Libros de ayer y hoy
Bejaltik
F. Darinel
Ten fe en tus propósitos y persevera en ellos
con la confianza de hacerlos realidad,
cualquier buen éxito súmalo al estímulo de tus esfuerzos,
cualquier fracaso anótalo en el catálogo de tus experiencias;
mas nunca abandones tu tarea, ni la empobrezcas con tu desaliento.
Ideario Pentatlhlónico (Punto XXXVI)
QUE QUEDE CLARO
EL CAMINO DE HOY
El día de ayer comenté sobre lo que no se puede cuantificar y cualificar de los primeros cien días de gobierno municipal en todos los ayuntamientos el estado, pero principalmente refiriéndome a la Región XV de la Meseta Comiteca Tojolabal.
Y no se trata de que no se pueda y que ello se haga general tan solo en base a mi personal forma de percibirlo, sino que esto como muchas otras cosas, y en este caso, tiene reglas no escritas, las cuales rigieron lo que comenté.
Esas son las razones, de ahí que lo calificable y cuantificable, si así se desea hacer, tiene; creo yo, ser otras cosas, otras acciones, basado en el tipo e inicio de gobierno que hemos y ya tuvimos en los tres meses pasados.
Así que para comentar lo que considero verdaderamente cuantificable y calificable, para dar píe de entrada ayer, cité el ejemplo del actuar de un funcionario de segundo nivel del desaparecido DDF, que estuvo al frente de la Dirección de la Central de Abastos de la Ciudad de México.
Su actuar me parece que es la mejor referencia para hacer el ejercicio reflexivo del día de hoy, pues ese ex funcionario público, que fungió como tal en la segunda mitad de los años ochentas, su particular actuar administrativo, bastante científico, me da la pauta de hacer la glosa de este día.
Ese ejemplo que recuerdo escuetamente el día hoy, ese exfuncionario lo basó en cinco pasos, bastante apegados al método científico, una vez que asumió el cargo, realizando así primeramente una observación de los problemas y el personal, luego fundó una personal hipótesis, después experimentó, califico los resultados de estos ensayos y teorizó, pera después proponerse a sí mismo una ley de su trabajo.
Es decir, este funcionario quiso entonces tener lo mejores resultados en su trabajo, y para ello consideró que el primer paso de afrontar lo difícil de dirigir a un monstruo como era la Central de Abastos, tan lleno de problemas, lo primero era observar los problemas y su personal.
De la misma forma observó las cualidades humanas y laborales de cada uno de los que trabajaban a su lado, así como su actuar y lealtad frente a esos problemas, así como para con la Dirección que él tenía a su cargo.
Tiempo después de haberlos observado, obtuvo conclusiones y consideró quienes sí y quienes no funcionaban en donde se encontraban, en base a su responsabilidad, capacidad, conocimientos, honradez, responsabilidad y lealtad.
Así que en algunos casos, con unos platicó, y en su caso, los instó a redoblar esfuerzos, a otros despidió, a otros los cambió de área e hizo nuevas contrataciones, en base al conocimiento que tenía de otras personas y que podían funcionarle y ayudarlo en sus propósitos.
Luego continúo, y en los lugares y áreas donde surgieron los problemas nuevamente, observó otra vez qué pasaba, y en base a sus personales conclusiones y consejos, obtenidos algunos de estos últimos de otras personas que lo ayudaban en esta clase de cosas, tomó nuevas decisiones.
Con estos nuevos conocimientos y conclusiones despidió, cambió o reconversó con su personal, para luego mantenerse en la línea de trabajo que él creía conveniente, en base a los problemas y necesidades que siempre ha tenido esa Central, lo cual le dio muy buenos y excelentes resultados administrativos.
Así y a la par que hizo todo esto, nunca dejó de un lado lo que le exigió su accionar, desde que asumió esa Dirección, pues de entrada no crean que solo se dedicó a la contemplación; a la observación pues, ya que fue sacando adelante los problemas, quejas, propuestas y exigencias que le dieron la bienvenida.
Conjuntó todo eso, y como se los expuse ayer y hoy nuevamente, lo cual indudablemente tiene los pasos del método científico, y que por ser método y por haber sido metódico él; yo así lo creo, que en otras palabras no es más que orden, y orden es responsabilidad, y responsabilidad es entrega, y entrega es siempre símbolo de éxito, entonces este se dio porque todo se había hecho con orden y razón.
Este breve repaso de la técnica de trabajo de este ex funcionario, personalmente a mi me dejó desde entonces dos enseñanzas, que dejaron de ser solo palabras y se convirtieron en hechos plausibles, más que románticos refranes o consejos de adorno.
Así, la primera de esas dos verdaderas y probadas enseñanzas fueron: la primera parte del buen éxito de un funcionario y de su proyecto, independientemente que en un principio no se note o no se pueda cuantificar, antes de emprender o ya durante el desarrollo del trabajo, es necesaria la observación de las capacidades y cualidades de personas, para elegir a las mejores, que posiblemente estarán al lado de él.
Dos: sí a donde se va acudir a desempeñarse como funcionario público, los problemas son lo menos que escasean, antes que nada, antes que intentar resolverlos a tontas y a ciegas, antes se debe depurar o elegir al personal adecuado, porque si no se pueden resolver los problemas internos, mucho menos los de fuera.
Al respecto de este último punto, solo puedo apuntar una cosa, un refrán con el que quiero terminar la opinión del día de hoy, con el entendido que el propósito de los funcionarios públicos es servir, resolver problemas e impulsar el desarrollo.
Así que no hay que olvidar: el buen juez, por su casa empieza.
Es cuanto.