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COMENTARIO A TIEMPO
PATÁN
Por Teodoro Rentería Arróyave
Dos versiones, por cierto no desmentidas, a la par de bochornosas y vergonzosas marcaron y para siempre la elección interna del candidato a la Presidencia de República del Partido Acción Nacional, PAN, en la cual como es del conocimiento público resultó ganadora la diputada con licencia, Josefina Vázquez Mota, triunfo que adelantamos por ese análisis el 1 de septiembre pasado.
Otro factor que incidió en la súper holgada elección de la ex secretaria de Educación Pública, fue su actitud y decisión de no entrar en la guerra sucia de los ataques personales y las descalificaciones, que siempre utilizó como plataforma y acción de campaña el delfín del presidente Felipe Calderón Hinojosa, el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo a quien la propia Josefina calificó de patán.
La primera versión es en el sentido de que la orden presidencial fue tajante: apoyar con todo, es decir con toda la estructura y la fuerza del poder presidencial a su amigo y consejero, Ernesto Cordero Arroyo, quien junto con el extinto Juan Camilo Mourillo, formaron un trío con compromisos políticos para llegar al poder y sobre todo, conservarlo.
La segunda versión, que a primera lectura parece inverosímil, es en el sentido de que Felipe Calderón, para asegurar poder en influencia, inclusive, después de que termine su mandato, mandó a su amigo a la contienda, sabedor de que no tenía ninguna posibilidad de triunfo pero si de malograr el posible ascenso de su acérrimo adversario, Santiago Creel Miranda.
La faena, además, tenía un doble propósito, el aparecer al triunfo de la también ex secretaria de Desarrollo Social, como el gran demócrata al ser el primero en reconocer su contundente victoria y obligar a los contendientes a aceptar sus respectivas derrotas al alzarle las manos a la ya virtual candidata del Partido Acción Nacional, PAN, a la Presidencia de la República, para ello no tuvo empachó en mandar a la guerra perdida a su hermana, Luisa María, Cocoa, y al hermano de su esposa, el inefable, Ignacio Zavala, uno de los estrategas del golpeteo vulgar, grotesco y majadero contra la Vázquez Nava.
Cómo se supone qué están ahora los vencidos, y es pregunta, cuando Josefina quien siempre hizo alarde de firmeza política, se ha convertido en la primera mujer en la posición de candidata presidencial con posibilidades de triunfo, puesto que está apoyada por una de las tres fuerzas políticas mayoritaria del país.
Los que seguimos la secuencia de la jornada comicial panista de este domingo 5, conmemorativo de la promulgación de nuestra Constitución Política, pudimos advertir a un Santiago Creel Miranda en aceptación con clase de la segunda derrota que le infringe Felipe Calderón Hinojosa, y un acabado y desesperado por derrotado, Ernesto Cordero Arroyo, quien en su arrogancia siempre se sintió triunfador.
Pese a las versiones, nadie puede negar el carácter firme y determinante de Josefina Vázquez Mota, que ha marcado su carrera política; sólo dos apuntes en los que debe reflexionar: contrario a su limpia campaña interna donde siempre se mantuvo propositiva y como gran señora, que lo es, al triunfo cayó en los ataques personales y descalificaciones contra uno de sus rivales políticos y al otro la fácil maniobra de ignorarlo.
Sería bueno sugerirle, que ese no es el camino y que sería el mejor momento de dar por terminada la asesoría del español, Antonio Solá, el publicista por antonomasia del ataque bajuno y de la guerra sucia e impúdica. Cuidado, el patán ya fue derrotado.