El agua, un derecho del pueblo
Hoy es jueves 2 de octubre, fecha inolvidable marcada con rojo en el calendario del Secretario de Gobernación. La marcha en recuerdo de la matanza de Tlatelolco –hace 46 años–, pinta para convertirse en mucho más que un dolor de muelas.
La alerta obvia por la tradicional concentración, la posible presencia de grupos violentos, el secuestro de la marcha por intereses ajenos al recuerdo y a las demandas de estudiantes inquietan al inquilino del Palacio de Cobián. Los desmanes vandálicos ocurridos los dos últimos años no se pueden tomar a la ligera.
La violencia en Iguala y la represión a estudiantes de Ayotzinapa amenazan con agregar explosividad al cóctel molotov adobado de viejas consignas… y tradicional oportunismo.
Pero hace una semana, la alerta se convirtió en alarma por el estallido del conflicto en el Instituto Politécnico Nacional. Los ánimos calientes de estudiantes y académicos, inconformes con los cambios al reglamento interno, se caldearon aún más por la torpeza de la directora Yoloxóchitl Bustamante Díez, quien decidió tomar la ruta corta de la descalificación… y sólo consiguió incendiar la pradera. No entendió que cuestionar la legitimidad del movimiento lo fortalecería.
La mecha estaba encendida. El paro del Politécnico era combustible de alto octanaje para a la marcha de esta tarde. Nada más inflamable.
En un lance audaz, inédito, sin precedentes, Miguel Ángel Osorio Chong actuó con velocidad y precisión quirúrgica; sorprendió a los 25 mil estudiantes marchistas y les arrebato la iniciativa con una hábil maniobra política. Al salir a la calle de Bucareli en mangas de camisa, cortó de tajo cualquier señalamiento de cerrazón al diálogo. Al subir al templete canceló la especulación sobre un posible acuerdo en lo oscurito. Al ofrecer respuestas inmediatas, desarmó el argumento de una sospechosa estrategia para ganar tiempo; desactivó una peligrosa bomba.
Al mismo tiempo, el Secretario de Gobernación pintó su raya con la historia. En 30 minutos logró deslindar al gobierno del viejo priismo autoritario de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría; del “no los veo ni los oigo” de Carlos Salinas.
El mensaje oficial es claro; a diferencia de sus antecesores, el gobierno de Enrique Peña Nieto escucha en lugar de reprimir; privilegia la negociación con base en el respeto al movimiento de la comunidad politécnica.
La estrategia no es casual. Osorio Chong, y sus operadores, demostraron buena memoria. Aprendieron la lección de haber ninguneado y denostado a los jóvenes de la Universidad Iberoamericana y haber provocado el nacimiento aquel famoso #YoSoy132. Esta vez, el Secretario de Gobernación fue cuidadoso de no tropezar dos veces con la misma piedra.
El hidalguense también recurrió a su propia historia; mostró el oficio aprendido en sus años de gobernador para desaparecer –en 2008– la normal rural de El Mexe, cuna de activistas y guerrilleros como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas.
La marcha de esta tarde no será un capítulo sencillo para las autoridades federales y metropolitanas; habrá reclamos y mentadas –¿si no es hoy, cuándo?–, pero los estudiantes, por lo menos los del Politécnico Nacional tendrán menos motivos para estar encabritados.
Mañana –día 3, a las 3– tendrán respuesta a su decálogo de demandas.
Por lo pronto la doctora Yoloxochitl Bustamante vive horas extra como Directora General del Instituto. Sin autoridad alguna para dialogar o decidir, su destino está escrito; sólo habrá que esperar unas horas para hacer pública una decisión tomada por el gobierno.
BORREGAZO: Solicitamos su colaboración para localizar al señor Licenciado Emilio Chuayffet Chemor, quien trabajaba como Secretario de Educación Pública. Encabeza la lista de personas extraviadas; tiene 63 años, mide 1.65 de estatura… y pesa cada vez menos. Si usted conoce su paradero, favor de comunicarse a la Presidencia de la República. Mientras, los asuntos pendientes de la SEP se atenderán en las oficinas de la SEGOB.