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Indicador político
BEJALTIK
F. Darinel
…
y canta y juega el viento en el camino
y en el cauce el arroyo cristalino
y en el rubio trigal las amapolas
Marcos R. Blanco Belmonte
(Fragmento; poema: El violín de Yanko)
LEGADO
LOS CAMINOS DE HOY
Apenas estamos en mitad de la semana y esta misma ya ha dado muestras que es y será una de las semanas más intensas y notables, no solo para Comitán, sino para la república, en donde sucesos de gran relieve se dieron.
Pero antes de tocar parte de esos temas y comentarlos; si el espacio me alcanza, antes voy a terminar con algunos comentarios que quedaron pendientes, sobre la pasada edición 2012 del Concurso Nacional de Oratoria Belisario Domínguez.
En torno a ello, primeramente quiero ofrecer una disculpa a todos Ustedes; apreciables lectores, porque el lunes, en una nota periodística y en las líneas de esta opinión, di cuenta de los nombres y origen de los participantes ganadores de ese certamen.
Sobre este asunto, en la nota y aquí en este espacio; repito, anoté como ganador del concurso a Paul Wil Hernández, representante del estado de Veracruz, anotación en donde existe un error, pues el primer apellido del ganador es Mil, no Wil, que es como yo lo escuché, razón por la que así lo escribí y razón por la que hago la aclaración y pido una disculpa a todos Ustedes.
Por otro lado, Ustedes; respetados lectores, saben perfectamente que alrededor y en el desarrollo y evolución que ha tenido este afamado concurso, se han construido; comenté el lunes, una serie de pequeños mitos, así como historias trágicas de triunfo y derrota y el establecimiento y conformación de una de las escuelas de oratoria más respetadas del sureste.
Dentro de estos legados que nos ha dejado esta escuela de oratoria, construida; y encabezada por el Maestro Mario Uvence Rojas, tanto como por los maestros de la palabra como lo son José Muñoz Cota, José Monroy Zorrivas, Benjamín López, e incluso gentes como Tomás Yarrington Rubalcava, uno de esos legados sobresale.
Allá a principios de los 80s, cuando aun no ingresaba a otro de los grandes semilleros; escuela de oratoria, y la mayor impulsora de esta hermosa disciplina; quizá, en Comitán, la Escuela Secundaria Técnica número 5, ya escuchaba mucho una frase que se le atribuía a Belisario Domínguez.
Esa frase es la siguiente:libre por la palabra libre, que en un principio fue el lema de los primeros concursos que organizó la: Asesco; Asociación de Estudiantes Comitecos Radicados en el Distrito Federal, de la cual en sus estertores yo también fui integrante, allá a finales de la inolvidable década de los 80s.
Este lema, cuando los organizadores de este concurso se conformaron como patronato, pasó de ser el lema del concurso, para convertirse en nombre del patronato, que seguía siendo encabezado por el maestro Uvence, alterándose textualmente en una sola letra que denota el sentido plural, pero que tenía mayor mística, alcance y profundidad emocional; el patronato se llamó pues: Libres por la palabra libre.
Por esta razón, el concurso nacional de oratoria, que se llamaba solamente Belisario Domínguez, se le agregó la sentencia de: libres por la palabra libre, quedando de la siguiente manera: Concurso Nacional de Oratoria Belisario Domínguez, Libres por la palabra libre.
El primer lema que tuvo este concurso, que se llevó a cabo a finales de los años 70s, influyó de tal forma en el argot y en el pensamiento de los comitecos y de forma regional, luego estatal, e incluso he llegado a creer que en bastante medida nacional, que esto ya es todo un símbolo de cultura.
Razón por la que; como les comentaba líneas arriba, allá a finales de los 70s y principios de los 80s, en los remates o finales de muchos discursos que escuché en la EST 5, y en otros foros, concluían muchos jóvenes oradores; o no tan jovencitos, diciendo y atribuyendo como frase inmortal o palabras de Belisario Domínguez: Libre por la palabra libre.
Con el paso de los años me convertí en un asiduo lector de la vida y la obra de el Doctor Belisario Domínguez, escritas por diferentes autores y biógrafos, por lo que en innumerables ocasiones he leído el desarrollo de su vida, con pocas o algunas variantes o agregados interesantes -así como una que otra cursilería-, y por ende he leído; también en innumerables ocasiones, sus dos célebres discursos, que nunca pudo pronunciar en la tribuna del senado.
En ese andar jamás leí nunca o describieron nunca los autores de tales libros biográficos, que Belisario Domínguez hubiera dicho en alguna ocasión la frase: Libre por la palabra libre, por lo que también; al paso de los años nació en mí también una duda razonable, de si lo pronunció o no alguna vez, y el por qué los creadores de este concurso incluyeron este pensamiento, que no es para nada una frase célebre, sino más bien una hermosa reflexión, nacida para este concurso.
Así, el domingo pasado que tuve la oportunidad de platicar con el Maestro Uvence Rojas, le pregunté que si ellos habían inventado esta reflexión, a lo cual él me dijo que sí, entonces le dije que con ello confirmaba esa duda que ya les manifesté, que tal cosa nunca la dijo Belisario Domínguez.
Sobre el mismo tema, le comenté también, que esa hermosa reflexión; que ya con tiempo anterior estaba casi seguro que no la había expresado el doctor Domínguez, le dije que yo creía también que ellos la habían inventado, muy probablemente basados en aquel consejo de Jesucristo, que narra Juan el evangelista en su capítulo 8, donde dice: La verdad os hará libres.
Ante esta otra conjetura que le manifesté, también me dijo que en efecto así es, que fue de ese apotegma del gran rabí, de donde se inspiraron y parafrasearon tal pensamiento, para crear; primero como lema del concurso y luego como nombre del mismo.
Así crecimos, así; bajo el influjo de una escuela de oratoria, que hoy por hoy es la más respetada en la entidad y reconocida en toda la república, una escuela que bajo la dirección de Mario Uvence Rojas, la guía intelectual de José Muñoz Cota y del empuje y entusiasmo de tantos grandes oradores, nació, creció y ya vive, y forma parte integral de la cultura regional y estatal.
Una escuela de oratoria que ha formado en influido en muchos políticos, hombres de negocios, catedráticos y más, que ya tiene un legado muy reconocido bajo el contexto de: libre, o libres por la palabra libre, nacido del consejo judío del sereno rabí, que Juan en su capítulo 8, versículo 32, de sus crónicas, así lo dejó asentado: y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Es cuanto.