
México y Canadá, realidades distintas
CAFÉ PARA TODOS del periodista ALBERTO CARBOT
* UN DEBATE QUE NO DESPEINÓ A PEÑA NIETO; VÁZQUEZ MOTA, DECEPCIONANTE; LÓPEZ OBRADOR, REPETITIVO Y QUADRI, SIN NADA QUE PERDER.
* EL GOBIERNO FEDERAL ANUNCIA LA CREACIÓN DEL SISTEMA NACIONAL DE ALERTA TSUNAMI (SINAT)
Como lo planteamos la semana pasada, se suele esperar demasiado de los debates, pero en realidad sólo son una de las mil batallas con las que se gana una guerra electoral.
Lo que resulta risible y hasta ridículo, es que una edecán haya resultado la que acaparara más la atención de esa noche, por encima de la propia intervención de los candidatos.
Y en este tenor, hasta parece una farsa que el Instituto Federal Electoral se disculpara por la vestimenta de la modelo y playmate argentina Julia Orayen, que repartió los turnos de los candidatos a la presidencia durante el debate en el World Trade Center, enfundada en entallado vestido y escote infartante.
La joven apareció desnuda en la portada de Playboy en septiembre de 2008 en la denominada Edición del Bicentenario para México, y su presencia antes del inicio de este encuentro -con un vestido no propio para un evento de esta naturaleza-, provocó reacciones diversas hasta de los propios aspirantes.
Algunos medios informativos ironizaron inclusive con la idea de que la verdadera vencedora del debate fue la modelo argentina, que de inmediato se convirtió en trending topic (tema más comentado) en las redes sociales.
Leonardo Valdés, presidente del IFE, expuso que la decisión de que la modelo repartiera los turnos de los candidatos presidenciales fue de la casa productora.
Que la presencia de esta mujer y su generoso escote resultara lo más llamativo del debate, resulta lamentable porque muestra el grado de inmadurez política de los mexicanos y su tendencia a la frivolidad.
En el intercambio verbal durante el reciente debate -mera escaramuza con algunos tiros de salva-, lo que hubo quizá no repercutirá demasiado en el balance de fuerzas ya establecido.
No hubo revelaciones espectaculares o bombas que cimbraran el escenario político, por lo que todo dependió de una estrategia de desgaste y del ataque con artillería cada vez más pesada hacia el puntero.
Se sabía que Andrés Manuel López Obrador -pero sobre todo Josefina Vázquez Mota-, arremeterían con todos los recursos a su alcance contra el puntero Peña Nieto, para robarle popularidad.
Lo peor, es que sus ataques fueron tan sistemáticos, acentuados e incesantes, que les dieron poco margen para presentar sus propuestas en diversos temas. Aparte, parecía que se habían puesto de acuerdo en pegarle al de arriba.
Lo que no se esperaba es que Enrique Peña Nieto, contra lo que había dado a entender, se defendiera. La mejor defensa es el ataque, reza un proverbio popular.
Quizás entendió que si seguía dejándose golpear, podría transmitir el mensaje que sus enemigos querían, es decir, que no sabe defenderse, ni improvisar, y que sin el telepromter era incapaz de articular una frase completa, como suele decir López Obrador.
Por eso, no tuvo otra opción que defenderse y atacar. Fue una acierto como también, que usara el mismo argumento empleado por Ernesto Cordero contra Josefina en la contienda interna panista, es decir, que la ex secretaria de Desarrollo Social sólo asistió al 30 por ciento de sesiones cuando era jefa de la bancada panista en la Cámara de Diputados y que incluso sus propios subalternos le anotaban ilegalmente sus asistencias.
Desde el momento en que Peña Nieto le pidió que aclarara ese dato, Josefina pareció desinflarse. Luego, cuando se sacó otro as bajo la manga y la emplazó a acompañar al candidato del PRI a verificar -sitio por sitio- el cumplimiento de sus compromisos, la aspirante blanquiazul ya no fue la misma.
Fiel a su vocación de gurú de las charlas motivacionales, Josefina basa su fuerza en la repetición de frases de impacto y en la inflexión de la voz intentando ser persuasiva, convincente y seductora.
Pero eso funciona cuando el público es poco instruido o no posee muchas herramientas intelectuales. Inclusive sirve con aquellos a quienes les gusta el lavado de cerebro pero no para las mentes inconformes o para los que de entrada no simpatizan con la ideología que representa.
Aparte de ello, por algún problema de pánico escénico -absurdo pero real en una mujer supuestamente con tantas tablas como funcionaria, dirigente y profesional-, Vázquez Mota es una cuando se presenta ante el público, y otra cuando habla en corto u ofrece entrevistas personales.
En un atril se ve siempre acartonada, distante, fría, para decir un discurso prefabricado. Es decir, pierde espontaneidad y autenticidad.
Obviamente en la prensa afín al PAN es natural que fuera proclamada la ganadora del debate. Se trata de grupos focales que ya desde antes de ser convocados le muestran simpatía.
El verdadero resultado del debate se verá en las encuestas que se publiquen el próximo fin de semana.
