Itinerario político
Bejaltik (Muchos Caminos)
F. Darinel
Iban por el camino cuando alguien le dijo:
-Te seguiré a donde quiera que vayas.
-Las zorras tienen madrigueras
y las aves tienen nidos le respondió Jesús-, pero
el hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Lucas (9: 57-58)
JUSTAMENTE
Los caminos de hoy
Pablo Salazar está libre, pero más allá de que es una injusticia su liberación, luego de tener o pesar sobre de él 11 procesos penales, que como por arte de magia le fueron absueltos, quedó libre a partir del 13 de este mes.
Y comento que más allá de su libertad, que como injusticia es a todas luces una verdad insoslayable, ofensiva y cruel, por otro lado está la otra afrenta que sufre, no solo pueblo de Chiapas, sino el pueblo de México en general.
Pues por un lado el uso para el que está destinado la ley, y en este caso la ley al ser punible, no tiene el fin por el que fue concebido, que en nuestra entidad es toda una utopía, un uso para el resarcimiento de un daño mediante una sanción corporal o para readaptar socialmente a un delincuente, que también ha causado un daño, pero ese objetivo y la razón de la cárcel Chiapas es una mentira, hoy es otro.
Para comparar esto, me referiré a la primera y exquisita novela histórica de Mark Twain, la cual narra el cambio de roles entre dos jovencitos, uno de ellos llamado Tom Canty; un mendigo que vive con su cruel padre en Offal Court; Londres, y el otro es el príncipe Eduardo, hijo de Enrique VIII, el fundador de la Iglesia Anglicana.
Pues bien estos dos jóvenes, de acuerdo a la narrativa de Twain, y por el parecido físico enorme que tenían ambos, en un experimento pícaro propuesto por el príncipe, que intenta descubrir cómo es la vida de otros, del otro lado de la riqueza, se complica y así se desarrolla la novela.
Nadie cree en la casa del cruel padre de Tom, cuando el príncipe Eduardo les dice que él no es Tom, sino el príncipe, en tanto que en el palacio muchos creen que Eduardo a enloquecido al insistir que él se llama Tom Canty y no es el príncipe.
Justo cuando Enrique VIII fallece y Tom, el falso príncipe está a punto de ser coronado, aparece el verdadero; Eduardo, que ha sido ayudado por Miles Hendon, un aristócrata caído en la desgracia y que conoció en los arrabales, quien lo ayuda a entrar al palacio para detener la coronación.
Los cortesanos al ver a uno y otro, entonces entran en la duda razonable y deciden probar quién es quién, quién el verdadero príncipe y quien el mendigo.
Para probar el joven Eduardo que él es el verdadero príncipe, les cuenta a ministros y demás importantes personajes, que él antes de partir escondió el sello real en un lugar que solo él conoce, sello que había desaparecido.
Entonces él les dice en donde encontrarlo y éste no aparece, porque bajo la aclaración que hace Tom Canty; el mendigo, éste les cuenta que él lo encontró antes y lo utilizó como cascanueces, y sabe donde lo ha dejado.
Lo que hace que el Príncipe Eduardo tome su verdadero lugar, luego de que aparece el sello real, que fue utilizado para abrir nueces.
Así de la misma forma es utilizada nuestra ley en Chiapas, como el sello real perdido que define la identidad de un príncipe y un mendigo, cuando no se sabe y no se le da el justo valor que tiene una institución tan importante, que como cascanueces es prostituido.
En esa justa y a la vez injusta dimensión se encuentra, nuestra justicia y lo punible en Chiapas, que solo es utilizada como medio de venganza, de represión, de mordaza y de inmovilidad, para que el o los sujetos recluidos, sean incapaces de acción en cualquier sentido.
Para eso fueron utilizados en su contra los verdaderos delitos que cometió Pablo Salazar, que indudablemente en el caso de la muerte de los niños del Hospital General de Comitán, tiene su participación culposa, por situaciones de revanchismo y soberbia.
De igual forma tiene culpabilidad probada este soyalteco nefasto, en el caso de la supuesta ayuda a los damnificados del Stan, a quienes muchos olvidaron y dieron como ciertos y gastados los apoyos económicos a su favor.
O en el caso de los supuestos beneficiados con viviendas, la muestra más clara de la burla, el abuso y el desvío de recursos, quedó de manifiesto en las absurdas, mal construidas, pequeñas y hoy peligrosas casas que les dieron, así como en otros proyectos que jamás se hicieron.
Es decir la absolución como quiera que sea fue una burla, una gran y verdadera injusticia, pero como apuntaba anteriormente, el otro asunto es el para qué se utiliza la justicia en Chiapas, que en este caso no solo fue un instrumento de revancha, sino también un embalaje y mordaza política, para evitar un caro y premeditado plan político absurdo.
Pablo Salazar fue recluido, en las palabras más simples, para no detener el ascenso o entorpecer la votación a favor de Manuel Velasco, que estando libre Salazar Mendiguchía, tal vez no lo hubiese logrado, pero como la soberbia y la lengua tan larga de Pablo lo perdieron, entonces la inmovilidad se dio y se justificó.
Por eso, aquellos que creen y publicitan que Manuel Velasco y Juan Sabines están muy alejados, no son más que los publicistas o encubridores de una verdad, ellos están más que cercanos y contentos, porque uno ayudó a otro a subir, pues el segundo pidió préstamos millonarios con antelación, antes del último que causo más revuelo, para que hubiese dinero para los votos.
E incluso ahora, para que no le pase lo que pasó a Peña Nieto en las redes sociales, antes de partir intenta hacerle el último favor; por eso no teme a la venganza de Pablo Salazar; está protegido para muchos años, e intenta censurar la; acaso, última y verdadera opinión libre de México, la de la red.
Nadie sabe si esta nefasta ley pasará el filtro de la indignación de la población, que ignora que el próximo gobernador de Chiapas, que ni chiapaneco es, en realidad le teme a la opinión cruda y real de las redes sociales.
Pues no hay que olvidar que cuando su enorme amiguis Peña Nieto confundió el título del libro de Carlos Fuentes, también a este en las redes sociales de Chiapas le preguntaron cuántos libros había leído y solo alcanzó a contestar muchos y luego para siempre cerró su cuenta.
Esa es la verdadera razón del encarcelamiento y excarcelamiento de Pablo, ahora que políticamente es inocuo, para eso sirve la ley y la cárcel en Chiapas y en México, que más allá de la verdadera injusticia, como el sello real de la novela de Twain, es utilizada para otros y negros fines.
Eso es Chiapas, el príncipe olvidado y desterrado a los sucios arrabales, y esa es la otra parte, el mendigo que teniendo y haciendo uso del poder que le ha conferido el pueblo, quien utiliza a la ley; el sello real, para abrir nueces, para ejecutar venganzas e inmovilizar a los peligros y para liberar a verdaderos y obscuros delincuentes.
Es cuanto.