuestas y a salvo de conflictos internos.
Tampoco Tabasco está garantizado con Jesús Alí y no se diga el Distrito Federal, donde Beatriz Paredes tampoco da el estirón.
Hay riesgos, advierten los números tricolores, en lugares como Oaxaca, Puebla, Nuevo León y Sonora, pero son remontables.
Con estos datos, hay una estrategia en ciernes.
CAMPAÑA INSTITUCIONAL, NO DE LOS CANDIDATOS
Tanto el PRI de Pedro Joaquín Coldwell como el equipo de Enrique Peña Nieto han entrado al análisis de caso por caso, candidatura por candidatura.
Nadie ha planteado hasta ahora la posibilidad de sustituciones, como sí se ha mencionado con la candidata presidencial panista Josefina Vázquez Mota.
Sí se analiza, en cambio, modificar la estrategia.
A partir de esta semana han entrado a análisis más de un centenar de candidatos estatales, distritales y municipales, y si en tres semanas no repuntan, el operativo será diferente.
La propuesta es quitar las campañas mediáticas a los candidatos y montar la institucional del PRI para asegurar votos tanto para la marca como para el candidato presidencial.
Se persiguen dos objetivos: asegurar el triunfo holgado de Peña Nieto y obtener bancadas robustas en el Senado de la República y en San Lázaro a fin de darle margen legislativo para los cambios en puerta, las llamadas reformas estructurales.
Nada difícil porque la ley le da el beneficio de la cláusula de gobernabilidad y, hoy por hoy, es un apoyo innecesario.