LA MAFIA Y SALINAS, EL VILLANO FAVORITO DE LÓPEZ OBRADOR
En cuanto a López Obrador, se le observó cansado, exhausto, demasiado repetitivo. Terco como siempre, rehusó ceñirse a las reglas y pocas veces dedicó sus participaciones al tema que se le había asignado.
Prefirió hablar de la mafia que se apropió del poder, de los poderes fácticos, de ese discurso de la teoría de la conspiración que tan bien maneja, pero que a estas alturas ya es aburrido.
Hoy en día hablar de Carlos Salinas como el enemigo número uno ya resulta un poco fuera de moda. A muchos jóvenes en edad de votar, el nombre del ex presidente ni siquiera les suena un nombre familiar. Mucho menos significa nada hablar de Santa Anna o de Lucas Alamán.
El eterno aspirante se vio muy incongruente al olvidarse de su nueva prédica de la República Amorosa y dejó asomar otra vez al López Obrador pendenciero, rijoso e intolerante.
Eso sí, sabe defenderse muy bien, como cuando Peña le insinuó los casos de René Bejarano y Gustavo Ponce. El Peje hábilmente señaló que la diferencia es que mientras ambos fueron encarcelados Peña Nieto, tesorero de Arturo Montiel, estaba ahí mismo frente a él.
Por otra parte, el que Gabriel Quadri resultara ganador, según algunos portales informativos no es una sorpresa. En todos los debates de todo el mundo suele suceder que el benjamín de la contienda -el que va más abajo en las encuestas-, tiene oportunidad de mayor lucimiento en una disputa como ésta, por cuanto no hay quién le haga mella, porque en términos claros, no representa ningún peligro para nadie.
En esa tesitura, Quadri tuvo toda la libertad para criticar a los políticos, como los llamó -sin aceptar que detrás de él está la poderosa dirigente sindical de los maestros, Elba Esther Gordillo- y logró esbozar todas sus propuestas en múltiples temas.
En especial se vio muy diestro en el manejo de aquellos que son de su especialidad, como los ambientales y energéticos.
Sin embargo, si hubiese que proclamar a un ganador, así sea por estrecho margen, se diría que fue Peña Nieto.
Quizá no sea un orador nato, ni un hombre de discurso inflamado que encienda a las multitudes, pero tampoco resultó ser un neófito, palurdo, o analfabeta político.
Se diluyó el mito de que no era capaz de hilvanar una frase completa, sin un guión frente a sí, y que no podía esbozar ningún discurso.
Como dijimos la semana pasada, hicieron mal tanto López Obrador como Vázquez Mota en minimizarlo, en minusvalorarlo. Peña Nieto es capaz no sólo de articular buenas frases, sino inclusive ha aprendido mucho a defenderse en la tribuna. Se nota que se preparó muy bien puesto que fueron contadas las veces en las cuales se le vio dubitativo.
El ex gobernador del Estado de México puso en aprietos inclusive a López Obrador, cuando habló de sus cuantiosos gastos en comunicación social.
Quizá sea dudoso que Peña Nieto aumente su caudal de votos en forma sustancial. El problema es de expectativas. Como se pensaba que podía ser vapuleado y perdería muchos puntos, al lograr defender su actual ventaja, gana mucho. Y esto no es una victoria menor. Al tiempo.
GRANOS DE CAFÉ
La cultura de la prevención ha comenzado a cobrar cartas de naturalización en el país. La interminable cadena de riesgos naturales a los que está sujeto el territorio nacional y las tragedias causadas por los huracanes Gilberto y Stan, la explosión del Chichonal, la inusual actividad del Popocatepetl -y la ola de sismos registrados en las últimas semanas-, además de generar sicosis entre la población, ha generado una gradual conciencia en toda la población, pero especialmente en el gobierno que ahora anunció la creación del Sistema Nacional de Alerta Tsunami (Sinat).
Mucho tiene que ver en esta nueva actitud preventiva, el trabajo realizado por los integrantes del Sistema Nacional de Protección Civil, que han detectado una amplia variedad de riesgos potenciales en las distintas regiones de México.
Naturalmente con más de 11 mil kilómetros de litorales y 3.2 millones de kilómetros cuadrados en zonas marinas, México está más expuesto a sufrir los efectos de tsunamis que ocurran en cualquier región del mundo, por lo que la creación el Sinat por parte de la Secretaría de Gobernación, tiene la finalidad de generar información y conocimiento que ayude a determinar el nivel de riesgo de los litorales del país, así como vigilar y alertar sobre estos eventos ocurridos en cualquier parte del mundo
El acuerdo, publicado hoy en el Diario Oficial de la Federación, tiene también la finalidad de fomentar la cultura de la autoprotección en la población, así como capacitar a las unidades estatales y municipales de Protección Civil para enfrentar un fenómeno de esa naturaleza.
La coordinación operativa del Sinat recae en la Secretaría de Marina, la cual deberá instaurar el Centro de Alerta de Tsunamis (CAT). También lo integran las secretarías de Gobernación y de Comunicaciones y Transportes, así como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California.
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