La suerte de Cuitláhuac, el indeseable
Con el resultado electoral del domingo 19 de julio en San Cristóbal de Las Casas, se derrumban los mitos: Jorge Mario Lecieur Talavera y Sergio Lobato García no son ya un factor de peso político-electoral.
Enoc Hernández Cruz, después de su tercera derrota en las urnas, enterró su futuro político en el municipio; Hugo Pérez Moreno, a un pelo de perder el Distrito V frente a Morena; Manuel Collazo Gómez y Esdras Alonso, pastores evangélicos con base social que incidía en las votaciones.
Ana Elisa López Coello, quien dejó el cargo de consejera presidenta del IAP para naufragar como candidata a diputada local plurinominal por el PVEM en el 4o lugar de la 4a circunscripción; Mariano Díaz Ochoa, dos veces presidente municipal y una diputado local por el PRI y ahora un cadáver político como aquellas gallinas que aún sin cabeza continúan caminando.
Edgar Rosales Acuña, candidato perdedor en dos ocasiones, primero a diputado local por el PAN y a presidente municipal por el PRD, y quien mordió el polvo el domingo 19 de julio; al igual que Guadalupe Ruiz Narváez, locutora perdedora del PAN, y antes de eso regidora del PRI.
Otro mito que se desvanece es el de María Luisa Armendáriz Guerra, dueña de Nabolom, quien se ha intentado elegir en un factor de poder en el municipio, aunque el domingo 19 de julio su apuesta por el candidato del PRI, Carlos Zepeda, la dejó en calidad de fiambre, sin poder para imponer agenda y negociar en posición de poder con quien se ganó el triunfo en las urnas…