Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
BEJALTIK
(Muchos Caminos)
F. Darinel
Caminito de la escuela,
pataleando hasta el final,
la tortuga va que vuela
procurando ser puntual.
Francisco Gabilondo Soler
YO SOY TU DUEÑO
LOS CAMINOS DE HOY
¡Cambiazo!
Me encontré el fin de semana con un compa de un municipio cercano al nuestro, e iniciamos a platicar primero de espantos, luego de polecías, después de las casas empeño y finalmente de políticos, en este punto muy seguro y tajante me dijo; en algún punto de nuestra conversación: bueno todos son unos cabrones
¡todos! y todos le meten mano al dinero del pueblo, más si son alcaldes, y aunque sabemos que es cierto esto, con los papeles y bandideces que hacen no lo podemos comprobar. Y es cierto porque luego de que ya fueron presidentes; y después que no tenían nada antes de ser; muchos de ellos, ya después se convierten en ricos empresarios.
Los muertos de hambre
Y continuó diciéndome
Y aunque ya lo sabemos, a algunos se les perdona, eso sí, si por lo menos hicieron algo bueno para el pueblo, y que vaya a durar para muchos años. Pero tratándose de estos cabrones; aquí en la región los peores son los de Tzimol y los de La Independencia, que esos a pesar de que ya saben que al termino van quedar bien, sin perder tiempo desde un principio; bien muertos de hambre, inician a guardar el quesito muy afligidos, porque también desde el principio se vuelven unos putos ratones avaros y llorones. Hay stan diciendo siempre como chamacas sentidas, o más bien como esas viejas rajadas que al final se echan para atrás en sus compromisos o no quieren reconocerlos, que no pueden pagar o comprar esto o aquello, que no pueden hacer tal obra o dar apoyos a las escuelas, que porque no hay presupuesto, que su techo financiero ya está definido y es muy, pero muy poquitío, y
luego le echan la culpa de sus mentiras a los que ya se fueron y terminan diciendo: además nos quedó una gran deuda
se llevaron todo, y cada mes ando con una deuda de tantos miles de pesos para pagar nominas y proveedores .
Pero
faltó, faltó.
Y después de escuchar esa dura, pero aguda reflexión de El Raflex, pensé: me cae que sí es cierto, pero además faltó que este mi compa dijera que hasta los tesoreros de estos municipios, sea de la administración que haya sido o las recientes y presentes, también se vuelven avarientos; hambreados, y manipuladores tesoreros manipuladores y bandidos, en el caso de que los presidentes no sean muy listos o muy vivos que se diga, como el actual caso de La Independencia- también estos tesoreros se parecen como aquel cuento comiteco que me narraron, que según dicen que en un sermón del famoso Padre Carlos dijo: Hay que ser generosos, caricativos, no basta con estar aquí todos los días en la iglesia somatándose el pecho, como la Tía María Ortiz que se la pasa diciendo: Señor soy tuya, soy tuya, pero mi dinero
¡es mío! ¡es mío!.
El verdadero presidente
Bueno pues así como este caso y como este cuento, que bien concuerda y que bien le va al actual tesorero de La Independencia, quien me dijeron que también por ahí se la pasa diciendo cuando esta bolencón, y solo con sus amigos más íntimos: le tengo bien tomada la medida a Tío Lacho, como no sabe, ni entiende, yo soy el que le dice qué hacer y me hace caso
es obediente. Huuummm, o sea que: está cincho Tío Lacho, además parece ser que ya lo arriendó bien el Ramón, lo tiene bien domadito, y de serrero lo venció y lo puso manso ¿o menso?… ¿sabeeer?, en fin que este Ramón me recuerda al Celerino de La Trinitaria, cuando don Israel Calvo era el preciso de Zapaluta, y era el monigote de este personaje y de otros compas, así el Ramón, que por lo que ha dicho, tiene bien aleccionado a su alumno Lacho, además que ambos mueren de avaricia, justo como lo han sido sus predecesores y
también igualitos que en el municipio de Tzimol, y si no vean la dupla Martín Gordillo, Miguel Mueres , y al revés, porque como rabanito ya está repitiendo el Martinsote: la dupla Miguel Mueres, Martín Gordillo, que lo avarientos y hambreados, al igual que los de La Independencia, nadie se los quita
. ¡qué barbaros! hay que ser cuch pero no tan trompudos, porque hasta lo que parece que se van a encajar, hasta con eso son avarientos, como si fuera en verdad su dinero, pero qué le vamos a hacer, así son pué.
