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TELEFONO ROJO
· Los argumentos de Núñez para no ir con López
· Cómo Peña y Joaquín Coldwell doblegaron a Alí
· Y Graco se defiende ante los 2 Chuchos mayores
Arturo Núñez comía plácidamente el lunes de la semana antepasada en un restaurante frente a la Alameda.
En algún momento un empresario amigo suyo lo llamó y, en memoria de los testigos, le preguntó:
-¿Es cierto, Arturo, que están en la estrategia legal de López Obrador?
Núñez, claridoso como es, no lo pensó:
-No, no lo puedo hacer porque estaría en riesgo mi propio triunfo, mi gobierno.
En la plática desfilaron muchos elementos.
Uno:
Esta vez hay menos actas y menos argumentos que hace seis años para impugnar el proceso, cuando la diferencia fue mínima y el candidato panista, Felipe Calderón, cabalgó sobre una elección de Estado.
Otro:
No puede darse una defensa en los términos presentados por López porque no puede demostrarse la compra de votos, dada la intimidad del ciudadano en la urna al emitir su sufragio.
Un tercero:
Bajo el supuesto de una anulación, no podría darse sólo en la elección presidencial sino en todas porque se desarrollaron el mismo día, con las mismas campañas y en las mismas circunstancias.
Es decir, se involucrarían las votaciones para diputados federales, senadores, gobernadores, alcaldes, regidores y diputados locales donde coincidieron los calendarios.
Con base en estos elementos, Núñez comentó:
Acaso Andrés tiene conciencia de todos estos hechos, pero en su convicción no puede dejar pasar estas elecciones para crear conciencia sobre la necesidad de una reforma electoral profunda, la cual garantice mayor equidad, transparencia y demás preceptos constitucionales.
Hasta aquí la plática.
-DILE A CHUCHO QUE RECONOZCA LA DERROTA
Arturo Núñez sabe de qué habla.
Holgado y todo, su triunfo tuvo horas de incertidumbre entre el 1 y el 2 de julio.
El priísta Jesús Alí no aceptaba su derrota y preparaba movimientos de resistencia o al menos demanda de recuento ¿recuerda usted el grito pejista de 2006?- voto por voto, casilla por casilla.
No lo detenía siquiera el despegue del su antiguo jefe y ahora contrincante perredista en los primeros datos oficiales, el famoso Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de Tabasco.
La cúpula tricolor se sorprendió cuando el lunes 2, durante una entrevista con un noticiero de amplia audiencia en la tierra del Edén, Alí se declaró en pie de lucha.
Por ello intervino el presidente Pedro Joaquín Coldwell.
Al mediodía, cuando el PREP distanciaba más de cuatro puntos de Núñez, el quintanarroense habló con Alí y le pidió aceptar su derrota sin cortapisas.
Poco antes de las 13:00 horas, el candidato presidencial vencedor, Enrique Peña, preguntó a Joaquín Coldwell:
-¿Cómo vamos en Tabasco?
-Vamos abajo por varios puntos.
-Dile a Chucho que reconozca la derrota.
-Lo acabo de hacer, candidato.
-Así debe ser remató Peña:- donde se ganó hay que defender el triunfo y donde se perdió hay que reconocerlo.
Hora y media después la orden de Peña y Joaquín se cumplía: Alí salió a aceptar su desventaja y colorín colorado, Núñez había ganado.
-DILE A CHUCHO QUE RECONOZCA LA DERROTA
Arturo Núñez no es el único perredista cierto de la victoria de Enrique Peña.
Otro de ellos es Graco Ramírez, gobernador electo de Morelos.
Un triunfador con margen superior en el estado al de Andrés López, aunque sin duda factor para la alta votación del tabasqueño en la tierra de Emiliano Zapata.
Bueno, pues Graco no es bien visto por Andrés.
No sólo porque firmó el reconocimiento Peña en la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) en Querétaro, sino porque ha pedido a López dejar al margen sus impugnaciones, sus protestas y sus movilizaciones.
Por ello Ramírez ha sido reconvenido, pero él no ha cedido.
Todavía ayer tuvo una reunión con los dos Chuchos principales, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, en un restaurante de Polanco y sin duda el tema fue el conflicto postelectoral y los preparativos para asumir el mando de Morelos.
El futuro gobernador no cambia de postura.
Si no lo hace ante pejistas recalcitrantes, menos con amigos suyos.
Porque Ortega y Zambrano son sus compañeros en Nueva Izquierda, tribu con muy poca identificación con el derrotado López.