Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Semaforo
Exal Baltazar Juan Avila
Promociones fraudulentas ¿y PROFECO?
Verde. La publicidad sirve como vehículo a un estilo de vida, a cierto arte de vivir promoviendo determinados valores sociales y socio económicos; en general estos valores van ligados a lo que se ha convenido llamar Sociedad de Consumo, y esto es sencillamente por la razón de que la publicidad es una forma de comercio al igual que los grandes almacenes, supermercados y otros.
Podemos afirmar que una enorme variedad de técnicas publicitarias, desde un simple anuncio en una pared hasta una campaña simultanea que emplea periódicos, revistas, televisión, radio, internet y otros medios de comunicación de masas, son estrategias comerciales.
La publicidad influye de manera significativa en la economía y en la sociedad, es un negocio de cambios que refleja los desarrollos rápidos de la tecnología y estilo de vida, en la preferencia del consumidor y en al investigación del mercados. Este fenómeno no solo se ha convertido en una parte integral de economía de los países desarrollados, sino también en todo el mundo.
Esto va ligado fuertemente con el lanzamiento de una nueva promoción u oferta de tal producto. Generalmente, se considera que la promoción de ventas consiste en un conjunto de incentivos, fundamentalmente a corto plazo, y por lo tanto, instrumentos diseñados para estimular rápidamente la compra de determinados productos o servicios por los consumidores o los comerciantes.
Las herramientas de promoción de ventas varían en sus objetivos específicos. Una muestra gratuita estimula la prueba de consumo; en la compra de gratis ; destapa y gana; ráscale y si son figuras iguales, ya ganaste ¡un auto!; mas 10 pesos canjéalo por ; y un millón de formas de ¡fantásticas promociones!
Amarillo. El bombardeo de publicidad de la que se hace acompañar las ofertas y promociones, influye en el ánimo de compra tanto de los pequeños como de los adultos.
Rojo. Caemos en el engaño de la promoción, mientras que las corruptas autoridades encargados de las distintas dependencias, no les importa si el producto es apto para el consumo humano, si llena los estándares de salud, si las promociones o sorteos cumplen cabalmente con lo que se esta ofertando, uno de ellos es la obsoleta Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), que lejos de apoyar al consumidor, se ha convertido en un negocio para unos cuantos y una carga económica para el pueblo de México.
La PROFECO, se convierte en el terror de los comerciantes de flores, cada año, en el mes de noviembre. Este sector, que tiene sus altas ventas en determinadas fechas, es perseguido y multado por funcionarios de esta dependencia que hace un gran despliegue de propaganda y de logística, con el propósito de cumplir con su trabajo, sin importa las perdidas económicas que provocan a estos comerciantes.
Sin embargo, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), hasta un escritorio han colocado para el representante legal, jurídico, de la CFE, quien batea todas las denuncias que presentan los usuarios y que ha diario recibe esta dependencia, que debería de intervenir drásticamente en lugar de solapar tanta corrupción en esta empresa que ya no es mexicana, sino mundial.
Estamos invadidos de promociones fraudulentas. Bolsas de frituras, galletas, dulces, refrescos, entre otros, son compradas por nuestros hijos, algunos por la ambición de ganarse algo extra, otros, por que la mercadotecnia dirigida ha logrado arraigar en la mente del consumidor final el nombre, el sabor, el color, el olor del producto, el cual hace que instintivamente se pida y se consuma. Lo aberrante de todo esto, es que les están enseñando a mentir, a engañar, a perder esos valores morales, espirituales, que de por si, ya se practican muy poco.
Nuestros hijos, nosotros mismos, somos engañados, vamos a canjear el premio y nos encontramos con que en la tienda no lo cambian, que tiene que ser con el repartidor; esperas al repartidor y te dice que la promoción ya paso o que no es de aquí. Y si de grandes premios hablamos, carros, motocicletas, bicicletas, casas, en fin, nunca se sabe ha ciencia cierta quienes fueron los ganadores, aunque definitivamente el ganador es la empresa, ha costa de nuestro consumismo natural y la corrupción de las autoridades.
Las grandes empresas de muebles, las de telefonía celular, son empresas que han rebasado a los gobiernos.
Nuevos productos son lanzados al mercado sin la más mínima supervisión de la calidad de los mismos.
No es posible, que el mismo pueblo, tenga que pagar por recoger los millones de toneladas de bolsas y botellas que ha diario contaminan nuestro mundo, mientras los grandes empresarios, no son dignos de contribuir con sus unidades y personal a la recolección de su misma basura, o proporcionar un apoyo económico a los gobiernos y estos lo den a conocer públicamente.
Denuncias y comentarios: [email protected] Cel. 962 10 80 934.