Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas, a 19 de julio de 2015.-Después de depositar mi voto por quienes considero que pueden dar un buen servicio a la comunidad, espero que la jornada electoral en Chiapas transcurra en paz, sin violencia, y que sea el pueblo quien decida a quiénes confía las presidencias municipales y las diputaciones locales.
Lamento que en días anteriores se hayan suscitado violencias en algunos lugares, por la repartición no equitativa de apoyos y ayudas a las comunidades. Ha sido muy comentada y criticado la excesiva concentración del poder y del dinero, con claras preferencias que, de una u otra manera, influyen en la ciudadanía.
Es un deterioro de la política que sea tan determinante el poder del dinero. Ya no gana quien tenga mejores cualidades, quien haya demostrado en el transcurso de su vida su calidad de servidor, quien tenga más experiencia, quien sea más honesto, quien haya llevado bien su hogar y quien tenga una familia bien integrada, sino quien tiene más apoyo económico para regalar y rifar cosas, para traer mejores conjuntos musicales, para colocar más publicidad.
Eso degrada a la política, que en sí es algo digno, cuando es una expresión de amor por el pueblo, cuando se hace por este impulso interior del corazón.
En las parroquias y en la diócesis hemos insistido machaconamente que el pueblo decida no en base a los regalos recibidos, ni a las promesas en el aire, sino en base a su discernimiento consciente y crítico sobre la confiabilidad de las personas. Ya no importan tanto los partidos, pues éstos han servido sólo de plataformas para colocar candidatos, que cambian con toda facilidad de colores según conveniencias oportunistas. Que el pueblo decida en base a su conocimiento de las personas y de sus capacidades para desempeñar un cargo. Importa la calidad de las personas, no la cantidad de dinero.
Que después de esta elección, no quede sólo basura de la publicidad, que va a tirarse y a contaminar, sino que analicemos cómo mejorar la participación del pueblo, cómo hacer leyes más equitativas para las contiendas electorales, cómo regular los gastos de campaña, que en última instancia salen de nuestros impuestos.
Invito a los diferentes candidatos a asumir con responsabilidad la decisión del pueblo. Si no fueron elegidos, que sigan trabajando con pasión por la comunidad, demostrando que lo que les importa es el bien común, aunque sea sin cargo alguno. Si el voto les favoreció, que olviden rencores y descalificaciones, que cumplan lo que ofrecieron y que sean capaces de reconciliarse fraternalmente con los demás contendientes, pues lo que a Dios más le interesa es que, juntos como hermanos, trabajemos todos por el bien de Chiapas.