Sin mucho ruido
No hay plazo que no se cumpla. Hace 18 meses, al tomar posesión como Gobernador de Morelos, Graco Ramírez se comprometió a ofrecer resultados en su estrategia contra la delincuencia.
En la percepción pública, Morelos sigue siendo un estado de violenta emergencia… y en política, percepción es realidad.
Sume además los registros criminales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), los cuales concluyen que 2013 fue un año negro para la tierra de Emiliano Zapata.
Según el SNSP, el número de secuestros paso de 92 –en 2012– a 150; enero y febrero de este año, tampoco arrojaron cifras alentadoras: hasta el último día del primer bimestre se reportaron 27 plagios; las extorsiones aumentaron de 150 a 400 en 2013.
De acuerdo al Reporte de Resultados en Materia de Seguridad Pública, difundido este lunes por el gobierno morelense, la incidencia en delitos de alto impacto se ha logrado reducir de un 41% a 17%, en los últimos doce meses gracias a la detención de 87 bandas delictivas: “De octubre de 2012 al 30 de marzo de 2014 se han detenido a 274 delincuentes dedicados al secuestro y asociados a otros delitos como homicidios, asaltos y tráfico de estupefacientes. De este total, 50 infractores detenidos corresponden a los tres primeros meses de este año…
Según el mencionado “reporte” la incidencia en secuestros tienden a reducirse a la mitad; las extorsiones, en un 39%.
Sin embargo Graco bien sabe que una golondrina no hace verano en el estado de la eterna primavera, por lo cual ofrece disculpas y promete erradicar el delito “a como de lugar”.
En la tercera parte del gobierno perredista apenas ha dado tiempo de sembrar. En año y medio se avanzó en el Mando Único Coordinado con 33 municipios –ya opera en 21–; se trajo de Tijuana al eficaz y reconocido Alberto Capella como Comisionado Estatal de Seguridad; se construye un Centro de Coordinación, Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C5); se puso en marcha un sistema de depuración y profesionalización policiaca; se lanzó la Unidad Estatal Antisecuestros, y un largo catálogo de otras acciones…
Pero nada de eso importa a los enemigos del Gobernador, quienes camuflados en la indignación popular, disparan metralla.
Sobran ex funcionarios, policías, empresarios y políticos afectados por Graco, quienes ven en la protesta de esta tarde una dorada oportunidad para el desquite… son muchas las facturas por cobrar.
No es casual la aparición de una carta firmada por el gobernador Jorge Carrillo Olea calificando a Graco de “rufián”. Carrillo se la tiene bien guardada desde hace 16 años, cuando se vio obligado a separarse del gobierno estatal tras el descubrimiento de una red de complicidades entre bandas criminales y la Policía Judicial morelense. En aquella época, Graco Ramírez marchó al frente de las las protestas en demandas de seguridad y justicia, reclamando la renuncia de Carrillo Olea… ahora ocurre justo al revés.
Tan fuerte es el tufo a podrido, que el poeta Javier Sicilia ha decidido apartarse de la “movilización”, al advertir que “no hay protesta sin propuesta”… que la marcha está contaminada de intereses políticos; que el infierno también existe en Morelos…
La deuda de seguridad ahí está. Morelos aun no es territorio seguro. La estrategia de Graco Ramírez para devolver la tranquilidad a la población tardará en dar frutos… pero aprovechar la desesperación ciudadana para buscar su derrocamiento por meros afanes revanchistas sólo puede calificarse como oportunista y cobarde.