Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
Si los promotores del aumento al salario mínimo creen que el ajuste a la alza es fácil y cuestión de números, entonces desde hace mucho que hubiera crecido. Pero la economía es mucho más compleja:
1.- El salario es el precio al trabajo; por tanto, está relacionado con la tasa de utilidad: subir el salario bajaría la utilidad; de ahí que alzas salariales conduzcan a cierre de empresas.
2.- En un ataque de populismo al estilo Hugo Chávez, el presidente Barack Obama decidió en febrero aumentar a partir de 2016 el salario mínimo de 7.50 dólares la hora a 10.10, Una comisión legislativa bipartidista (http://www.cbo.gov/publication/44995) le reviró: el aumento implicaría un despido de entre 500 mil y un millón de trabajadores.
3.- El salario mínimo mexicano es bajo porque implica el salario monetario; pero por política social y estrategia de control de masas, existe un salario no monetario que beneficia al trabajador de salario mínimo: educación gratuita, salud gratuita, alimentos y medicinas sin IVA, apoyos de diferente tipo vía dinero regalado por el gobierno sobre todo en el DF. Por tanto, el salario mínimo real es más alto en los hechos por los subsidios no monetarios y hasta monetarios. Si se aumenta el salario monetario, entonces tendría que disminuir el no monetario y terminarían los subsidios.
4.- El salario es un ancla de política económica. Su volumen determina los precios. El gran descubrimiento de Milton Friedman, que le valió el premio nobel de economía, estableció que “la inflación es en todo tiempo y en todo lugar un fenómeno monetario”. Si suben los salarios, el mercado no responde con aumento en la oferta sino vía los precios. Por ello primero se debe influir en la oferta y no en la demanda; si no, el aumento en los salarios o alza en el dinero circulante impulsa la inflación, y la inflación termina no nada más en el deterioro del nivel de vida sino en devaluaciones.
5.- El salario es una expresión típica de la lucha de clases. La inflación o la relación precios-salarios es una disputa por la riqueza: los trabajadores vía salarios y los empresarios vía utilidades. El alza en salarios por decisión populista del gobierno desalentará la producción y vendrá la crisis.
6.- Si deveras el gobierno del DF o el PAN quieren aumentar los salarios, entonces no tienen más camino que un programa de choque heterodoxo que funciona en fases inflacionarias y no sólo por populismo salarial. De golpe se alinean las principales variables: utilidades, precios, salarios, tipo de cambio y fisco; ello conduce a un repunte inflacionario, por lo que la economía se tendría que indexar –aumentos mensuales generales en esas variables conforme a inflación– y mover al mismo tiempo a la alza esas variables. La estabilización puede tardar meses.
7.- De acuerdo con la encuesta ingreso-gasto del INEGI, el 10% de los hogares percibe hasta un salario mínimo y un tercio de los hogares tiene hasta tres salarios. Al aumentar el salario por decisión política, la inyección de dinero circulante llevaría a una hiperinflación.
8.- El problema real de los ingresos radica no en el nivel de los salarios mínimos sino en la concentración del ingreso; pero ahí los gobiernos han sido timoratos. El 10% de los sectores más ricos se queda con el 36% del ingreso, en tanto que 10% más pobre apenas tiene el 1.6% del ingreso. Aumentar el salario mínimo no modifica la distribución de la riqueza. Ahí se requiere la acción enérgica del gobierno para cobrarles mucho más a los ricos.
El debate del GDF y del PAN sobre alza de los mínimos sólo ha despertado la codicia empresarial que ya planea alzas de precios para quedarse con más salarios. Y falta el cálculo como en los EU: ¿cuántos desempleados provocará el aumento en los mínimos?