
México y Canadá, realidades distintas
BEJALTIK
F. Darinel
La tarde más se oscurece;
y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Antonio Machado
¿¡CÓMO FUI A OLVIDARLO!?
LOS CAMINOS DE HOY
93 años nos separan
Anteayer, 10 de abril, conmemoramos un aniversario más del asesinato del General Emiliano Zapata, caudillo del sur y enorme guerrillero, de quién ladrones y farsantes, cobardes encapuchados y haraganes han hecho uso de su nombre y de su efigie, de sus ideales y de su grito libertario. Pero en fin, este es un tema que abordarlo resulta bastante espinoso y difícil de discutir, sin embargo el día 10; el día de anteayer también fue un motivo más para abusos y escándalo, mentira y más mentira, en nombre de un muerto, que lucho por tierra, por trabajo, no por robos y haraganería, y que también luchó por lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos ya había consignado
libertad.
No es menos
Al referirme a mi General Zapata, pareciera ser que hace casi dos años, no tenían mayor valía los primeros 100 años de haberse iniciado la revolución, por sobre los 200 del inicio de la lucha por nuestra independencia; aunque eso sí hace más de medio siglo se olvidaron de los primeros 100 años de la Guerra de Reforma, en donde Juárez fue el gran artífice, que consolidó a la república en un verdadero estado nacional. Pero regresando al punto de partida, de que no está La Independencia por sobre de La Revolución o al contrario, sino que están en la misma valía social, pero que el gobierno federal, muchos estatales y municipales no lo consideraron así, pues le dieron más interés al bicentenario, y al centenario; algunos nada de nada, pero en el caso del municipio de Las Margaritas, cuando era presidente Rafael Guillén, recuerdo que le dio su justo valor al bicentenario, y por sobre todo a Zapata.
Por lo menos hay
Aunque ya ha quedado para la posteridad, y como muestra de esos primeros 100 años de revolución, la estatua de Zapata que se develó en el bulevar del sol, quien es el tercer gran guerrillero de nuestra nación, quien al lado del Generalísimo José María Teclo Morelos Pérez y Pavón y Vicente Guerrero, son; a caso, los tres únicos y reales héroes de la historia de México. Zapata de quien su nombre; y no dudo que en esto tenga algo que ver la sucia mano gringa, su nombre en los últimos años; al igual que El Ché, ha sido prostituido y denigrado por grupos de pandilleros, que utilizan su efigie como símbolo de abuso y robo, grupos que al grito y escritura de la consigna Zapata vive, roban predios, humillan a pobres, trabajadores y obreros, como ellos se dicen también ser; entorpecen la circulación vehicular en carreteras de cualquier tipo y lugar, e inclusive cobardemente se tapan el rostro con un pasamontañas, como ese famoso EZLN que no era, ni es más que un ejército de mercenarios al servicio de Carlos Salinas de Gortari, quienes engañando y aprovechándose de la pobreza extrema en que viven nuestros hermanos indígenas, cobardemente decían tener el carisma guerrillero de El Caudillo del Sur, que sin mascarás peleaba, que sin abuso hacia los suyos luchaba y sin máscara, más que con honor y hombría, cayó abatido por la traición en la hacienda de Chinameca, en el estado de Morelos un 10 de abril de 1919.
Sí vive
Ese Zapata que cayó e inmediatamente se levantó del suelo, para que viviese por siempre en la esperanza de los oprimidos y los verdaderos y valientes luchadores, no de los que con las supuestas luchas ahora son dueños de concesiones de taxis y servicio colectivo, de esos que son ahora empresarios ricos, con casas de valores elevados y que: diversificaron la lucha por la tierra, hasta el grado de llegar a defender a lenones, vendedores de productos ilegales, mareros que nos son otra cosa que ladrones y asesinos, y diversas personas y cuestiones que están dentro de lo ilegal y lo aborrecido por la sociedad actual.
Ahí está
No, esos no dignifican, ni reviven la lucha y las fatigas de Zapata, no son capuchas, o abusos, o robo, o escarnio, o secuestro, o violaciones a ley, o prostitutas de urnas electorales, no, esos no son Zapata, porque Zapata no va más allá de una tesis o de una reflexión que apesta a intelectualoides, Zapata está presente en los pobres que luchan honradamente y que no cesan en su esfuerzo, a pesar de mil caídas, está presente en la fábrica, en el agro, en los que perdiendo la fe buscaron trabajo en otra nación o en otras latitudes de nuestra patria, está en cada uno de nosotros, cuando decidimos con valor enfrentar la injusticia y está fuera de todos, cuando solo lo usamos como razón social, o simplemente como un recuerdo lleno de guirnaldas y ofrendas, y discursos, y lleno de mentira y cansancio por seguir luchando.
Es cuanto.