Itinerario político
BEJALTIK
F. Darinel
Tu palabra es una lámpara para mis pasos,
y una luz en mi camino
Sal 119 (Nun 105)
EN POSTIEMPOS
LOS CAMINOS DE HOY
Hechos menos
El letrero decía así: Prohibida la entrada a perros, chinos, negros y mexicanos, un letrero que cuando fue conocido en Dallas; Texas. E. U., inmediatamente fue criticado de forma muy fuerte y en contrario, pero inmediatamente fue imitada esta leyenda en un sinfín de lugares públicos de los estados sureños gringos, los cuales por tradición han sido los mayores esclavistas, situación con la que crearon las grandes plantaciones de miles de acres de tierra, a costa de la sangre y el sufrimiento de los esclavos negros.
Arte en el dolor
Con todo ese dolor y en mitad de las plantaciones entonaban los desgarradores hollers, o para también olvidar esa monotonía lastimera a cada golpe de hacha, del pico, a cada corte de la hoz, a cada martillazo en grupo cantaban los shanty ohoolers, que más tarde se convirtieron en Jazz, en Blues, en Rock y en funk, música muy propia de las personas de color negro de estados unidos, pero que por la todavía no superada segregación racial sureña, les fue censurada, despreciada y hasta robada, para luego convertirlas en éxito por el solo hecho de ser negros y hecha éxito con los Beatles, o Elvis Presley, o James Dean por ser blancos.
Algo de historia
Esa situación de extremo sufrimiento, nunca pasó por alto en el sensible espíritu de Harriet Beecher Stowe, una jovencita que desafió y denunció una atroz forma de vida de los esclavos mediante la literatura y que; según la tradición gringa, su libro: La Cabaña del Tío Tom, desencadenó La Guerra de Secesión, la que en un principio fue una verdadera guerra separacionista de los 11 estados confederados del sur en contra de los estados del norte o La Unión, pero que en 1863 pasó de guerra separacionista para formar un nuevo país, puesto que los estados sureños ya habían proclamado su independencia, a ser una guerra por la abolición de la esclavitud, misma que terminó a principios de abril de 1865 con el triunfo de los estados del norte; La Unión, y fue la razón por la que el actor John Wilkes Booth, en la mitad de ese mismo abril, asesinara a Abraham Lincoln.
La igualdad lo mató
Esa misma razón de odio y discriminación, fue la que causó en Dallas; Texas en 1963, el magnicidio de John F. Kenedy; después de iniciada la lucha emprendida por el Dr. Martin Luther King por no más segregación y desprecio para la raza negra y la integración de blancos y negros en las escuelas en los estados del sur, lucha con la que estaba de acuerdo Kenedy, lo que al parecer fue la razón del asesinato del presidente más joven en la historia de los Estados Unidos.
Debemos ser
Hoy me ocupo de escribir un poquito sobre esto, porque nuestro concepto cultural; y si de algo sirve esta humilde aportación, debe de cambiar para evitar y detener algún día esa inmigración de masas de pobres en extremo, que las condiciones paupérrimas y la falta de oportunidades generan, debemos de cambiar ese sentido y concepto paternalista que ha generado parásitos y hombres sin honra, que esperan tiempos de elecciones para vender su dignidad por unos cuantos pesos, para unos cuantos días de comida, a cambio de muchos días de hambre.
Con coraje
Debemos de cambiar el concepto de todo me lo da el gobierno, a construyo y logro con mis propias manos, debemos de cambiar el concepto cultural de un espíritu abatido y sin decoro, a un espíritu emprendedor y de lucha, debemos hacerlo urgentemente porque el futuro que avizoramos ya no es nuestro, es de los nietos y los chosnos de nuestros hijos, debemos enseñarlos a luchar, a no refugiarse en esperanzas de barro, sino en trabajo y ambiciones honradas y claras, debemos cambiarlo porque el destino, el futuro y la razón histórica de los nuestros debe dejar de sucumbir ante el odio de muchos fantasmas que nos consideran inferiores.
Resurrección
Resulta claro que ahora que creíamos que ya no eran necesarios los Mandela, los Luther King, los Hidalgo, los Jesucristo y los Ghandhi, nos damos cuenta que muchos odios, muchos conceptos torcidos, muchas oprobiosas frustraciones no han desaparecido, ni duermen, ni se esconden, están tan presentes que si no los detenemos con trabajo y desarrollo, con levantar la voz y con dignidad, el destino de los nuestros estará echado y no tendrá otro final, que no sea el que tanto tememos y del cual preferimos no pensar.
Es cuanto.