Itinerario político
BEJALTIK
F. Darinel
Tu palabra es una lámpara para mis pasos,
y una luz en mi camino
Sal 119 (Nun 105)
IXMUCANÉ
LOS CAMINOS DE HOY
Hoy es 28 de agosto, y un día como hoy, pero de 1814, Don Fray Matías de Córdova y Ordoñez, en el templo de San Sebastián, en una misa matinal, desde el pulpito proclamó la independencia de Chiapas.
Por eso hoy en el recién remodelado Parque La Corregidora, el de mi barrio, San Sebastián, tal vez llegue el ejecutivo estatal en funciones y el electo tal vez, y se rememore aquel acto valiente, del cual ya comentaré con mayor amplitud, en concatenación con el tiempo que vivimos.
De igual forma hoy está de manteles largos la Central de Abasto 28 de Agosto, debido a que lleva el mismo nombre de esta fecha, y como siempre festejaran en grande, con harta comida y harto traguito, aunque si de festejo se trata para este mercadote, no hay mucho que festejar, es un verdadero caos y con problemas aun mayores.
Así, este fin de semana y hoy fue de fiesta para las personas de la tercera edad, que hoy 28 de agosto celebran el Día del Abuelo, festividad tradicional desde 1973, fecha en la que como es acostumbrado se reúnen las familias de los municipios, para celebrar este gran acontecimiento.
Y ya para despedirme, dejó para la reflexión y para generar aun más respeto y reconocimiento a nuestros abuelos; a nuestros padres y tíos, un poema que debe ir en nuestra conciencia, para valorar y saber el gran peso que tienen en la vida de todos, nuestros abuelos, y para irnos preparando; si Dios no s da esa oportunidad, cuando lleguemos a los dorados tiempos.
Aquí este bellísimo poema
CUANDO SEA VIEJO
El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten
paciencia, compréndeme.
Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide cómo
atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase
enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando conversas conmigo, repito y repito las
mismas palabras, que sabes de sobra cómo termina, no
me interrumpas y escúchame.
Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que
contarte miles de veces el mismo cuento hasta que
cerrabas los ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis
necesidades, no te avergüences y comprende que no
tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas.
Piensa cuantas veces cuando niño te ayudé y estuve
paciente a tu lado, esperando a que terminaras lo que
estabas haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme; no me
regañes por ello.
Recuerda los momentos que te perseguí y los mil
pretextos que te inventaba, para hacerte más agradable
tu aseo.
Acéptame y perdóname. Ya que soy el niño ahora.
Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las
cosas tecnológicas que ya no podré entender, te
suplico que me des todo el tiempo que sea necesario,
para no lastimarme con tu sonrisa burlona.
Acuérdate que yo fui quien te enseñó tantas cosas.
Comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida
tan bien como lo haces, son producto de mí esfuerzo y
perseverancia por ti.
Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue
a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo
que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo
hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante
lo que hablaba y me conforme con que me escuches en
ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Se
cuánto puedo y cuánto no debo. También comprende que
con el tiempo ya no tengo dientes para morder, ni
gusto para sentir.
Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para
andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice
yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles
piernas.
Por último, cuando algún día me oigas decir que ya
no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades.
Algún DIA entenderás que esto no tiene que ver con
tu cariño o cuánto te ame.
Trata de comprender que ya no vivo sino que
sobrevivo, y eso no es vivir.
Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los
caminos que has debido recorrer.
Piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar
estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo,
pero siempre contigo.
No te sientas triste o impotente por verme como me
ves.
Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice
cuando empezaste a vivir.
De la misma manera como te he acompañado en tu
sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío.
Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y
sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.
Si yo te olvido, por favor no te olvides de mí…
Es cuanto.