Temen cafeticultores de Xilitla perder cultivos por heladas en la sierra
ACAPULCO, Gro., 8 de septiembre de 2021.- Daños severos en al menos ocho comunidades de La Montaña fueron documentados este miércoles horas después del terremoto de 7.1 grados con epicentro en este puerto, donde el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan advierte que “la tierra se abrió”.
Pidió la presencia de autoridades de Protección Civil estatal para que evalúen los daños y cuantifiquen a las familias indígenas afectadas con la pérdida de su patrimonio y esta noche duermen en espacios improvisados por segunda noche consecutiva.
Indica en un comunicado que el señor Leocadio Ortega, habitante de la comunidad Me’phaa de Monte Alegre, municipio de Malinaltepec, y padre de Mauricio Ortega Valerio, uno de los 43 estudiante desaparecidos de Ayotzinapa, pudo llegar a sus oficinas en Tlapa para informarles que su vivienda de adobe quedó dañada al caerse una de las paredes que dejó al descubierto el cuarto donde dormía.
“Por fortuna tuvo tiempo para salir del lugar. Además de las complicaciones de su salud se le acumula la afectación de su vivienda, en una lucha de casi siete años por encontrar a su hijo Mauricio.
Ha tenido que bajar a Tlapa para vender su café, ante la falta de un ingreso seguro”, advierte.
En un comunicado indicó que el terremoto ocurrido la noche del martes no sólo dejó en la penumbra a las comunidades indígenas de esa región, sino que las precarias viviendas se agrietaron y algunas de ellas se cayeron.
“Es una tragedia más que se acumula en las familias indígenas que de por sí viven en situaciones deplorables, cuyas viviendas son de adobe, tablas y láminas de cartón”, dicta el texto.
Señala que las familias Me’phaa, Na savi y Nahuas fueron las más afectadas: “Hemos documentado daños en las comunidades de Laguna Seca, Piedra Conejo, Llano Grande, del municipio de Acatepec, que reportaron paredes cuarteadas y pérdida total de casas de adobe.
En el municipio de Tlacoapa llegaron reportes de las comunidades Me’phaa de Barranca Nopalera, Tlacotepec, Linda Vista y El Ahuehuete. Se trata de afectaciones graves en las viviendas por las grietas en las paredes y porque algunas se cayeron”.
Añade que en el municipio de Atlixtac familias Me’phaa y Nahuas pasaron la noche en la iglesia del pueblo porque sus casas quedaron agrietadas y muchas cayeron, así como también la tierra se abrió.
Explica que el caso de doña Librada Villa Vázquez, madre de familia del pueblo nahua, de Chichihuastepec, anexo de Chiepetepec, municipio de Tlapa, pide ayuda a las autoridades porque su casa pende de adobes sobre puestos que están agrietados y además una pared se desplomó.
En su angustia nos comentó “ahora no sé cómo le voy a hacer, me da miedo porque con la lluvia podría caerse completamente”. Asimismo en la comunidad nahua de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, señala las paredes de la iglesia se agrietaron y se desprendieron algunas piedras.
Una casa habitación se abrió por la mitad dejando a la familia sin techo.
En la cabecera municipal de Metlatonoc, uno de los municipios más pobres del país, algunas familias han informado que los techos de varias casas se cayeron y algunas habitaciones que ya se encontraban dañadas se derrumbaron.
En la comunidad Me’phaa de Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de los Libres, varias familias perdieron su casa. Algunas de ellas durmieron a la intemperie. Por eso piden el apoyo urgente de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Del mismo municipio, la comunidad de Santiago Yolotepec, así como la colonia Yerba Santa, pide el auxilio a las autoridades. Advierte que es urgente la presencia de las autoridades de protección civil para evaluar los daños, pero sobre todo para atender las necesidades más urgentes de las familias indígenas damnificadas.
“El grave problema que vemos es que las autoridades municipales y las estatales no están atendiendo esta emergencia, con el pretexto de que ya no cuentan con recursos para proporcionar los apoyos que demandan las familias damnificadas.
Se requiere la presencia del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) para que intervenga ante el presidente de la república y solicite fondos suficientes para cubrir esta emergencia.
La situación de las comunidades indígenas de la Montaña es deplorable, por la acumulación de tantas tragedias y daños causados por el enojo de la madre tierra.
Por eso el clamor de los pueblos sigue demandando la presencia de las autoridades federales y el apoyo efectivo ante la devastación de sus viviendas”, concluye.