Opinión/José Luis Camacho Acevedo
TELEFONO ROJO
· PAN: de la cordura de Vázquez Mota a la venganza
· Desavenencias de Cordero y alianzas con Barbosa
· El pleito de calderonistas contra anti calderonistas
De la raíz cristiana de los panistas no hay dudas.
Acaso por ello tratan de resolver sus cosas a las buenas, sin escándalos.
En privado, diríase.
Lo vimos con Josefina Vázquez Mota.
La ex candidata presidencial se sintió abandonada y traicionada por su antiguo amigo Felipe Calderón y, consumada su derrota, se disciplinó para no causar enojo a quien ayudó a llegar a la Presidencia de la República.
Lo hizo de manera consciente.
A quien le preguntaba qué haría, le respondía más o menos lo mismo: descansar, reflexionar, tal vez crear una corriente interna para recuperar los valores del PAN
-¿Cuándo?
-Cuando termine el sexenio hablamos.
-¿Antes no?
-No. No asistiré a ningún acto público antes.
Lo cumplió.
No alteró su palabra ni ante aquel guiño de Gustavo Madero el 18 de julio, cuando le creó una inoperante Coordinación de Acción Política del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Vázquez Mota vivió su convalecencia política con disciplina franciscana y, casualidad para los no informados, atendió generosa la invitación de Enrique Peña Nieto a su mensaje de investidura el 1 de diciembre en Palacio Nacional.
Paradoja de la política: su rehabilitación provino de quien en campaña recibió los peores embates suyos y ligó a su partido con el crimen organizado con personajes largamente atacados, sobre todo ex presidentes y ex gobernadores.
EL SENADO PAGA LA INEXPERIENCIA DE CORDERO
Josefina Vázquez Mota no fue mezquina en la derrota.
Mejor prueba es la elevación de Ernesto Cordero a la coordinación de la bancada azul en el Senado de la República.
Cordero, quien la responsabilizó del fracaso de las acciones públicas de Felipe Calderón porque como pastora de la fracción panista en la Cámara de Diputados no impulsó las reformas legales.
Según Cordero, ella faltaba mientras las iniciativas fracasaban.
La generosidad de Vázquez Mota tuvo dos fases.
No se opuso a la postulación de Cordero cuando ella necesitaba cuadros de reconocida raigambre panista para ganar votos en la sociedad.
Y cuando se integró el grupo senatorial del PAN, la propia Vázquez Mota instruyó a los suyos para dar el respaldo a Cordero como pastor.
Si alguien lo duda, ahí está la operación de Roberto Gil Zuarth, quien personalmente hizo llamadas a diestra y siniestra a fin de garantizar los votos suficientes para Cordero.
Lo hicieron a pesar de la falta de experiencia parlamentaria de Cordero, incapacidad demostrada en la conducción de las sesiones del Senado.
Ante el alud, a Gustavo Madero sólo le quedó reconocer las expresiones de respaldo al calderonista y, en abierta renuncia a su derecho estatutario de designar a uno de los suyos, puso a Cordero de coordinador.
Todos vieron la imposición de Calderón, pero sin el respaldo general tal vez no hubiese sido tan simple el nombramiento.
Eso fue en agosto.
¿LIDER O PUNTA DE LANZA DEL CALDERONISMO?
En diciembre cambiaron las reglas y las percepciones.
Impelido por el pragmatismo, Gustavo Madero y su equipo optaron desde julio por sumarse al proyecto de gobierno de Enrique Peña Nieto si el entonces candidato triunfante mostraba signos reformadores y democráticos.
Así ha sido y por ello firmó el Pacto por México.
Madero pretende mantenerse en esta línea, pero no ha contado con Ernesto Cordero.
El ex secretario de Desarrollo Social y de Hacienda ha optado por asociarse incondicionalmente con el ala oposicionista del PRD, liderada en el Senado por Miguel Barbosa, y el PT del pejista Manuel Bartlett.
Esta actitud ha llevado a severos choques de Cordero con la cúpula panista, donde se le ve como herencia de Felipe Calderón.
En ese sentido, es simple expresión de la división interna de Acción Nacional.
Una división cuyos saldos conoceremos en los próximos meses, cuando vengan la Asamblea Nacional, las reformas y la definición del nuevo partido.
Los odios en incubación se definirán entonces entre calderonistas y anti calderonistas, entre quienes desean un maximato del ex presidente y quienes aspiran a una organización de corte socialdemócrata independiente, con principios propios y sin ataduras.
Pero antes, si la tensión se acentúa, veremos fuera de la coordinación senatorial a Cordero.
Nada nuevo: el 10 de junio de 2008 Germán Martínez destituyó a Santiago Creel para satisfacer a su jefe Calderón y detener su carrera ascendente hacia la candidatura presidencial por el PAN.
El beneficiario de entonces fue Gustavo Madero; hoy él será le verdugo.