ALGUNAS VEREDAS
De Alejandro Molinari (II)
Otro pequeño ensayo, pero igual de ingenioso, agudo, culto, proverbial, elocuente y fino, me envió también el buen Maestro Alejandro Molinari, ensayo, para el que no daré mayores preámbulos, aquí el ingenio de El Arenillero:
CARTA ABIERTA AL HOMBRE MÁS RICO DEL MUNDO
¿Cómo tratar al hombre más rico del mundo? ¿Don Charlie, por aquello de que un nombre extranjero da más caché? El tío Eugenio recomendaba: Al poderoso y al humilde tratalos por igual, pues ambos provienen del mismo animal racional, así que, siguiendo dicho precepto, en seguida, cada vez que se diga don Carlos se tratará de Carlos Slim (tratarlo de tú o de vos ¡sí ya sería una exageración!).
Don Carlos, sé que anda Usted metido en pleitos con Televisa y con Teveazteca. Es un poco como esos maravillosos capítulos de los cómics donde los Súper Poderosos se enfrentan entre sí. No tendría que estar a favor de alguien de los dos contendientes porque no acostumbro apostar ni soy aficionado a las luchas o peleas de box, pero sí debo confesarle que entre aquéllos y Usted ¡su esquina me es menos desagradable! Creo -de veras así lo pienso- que sus empresas hacen menos daño a la patria que las dos empresas de televisión abierta.
Muchos, don Carlos, lo acusan de que Usted también es un perverso. Constantemente recibo correos electrónicos donde explican, paso a paso, cómo sus empresas de comunicación telefónica nos birlan bilimbiques a los mexicanos honestos con tarifas altas y con redondeos por centavos (¡por esto, aseguran, Usted se embolsa millones de dólares en forma brutal!). Pero, he de decirle que hasta en las altas esferas de la perversión ¡hay clases! Y como que Usted tiene más clase que sus contendientes. Usted no lucra con el sentimiento como sí lo hacen los otros (basta ver lo que hacen con nuestro corazón teletonero cada vez que emplean el dinero de los mexicanos para deducir sus impuestos); usted no maleduca al pueblo con esos programas televisivos especialmente hechos para retrasados mentales.
Por esto, don Carlos, tengo la ligera esperanza de que cuando logre la concesión para un canal abierto de televisión se erija en un adalid del arte y de la alta cultura. ¿Imagina don Carlos que Usted empleara la paga que nos birla a todos los mexicanos para que nos la regresara traducida en arte, así como ahora hace con el Museo Soumaya, dedicado en memoria permanente de su esposa? Pero, bueno, esto será cuando Usted logre la concesión. Mientras tanto, le sugiero que emprenda una gran campaña de mecenazgo en toda la república. Ahora que ya segó la publicidad a las grandes empresas televisivas (motivo por el que ahora le echan más lodo del que produce un tsunami), ¿por qué no reparte esa publicidad a todas las revistas relacionadas con la pintura, el grabado, la literatura, el cine y demás chunches intelectuales? ¿Por qué no emprende una gran campaña para el fomento de la lectura con la impresión de miles y miles de libros que se
obsequien por todas las plazas de México? ¡Miles y miles de artistas cumpliendo su sueño a través de su mecenazgo! ¿Por qué no le da en la torre a esas propuestas absurdas de que los Ninis (los que ni estudian ni trabajan) se enlisten en el ejército o no tengan otro camino que el de la delincuencia? ¿No le parece la idea de transformar al país gracias a la paga que Usted tiene? ¡Pero en serio! ¡No con migajas como eso de Iniciativa México!
¿Qué va después de ser el hombre más rico del mundo? ¡No hay más, don Carlos! Lo digno es destinar toda esa paga brutal en allanar el camino de este país para hacerlo más justo. Una vez Usted dijo que tener un país de pobres no era un buen negocio. ¡Claro que no! ¿Qué tal que se decide a hacer de este país un país de ricos en todos los campos del arte? ¿Imagina un México sin Ninis? ¿Un país donde sus jóvenes caminen, orgullosos, por las plazas debajo de los cielos más altos?
¡No se meta a pelear con los de las televisoras abiertas! Mejor deles una bofetada con guante blanco y genere un país donde todo México sea Telcel; es decir Territorio libre de cerebros libres. Ahí se lo dejo de tarea. Creo que Usted, de veras lo creo, está destinado para cosas más altas y supremas. ¿Qué le cuesta? ¡Nada! Sería como quitarle un pelo a un osito de peluche o una pluma a un tecolote. Sí, la mera verdad, me cae Usted menos mal que los otros compas perversos. ¡No me decepcione! Le mando un abrazo.
Es cuanto