Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
* Inercia de derrotas de Paredes para Moreira
* Abandonos y caos en la campaña de Añorve
* BCS: lucha para frenar la alianza PAN-PRD
A Humberto Moreira deben quedarle muchas enseñanzas de las campañas conducidas por Beatriz Paredes.
Triunfos hubo para celebrar como quedarse a curules de ser mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en 2009.
Recuperación de estados: Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Tlaxcala.
Pero derrotas sonadas: Sonora, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Guerrero
Para marcar los fracasos hubo errores constantes y ocasionales.
Entre los fijos, hemos señalado aquí, sobresalen tres:
1.- Postulación de candidatos equivocados (Alfonso Elías Serrano, Eviel Pérez, Javier López, Jesús Vizcarra) por haber otros priístas mejor posicionados.
2.- Deserciones y traiciones sin fin, en ocasiones encabezadas por el cuadro tricolor preferido por la ciudadanía (Mario López Valdez, Angel Aguirre Rivero).
3.- Un contrincante de estatura política, capaz de aglutinar a todos los adversarios del PRI.
A esos errores, de los cuales son constancia Oaxaca, Puebla y Sinaloa, se agregan actitudes cuestionables.
La más socorrida es la mala fama de un gobernante, como ocurrió con Eduardo Bours en Sonora, quien con su pésima reacción en el caso de la guardería ABC desplomó en 15 días la ventaja del PRI.
OBSTACULOS DE ASTUDILLO Y LEYVA
En Guerrero se cumplieron puntualmente las tres constantes señaladas y una más: la falta de apoyo.
Manuel Añorve nunca tuvo el respaldo pleno de la cúpula priísta, porque hacer visitas para presidir mítines en Acapulco o Chilpancingo no es dar todo el apoyo.
Si faltó asistencia de la dirección nacional, el priísmo local acumuló una letanía de desatinos:
Los problemas comenzaron con el propio Añorve, quien jamás se dejó ayudar de quienes en buena lid fueron a ofrecerle asesoría, proyectos de operación electoral y política.
Nunca hubo una estrategia, como aquí se señaló varias veces, y en materia de comunicación el desastre era total.
Otro enemigo fue la estructura del PRI estatal, donde Efrén Leyva encabezó la purga para expulsar del partido a quienes mostraban alguna simpatía hacia Angel Aguirre.
Héctor Astudillo, alcalde de Chilpancingo y quien hace seis años perdió ante Zeferino Torreblanca, jamás puso su capital a disposición del partido y menos de Añorve.
¿Por qué?
Acaso por venganza a lo ocurrido hace seis años.
Entonces su coordinador de campaña era precisamente Manuel Añorve, quien se creía el candidato y generó muchos problemas a Astudillo.
En el caos de ahora sobresalieron únicamente dos colaboraciones, las de Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones.
Inclusive el coordinador de los asesores priístas todavía estuvo ayer, cuando Añorve necesitaba consuelo en la derrota.
SOLO PEÑA Y BELTRONES APOYARON
Guerrero no es perredista y por lo tanto el PRI no pierde, se dirá.
No exactamente.
En 2009 el priísmo arrasó en las elecciones federales y el PRD sólo alcanzó una diputación.
La inercia le favorecía
Hasta la noche en la cual en las oficinas de Beatriz Paredes atendió el llamado de Manlio Fabio Beltrones de hacer candidato a Manuel Añorve, sin tomar en cuenta al senador Angel Aguirre, quien lideraba las encuestas.
No hubo operación política y hoy el PRI en su totalidad resiente la justa consecuencia.
Pudieron ganar, pero actuaron con imprudencia.
COVARRUBIAS PUDO IR POR EL PRI
La misma circunstancia se presentó en Baja California Sur.
La división perredista abrió al PRI la puerta de par en par para recuperar aquel estado.
Beatriz Paredes operó para impulsar al perredista puntero, Marcos Covarrubias, pero el priísmo local no lo aceptó y cuando negociaba se lo robó César Nava.
Se optó por un cuadro joven, Ricardo Barroso, quien ha descontado prácticamente una desventaja de 20 puntos.
Le queda una semana para dar la sorpresa, pero hay una amenaza latente: el PRD comprometió la declinación de su candidato Luis Armando Díaz para sumarlo al PAN en correspondencia por el apoyo federal y panista recibido en Guerrero.
Sólo falta el aval del gobernador Narciso Agúndez, porque Díaz no cuenta.
El priísmo, por su parte, trata de frenar esa alianza de facto.
Con este escenario de derrotas se encontrará Humberto Moreira cuando releve a Paredes.