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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis., a 22 de octubre del 2014.-Hemos concluído el V Simposio de Teología India, sobre Revelación de Dios y Pueblos Originarios, con la participación de 11 obispos, 19 sacerdotes, 4 religiosas y 3 laicos, varios de ellos indígenas, provenientes de Paraguay, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Alemania y México. La Congregación para la Doctrina de la Fe envió como su delegado al Pbro. Dr. Mario Angel Flores, Rector de la Universidad Pontificia de México. Se logró un ambiente cordial para el diálogo teológico, con las obvias diferencias en matices, con precisiones que siempre son necesarias, pero con la convicción de que, en las vivencias más profundas de los pueblos indígenas, sin negar la realidad del pecado, hay muchos signos de la presencia y de la acción de Dios, que debemos conocer, valorar, discernir, acompañar para que maduren y florezcan en Cristo. El Espíritu Santo actúa también en ellos, con manifestaciones muy libres y originales.
Somos conscientes de las dudas que hay sobre esta teología, sobre su método y su contenido. A veces, se le reduce a una sabiduría, a una serie de mitos, ritos, tradiciones, sueños y costumbres, sin rigor teológico. No faltan quienes de plano la rechazan y la ven con mucha desconfianza. Otros la juzgan, sin conocerla, como una reedición de una inadecuada teología de la liberación de corte indigenista. Preferirían que no se hablara de ella y que desapareciera del panorama eclesial, o que de una vez se le condenara. Ha sido muy sabia la actitud del Magisterio de la Iglesia, al alentar estos diálogos, para caminar hacia un mayor esclarecimiento de lo que implica. No faltan, con todo, quienes dan más o igual valor a las culturas indígenas que a la Biblia y al Magisterio; sin embargo, quienes participamos en estos simposios, somos católicos de corazón y de convicción.
PENSAR
Comparto algunos párrafos que elaboramos por consenso. Cierto que algunos términos requieren mayor precisión, que ha de ser fruto de diálogos subsiguientes:
1. “Muchas veces y de muchas manera habló Dios a nuestros padres…” (Heb 1,1-2). Por ello, afirmamos que Dios ha estado y está presente en los pueblos indígenas; les ha hablado y les habla hoy. Los pueblos indígenas le han descubierto y escuchado; le han hablado y siguen hablando con El y de Él. Como dice San Irineo: “Desde el principio, con la ayuda de su Hijo, según su plan, el Padre se ha revelado a todos, a los que quiso, cuando quiso y como quiso”.
2. Desde la creación, Dios se ha manifestado de muchas maneras y sigue manifestándose hoy. Esta revelación de Dios ha llegado a su plenitud en la persona de Jesucristo, quien, por su Espíritu, se sigue revelando en los diferentes pueblos y culturas, madurándoles y llevándoles a la conversión y a la plenitud. Ninguna cultura agota el Misterio de Cristo.
3. Jesús reconoce la fe más allá de la vivencia del pueblo de Israel, como se describe en el diálogo con la mujer sirofenicia (cf Mt 15,21-28) y con el centurión (cf Mt 8,5-10).
4. La Revelación siempre se logra por mediaciones histórico culturales. Todas las culturas tienen sus valores y antivalores. Ninguna cultura puede pretender poseer la totalidad y exclusividad de la Revelación.
7. Jesucristo es aceptado y asumido por muchos pueblos indígenas. La fe en Jesucristo se expresa de diversas maneras, usando de sus categorías culturales para referirse a El.
8. Es tarea de la Teología India profundizar en el acontecimiento de Cristo, que se puede encontrar reflejado en las distintas culturas.
32 Se propone ampliar el modo de comprender la Revelación, para no excluir las diversas manifestaciones de Dios en la variedad de las culturas. Una muestra de la revelación a los pueblos indígenas es la gran riqueza de nombres y atributos de Dios en la experiencia religiosa y teológica de estos pueblos, que concuerdan con la revelación bíblica.
ACTUAR
Escucharnos, valorarnos, respetarnos, corregirnos fraternalmente, es el mejor método para hacer teología. El diálogo intraeclesial, hecho con amor, confianza y verdad, es el buen camino.