Visión financiera
TELEFONO ROJO
· Cordero: Quiero ser el Manlio del sexenio
· Si Peña quiere algo, debe hablar conmigo
· Disyuntiva de Madero: se va él o me voy yo
Un afán de grandeza llevó Ernesto Cordero a su destitución.
Sus compañeros narran la historia:
En agosto pasado, cuando los afines a Felipe Calderón y a Josefina Vázquez Mota se decantaron por él, todo era alegría en la reunión preparatoria de Querétaro.
Con la operación directa de vázquezmotistas como Roberto Gil Zuarth, no dejaron espacio a la disidencia, a la operación del PAN y de su dirigente Gustavo Madero.
En cuanto Madero cedió a la avalancha, Cordero llamó a sus colegas y bosquejó su línea de operación:
-Quiero ser el Manlio (Fabio Beltrones) del sexenio.
Todos se quedaron sorprendidos.
No fueron necesarias preguntas porque el ex secretario de Desarrollo Social y de Hacienda se encargó de disipar dudas:
-Quiero que sea a mi a quien consulte el gobierno. Si algo quiere hacer (Enrique Peña), debe hablar conmigo, entenderse conmigo.
Fue más lejos:
-Así como Manlio decía a todo que no, yo también puedo decir que no. Voy a jugar ese papel.
UNA VOTACION CONDENADA AL FRACASO
Su paradigma era muy alto.
Ernesto Cordero no es Manlio Fabio Beltrones ni Enrique Peña es Felipe Calderón.
Actores y circunstancias son diferentes.
Calderón no presentó un proyecto tan ambicioso como el Pacto por México y, para desgracia de Cordero, su papel opositor puso en riesgo la unidad panista y, a partir de ella, la permanencia de Gustavo Madero.
Acorralado, Madero intentó reaccionar con un examen al papel de Cordero en el Senado y corrió el riesgo de un enfrentamiento mayor y, peor aún, de una derrota si sometía a votación el liderazgo.
Olvidó sus facultades estatutarias y cómo se usan.
El lo vivió cuando Calderón, celoso de la popularidad de Santiago Creel, ordenó su destitución a través del entonces dirigente Germán Martínez Cázares.
Alfil del Calderón, a Cordero sólo le resta reagrupar al calderonismo y preparar la revancha para fin de año, cuando habrá elecciones en el PAN.
Mientras, su emulado Beltrones anda en otra pista.
En la promoción de reformas a la Ley General de Salud para el uso de asientos obligatorios en automóviles para proteger a niños menores de cinco años.
Por falta de leyes severas murieron cerca de mil 500 en accidentes automovilísticos en 2010 y 90 por ciento se salvó gracias a autoasientos infantiles.
CESE DE CORDERO O DERROTA DE MADERO
Gustavo Madero reaccionó tarde.
Anunció la reunión de evaluación del papel de Ernesto Cordero y, cuando se dio cuenta, la reacción ya estaba en todos lados.
Los calderonistas se reagruparon.
En el Senado los hay y muy marcados: Luisa María Calderón Hinojosa, Salvador Vega Casillas, Javier Lozano, Mariana Gómez del Campo, Roberto Gil Zuarth
De todos lados salieron apoyos.
En adición, reapareció Felipe Calderón con aquello de la ropa sucia se lava en casa, por si alguna prueba faltaba del calderonismo actuante.
Si media fuerzas, lo derrotarían y el cesado sería él, Madero.
Por eso la decisión de destituir a Cordero, aunque sea impredecible el resultado.
Porque no se ve PAN fuera del Senado.
Ni en la Cámara de Diputados, donde Luis Alberto Villarreal no es visto ni escuchado