Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
BEJALTIK
F. Darinel
TODOS IGUALES
LOS CAMINOS DE HOY
Así lo creemos
Estamos tan bien, tan cómodos en nuestro pequeño mundo de confort, que creemos, o más bien nos olvidamos que a nuestro alrededor existe una infinidad de personas que tienen disminuciones físicas o intelectuales, y creemos que ese es un mundo al cual no pertenecemos, o más bien es un mundo al que damos por sentado que jamás accesaremos. Es tal nuestra soberbia que los vemos o los tenemos proscritos de nuestra conciencia, inclusive hasta cuando nos les dirigimos; porque la gran mayoría así somos. Por citar a un invidente, le hablamos de tal manera que pareciera que le estamos hablando a una persona con debilidad intelectual, sin darnos cuenta que a quien le hablamos es a un individuo con facultades mentales plenas, pero con una deficiencia física visual, lo cual no es símbolo de deficiencia intelectual, pero en eso no pensamos, solo creemos que son inferiormente diferentes a nosotros y por ello, como decía, hasta un invidente le hablamos como si estuviese limitado fuera un tonto.
A pesar
La anterior introducción la hago, porque a pesar que ha avanzado el reconocimiento, como nuestros iguales que son, las personas con alguna debilidad o deficiencia física o intelectual, sin dolo alguno, así lo considero, no nos damos cuenta que tan solo, y para empezar, en nuestra forma de hablarles a ellos, tiene ese dejo de: eres inferior a mí, o eres como un niño para mi y de ahí que nuestra forma de hablar y trato sea diferente para con ellos. Por eso mismo este día, en primer lugar reconozco la labor continua, valiente y decidida de muchos años en pro de todos esos hermanos, de mi buen amigo Gerardo, quien jamás se ha rajado y continúa luchando en pro de las personas que tengan alguna debilidad de las que ya mencioné.
Aun sin esa luz
Recuerdo una ocasión, cuando platicaba con él, me dijo muy seguro y como si lo hubiese visto, aunque eso no es posible porque es invidente, me dijo lo siguiente: qué bueno que le dieron su manita de gato las calles del centro, quedaron muy buenas, están muy bonitas, lo malo es que nunca piensan en nosotros, si te ponés a contar cuántas rampas para minusválidos existen en las banquetas, que pretenden ser de hace mucho, cuando Comitán todavía tenía calle empedradas, te vas a dar cuenta que estas benditas banquetas no tienen nada de rampas, salvo la de Banamex, que termina en Bancomer.
Demostrado
Me sorprendió escuchar lo tan bien recorrido y observado, a través del tacto, por parte de Gerardo, y me quedó más claro que gente como él, que desde que nació no ve, tiene una forma diferente de poder ver la vida, pero por sobre todo el espacio físico que lo rodea. Eso me dejó aún más en claro las potencihabilidades de estos hermanos nuestros, pero también me dejó aún más claro; de forma descarnada, lo olvidados que tenemos a nuestros hermanos que tienen cualquier tipo de debilidad, que los tiene en una clara y absoluta desventaja frente a nosotros.
Verdugo
Por esa misma razón, imbéciles, como un chofer de la línea Montebello, que ayer por la mañana le fue arrojada una piedra al parabrisas de su unidad, por un muchacho que padece de sus facultades mentales, chofer que al notar la avería que había causado este joven, cuando le arrojó una roca, bajó para reclamarle y al momento que notó que era un débil intelectual, como el mejor de los amos de las plantaciones de tabaco gringas, ató por la espalda a este muchacho; lo ató de las manos y los pies, para después propinarle una tunda inmoral, grosera, abusiva, pero más que nada una golpiza de indignación. Al poco rato llegaron otros igual de imbéciles que él, que el golpeador, y cuando este les narró la razón de porqué martirizaba a este muchacho, no le dijeron nada, le perdonaron el abuso, y este maldito de la vida, por sus propias acciones, tranquilamente abordó su unidad de pasaje y se retiró del lugar, como si nada malo hubiera hecho, y esta es una clara muestra de cómo concebimos, y por la misma concepción que tenemos, de cómo, según la irracionalidad es posible abusar, menospreciar y lastimar a gente con algún tipo de debilidad.
Tomados en cuenta
Por cierto, y antes de que se me olvide, desde hace días que quiero aplaudir la decisión del presidente municipal de Comitán, Toño Aguilar, quien decidió que se construyera, en un espacio libre que estaba en la Central de Abasto, el cual era pretendido ser robado por una infinidad de líderes y sus agremiados, decidió que en este lugar se construyeran otros sanitarios, pero para personas con discapacidad física, una decisión atinadísima, que demuestra, o más bien nos recuerda, cómo debemos comportarnos y cómo debemos reconcebir, o reconceptualizar a nuestros hermanos que tienen diferencias notorias, tanto en el aspecto físico como en el intelectual, y aquí reitero mi felicitación al alcalde comiteco, puesto que una manzana, que parecía estar podrida y que parecía sería motivo de discordia, se convirtió en un monumento al respeto y a la consideración, de otros seres humanos que son tan iguales a nosotros y que tienen derecho a las mismas oportunidades.
Hacia la equidad
Ojalá y que el estúpido que golpeó a ese joven que padece de sus facultades mentales, sea reconocido, para publicar su foto en cualquiera de los rotativos de nuestra ciudad, para que la gente distinga perfectamente a otro delincuente más, un valiente que se aprovecha de la debilidad de otros, pero que además el hecho que les he narrado y que es noticia, sirva para todos nosotros como un ejemplo de los niveles de ruindad y mezquindad, a los que podemos llegar, cuando se está frente a una persona, que es diferente al común de todas las personas, pero también deseo que sirva como un aliciente para poder dar con el paradero de este vil, de este cobarde, y también dar con el paradero de los otros delincuentes que lo solaparon, los cobardes policías municipales y del estado, que llegaron al lugar de los hechos y que en apoyo a este joven, solo dieron sonrisas, y el respectivo ya ni modo, ojalá y los aprehendieran, para darles el escarmiento que se merecen, porque la verdad es una: nadie por encima de las leyes, pero por sobre todo, nadie es más, ni nadie menos.
Es cuanto.
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