Libros de ayer y hoy
ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
PETICIÓN A LA CORTE
Honorable Juez Sang-Hyun Song,
Presidente de la Corte Penal Internacional;
Presente
Reciba usted el saludo cordial de un ciudadano mexicano con domicilio electrónico [email protected]– que ha sido de los primeros en firmar la denuncia por el delito de genocidio en contra de quien se ostenta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, entregada a su fiscal, el honorable Luis Moreno Ocampo, por el representante de más de 20 mil mexicanos, el también jurista Netzaí Sandoval el 25 de noviembre del año próximo pasado.
Le escribo en virtud de haberme enterado de que nuestra denuncia ha sido bien acogida por la Corte que dignamente usted representa y con el ánimo de contribuir a que su fallo sea favorable a nosotros los demandantes.
También, honorable señor juez, para solicitarle que a esa nuestra demanda agregue usted, de manera superveniente, las palabras recientemente pronunciadas por nuestro demandado, Calderón Hinojosa, mismas que nos dan la razón a quienes lo acusamos de haber iniciado una guerra en contra del narcotráfico sin inteligencia, empleando exclusivamente la violencia, lo que ha provocado la muerte a casi 70 mil personas, muchos miles más en calidad de desaparecidos, cientos de familias desplazadas, así como un ambiente generalizado de zozobra ciudadana y de desprestigio internacional.
Y aunque esta aportación de las palabras del señor Calderón estuvo originalmente enfocada a presionar indebida e ilegalmente a los ministros de la Corte Suprema de Justicia mexicana por el caso de la ciudadana Florence Cassez, del cual seguramente sus Usías están enterados–, creo que aplica a los fines justicieros que, tanto a ustedes en la Corte Penal Internacional, como a nosotros los ciudadanos mexicanos ofendidos, perseguimos.
Dijo nuestro demandado Calderón Hinojosa:
Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a su propio derecho. Cumplir la ley, desde luego, sí. Pero, también, y, sobre todo, hacer justicia en México. Y de eso se trata, Su Señoría, de restablecer el Estado de Derecho y de que la justicia finalmente se dé en mi país.
Justicia. Justicia para las víctimas de los delitos. Justicia para una sociedad agraviada y humillada por la impunidad que prevalece en el país, precisamente, porque no se cumplen los fines del derecho.
Y sí, honorable juez Sang-Hyun Song, en mi país no se cumplen los fines del derecho.
Justicia, qué implica. La obligación elemental de que quien cometa un delito sea, verdaderamente, juzgado y castigado, y que nunca, la interpretación de la ley sea la rendija por donde escape, nuevamente, la impunidad, sino un verdadero instrumento del juzgador para hacer justicia.
Eso que dice nuestro acusado Calderón Hinojosa es precisamente lo que demandamos de la Corte Penal Internacional.
Justicia donde, sí, por supuesto, se ponderen las garantías de los procesados pero, también, y por igual, se consideren y respeten los derechos de las víctimas, los derechos de quienes tienen hambre y sed de justicia, precisamente.
También:
Justicia, ¿qué implica? Sanción y consecuencia jurídica a quien delinque y, con ello, resarcir, aunque sea en parte, a quien ha sufrido una vejación a través del delito.
Justicia, sin la cual no hay bien común. Justicia, porque la impunidad carcome las condiciones elementales de perfeccionamiento o de desarrollo integral del ser humano.
Justicia, sin la cual tampoco hay seguridad. Porque la impunidad es el estímulo más poderoso, el incentivo más destructivo e interminable, que hace que el delincuente, que observa que se puede delinquir, sin que al final pase nada, vuelva a cometer acciones delictivas y las multiplique.
Justicia para los padres, a los que les han arrebatado a sus hijos. Justicia a los hijos que no volvieron a ver a sus padres secuestrados o asesinados. Justicia para las viudas. Justicia para los que sufren extorsión. Justicia para los que sufren secuestro.
Justicia para los que sufren violencia y que, con toda razón, a todos, a todos los servidores públicos nos exigen, no sólo cumplir la ley, sino además, hacer justicia, proveer seguridad y cumplir el bien común. Porque si no hay justicia, no habrá seguridad, ni tampoco el bien común de México.
Y, finalmente, las famosas últimas palabras de nuestro demandado:
Y que sirva, también, precisamente, el justo castigo a quien delinque, como un estímulo poderoso para restaurar el orden, el derecho, la paz, la tranquilidad y la seguridad de los mexicanos, sin los cuales, insisto, no hay bien común.
Sólo le pediría una cosa más, honorable Presidente de la Corte Penal Internacional. Que ahí donde está escrito bien común slogan del Partido Acción Nacional– lo sustituyan sus Usías por bienestar general.
Quedo de usted, atentamente,
Índice Flamígero: Como siempre, el humor se sobreimpuso ayer al terror que provocara el sismo que movió a la República justo dos minutos después del mediodía. En las redes comenzó a circular el siguiente chiste: Reporte de las encuestadoras: Consulta-Bernardo: 7.9 a favor de Peña / Covarrubias: 6.5 / GEA-ISA: No hubo temblor, gracias a las gestiones de Felipe Calderón.