
Humildad y distinción
BEJALTIK
F. Darinel
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre
Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
Antonio Machado
LUZ Y SOMBRA
LOS CAMINOS DE HOY
Error rotundo
Hace cerca de mes y medio, un día platicando con una amiga, con la que coincidí en los frescos pasillos interiores del Centro Cultural Rosario Castellanos; uno de eso días de cuando ya habían amainado los ventarrones de marzo, al concluir nuestra breve charla juntos salimos a la calle y nos pegó de lleno en la cara el calor, que por esos días había iniciado a subir; tal ves estábamos en esa ocasión como a treinta y tres grados Celsius, escala de medición de temperatura que es mejor conocida como la escala centígrada. Al sentir el golpe del calor, con molestia dije: -uta ¡cuanto pinche calor! Por lo que ella rápidamente reviró y me dijo: -no, no digas eso, mejor agradece que hay; y aunque nos esté sofocando, debemos darle gracias a Dios, porque hay, porque al sentirlo; y aunque nos moleste, eso significa que todavía tenemos la capacidad de apreciar; que hay vida y que todavía podemos disfrutarlo, porque cuántos no quisieran sentirlo así y no se molestarían; cuántos no desearían sentir tanto calor, para saber que todavía hay esperanza de vida y de crecer. Me dejó callado y sobre ese asunto he estado pensando a partir de ahí.
La pródiga vida
Ya ven que los fines de semana aprovecho este espacio, para discernir al lado de Ustedes; amables lectores, algunas cosas que forman parte de lo cotidiano, o para situaciones inherentes a este espacio, pero como esas cosas no requieren mayor sapiencia, por ello aprovecho la holgura de los fines de semana para proporcionarles una lectura ligera en esta plaza, y por eso es que inicié con el anterior comentario, porque de ello deriva que en este momento les diga: ahora que está este duro, pero generoso calor, dador de vida, que los aguaceros; como el de anoche, nos arrullan para dormir, que la violenta granizada de hace unos días le pegó duro a los frutos verdes, a los retoños, a algunos humildes tejados que resquebrajó y que el granizo; el fresco hielo, nos sitió por una hora; ahora que hay sol, mucho y fuerte, y buen sol, a todos Ustedes, les deseo que el fin de semana y más de los lluviosos, y calurosos días que están por llegar, les sea de mucho provecho y magnánimo con su vida. Y quise entrar así antes de algunos saluditos, porque realmente necesitaba hacerlo y seguir, como siempre, deseándoles que el Gran Arquitecto del Universo, los colme de bendiciones y paz por siempre.
Con una sonrisa
Es muy grato y muy dignificante, que muchos de Ustedes; respetados lectores, que leen a diario estos comentarios, de los cuales ignoro quiénes son la gran mayoría de los que así lo hacen, cuando llegan a encontrarme los que me conocen y recuerdan que quieren comentármelo, me digan: yo te leo diario o, me gusta mucho lo que escribís, así como me dijo ayer mi muy apreciada amiga; que es maestra de la Eseco y la Secundaria Josefina García, la siempre guapa y sonriente Sonia Santiago Coello, quien me comentó que todos los días espera la llegado de mi primo Chusito a su escuela, para comprar su Meridiano 90 y luego después de enterarse, hacer el favor de leer las consuetudinarias reflexiones que aquí vierto, pero lo más agradable es que los que así lo han hecho, me lo dicen con muchísima deferencia y con sonrisas, justo como ayer me lo dijo Sonia, y eso; queridos lectores, eso no tiene precio alguno. Por ello vaya con todo mi aprecio y con toda la sinceridad, mi agradecimiento y mi saludo por tan amables palabras de Sonia, que lee y aprecia este esfuerzo diario, y estas reflexiones.
Para Marcos
De igual forma lo hago para mi primo Héctor Abarca López, quien de la misma forma me comentó el otro día, en casa de Rosy Pérez, que era un fiel lector de este espacio, claro cuando y cuanto más puede comprar Meridiano 90, y si no en el trabajo, o en alguna oficina en donde se encuentra con la edición del día de este matutino; al igual que Sonia, luego de enterarse de distintas cosas, deja para la lectura última el espacio donde convergen y divergen estos muchos caminos; bejaltik en tojolabal, y asiente o disiente de los comentarios que expreso. Pero lo más importante es que tengo de él; más allá de los lazos consanguíneos que nos unen, su fidelidad de lector, su consideración y su atención, que como expresé anteriormente, eso no tiene precio alguno, y no es que yo esté publicitando una conocida tarjeta de crédito, sino que en realidad ese tipo de comentarios, son esos pequeños, y a la vez grandes triunfos invaluables que la vida a todos nos da en su momento. Y cuando el esfuerzo así es recompensado, lo correcto y atinado es decir: muchas gracias Héctor, por ello vaya para ti un saludo y un abrazo filial por tu preferencia.
Requiem de vida
Y para terminar con los comentarios del día de hoy, en primer lugar pido una disculpa muy sentida y muy profunda, por no haber estado solidarizándome con la familia amiga, Castillo González, de quienes no supe que atravesaron, y siguen pasando por él, momentos muy difíciles, pues el día 19 de abril pasado, en un trágico accidente ocurrido en la súper carretera San Cristóbal Tuxtla Gutiérrez; cuando ya casi arribaba a la gélida Jovel, perdió la vida Leonel Castillo González, el hermano de una entrañable y querida amiga; Nancy Castillo, por quien desde este espacio envío una oración por los nuevos derroteros que su alma ha de emprender, así como un muy sentido pésame a su esposa y familiares. Pero también envío desde aquí, el mejor de mis deseos y bendiciones, para su esposa y para su pequeño hijo, que 18 días después del fallecimiento de Leonel, llegó a este mundo; el 7 de mayo a las 2 de la madrugada, para ser preciso, y que con lo aprendido y enseñado por Mendel, ahora estamos seguros que renacemos y revivimos en las generaciones siguientes, de ahí que cuando Leonel partió, no tardó mucho en renacer en su pequeño hijo, a quien le deseo una vida plena y llena de mucha felicidad, y aunque no tengo la fortuna de conocerlo en persona que Dios bendiga al pequeño Leonel Castillo López.
Es cuanto.