Sin mucho ruido
ESPACIO LIBRE
LA COLUMNA DEL MAL SERVICIO
Definitivamente la cultura del servicio es algo de lo que mucho se habla pero que muy pocas veces se pone en práctica, y no es que no exista interés por quienes saben que sólo a través de un buen servicio se conseguirá que el cliente no sólo vuelva a comprar un producto o hacer uso de un servicio, sino también atraerá a nuevos clientes.
Es imposible pensar que más del 80% de los clientes que no regresan a una tienda nuevamente es porque no les dieron un buen servicio.
Pero algo tan simple como pensar que hay que tratar bien al cliente parece ser tan difícil que pareciera que en vez de contratar aliados, se han contratado en la empresa al enemigo que pretenden ahuyentar con su mal servicio a quienes son la verdadera razón de ser de la empresa.
Servicios de teléfono que tardan largos períodos de tiempo buscando una información básica. Restaurantes donde prácticamente hay que rezar para ser atendido la primera vez y suplicar para que sirvan la orden. Bancos que se jactan de estar interesados en satisfacer las expectativas de los clientes y no es así en algunos casos. Universidades que desatienden y desoyen a las personas que están dispuestas a pagar sus altas colegiaturas por pertenecer a ellas
y la lista continúa.
Aquí en la ciudad existen numerosos ejemplos de empresas que no le prestan atención a sus clientes que podría enumerarlas con los dedos de mi manos y pies y me faltarían dedos, y no sólo eso, en Tapachula, se dan diariamente este tipo de casos de mal servicio, que todo parece indicar que nos encanta ser mal atendidos.
¿Cuándo estas empresas se darán cuenta de que sin clientes no existen? Y si no hay empresa no hay ni sueldos ni ganancias. Son las empresas y no los clientes las que deberían rogar por que la gente se interese en lo que ellas ofrecen.
Por otro lado, también el cliente algunas veces tiene culpa de que existan este tipo de empresas. Mientras sigan comprando o haciendo uso del servicio, nada ni nadie los convencerá de que deben mejorar el servicio al cliente, pues mientras existan, los empresarios no se tomarán la molestia de tomar cartas sobre el asunto.
Incluso muchas veces la gente toma como señal de descortesía o mala educación a quien en su papel de cliente, exige calidad o un buen servicio. Cuando es todo lo contrario. Estamos en todo nuestro derecho de exigir por que estamos pagando completo el servicio o el producto, es sencillo, si se ha pagado lo exigido, se debe de recibir lo que la empresa ha prometido darte, no menos, pues no se paga menos.
Mientras no seamos una sociedad que exige, demanda y que no se queda callada, las cosas seguirán así. Ellos llenándose los bolsillos y nosotros aguantándonos en silencio. En usted está la decisión de que las cosas cambien.