Falsos inspectores ya habían sustraído tortugas del CUCosta: Profepa
CULIACÁN, Sin., 28 de junio de 2022.- Este mes Civicus, lanzó su Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil 2022. El informe de este año, es el decimoprimero de la serie de publicación anual.
Civicus es una organización internacional sin fines de lucro, que se describe a sí misma como “una alianza global dedicada a fortalecer la acción ciudadana y la sociedad civil en todo el mundo”.
Aquí les dejamos un resumen del informe, el cual recoge las voces de actores de la sociedad civil de todo el mundo.
Ofrece una instantánea del mundo de la sociedad civil tal como se encuentra a mediados de 2022: un mundo volátil, plagado de crisis, donde a pesar de que las fuerzas regresivas están movilizando una reacción feroz, la tenaz movilización de la sociedad civil sigue ganando batallas cruciales.
Panorama
El precio de casi todo está subiendo, en un país tras otro. El costo de los productos básicos, como los alimentos y el combustible, es el que más está subiendo, y la guerra de Rusia contra Ucrania está empeorando la situación, haciendo subir aún más los precios de los bienes básicos. Muchos gobiernos no están protegiendo a su población de las consecuencias. Mucha gente, ya agobiada por la pandemia, no logra llegar a fin de mes mientras ve cómo las empresas de combustibles fósiles se benefician del auge. La gente se indigna por la especulación y los precios abusivos. Cuando los costos de los productos básicos aumentan, suelen producirse protestas.
Los golpes de Estado militares han regresado. Los golpistas se aprovechan de que los aliados internacionales de sus países están mucho más preocupados por el control de la migración, la estabilidad, la seguridad y las oportunidades económicas que por los derechos humanos. Los ejércitos han tomado el control en Burkina Faso, Guinea y Mali, tendiendo a normalizar la realidad del gobierno no civil en África Occidental, así como en Sudán. Estos golpes suelen ir precedidos de un deterioro de la calidad de la democracia y de un descontento generalizado de la población por la incapacidad de sus dirigentes para abordar problemas acuciantes, lo que significa que hay quienes, al menos al comienzo, celebran los golpes.
Actualmente se están produciendo ataques implacables contra el derecho al aborto, liderados por políticos de derecha que trabajan en conjunto con grupos antiderechos en Polonia y Estados Unidos, entre otros países. Pero a pesar de los desafíos se han producido algunos avances recientes, en particular en países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, El Salvador y México, donde se han eliminado o suavizado las restricciones del derecho al aborto.
La justicia climática está a la vanguardia de estas luchas porque un mundo que se calienta es un mundo intrínsecamente injusto, con desigualdades cada vez más profundas. La injusticia inherente al cambio climático se ha hecho visible en el impacto desproporcionado de fenómenos meteorológicos extremos que afectan tanto más a quienes menos tienen, tales como la ola de calor en India, las devastadoras inundaciones en Sudáfrica y los incendios forestales sin precedentes en Turquía, entre muchos otros. Crisis como estas ponen de manifiesto la debilidad de la respuesta gubernamental, frente a la cual la sociedad civil hace todo lo que está a su alcance para ayudar a quienes lo necesitan.
La guerra de Rusia contra Ucrania es el más reciente de los acontecimientos que han puesto de manifiesto la insuficiencia de las instituciones internacionales que deberían garantizar la paz y defender los derechos humanos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), trabado por el poder de veto que tiene Rusia en tanto que uno de sus cinco miembros permanentes, no ha podido hacer nada. La celebración de una rara sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU no hizo más que poner de manifiesto el fracaso del Consejo de Seguridad. Aunque la resolución no vinculante de la Asamblea ofreció a muchos Estados la oportunidad de expresar su indignación, algunos se abstuvieron ostensiblemente de condenar las evidentes violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos cometidas por Rusia, dejando al descubierto un denso entramado de relaciones de influencia y patrocinio. Los Estados con espacio cívico restringido han demostrado ser mucho menos propensos a condenar la agresión rusa que los más democráticos.
Economía: Demandas de justicia e igualdad
Las protestas en reclamo de justicia económica han sacudido a países de todas las regiones, incluidos Estados autoritarios donde protestar conlleva importantes peligros. La gente protesta contra la pobreza, la desigualdad, el aumento de los precios, el desempleo, las políticas fiscales regresivas, las políticas económicas neoliberales y la corrupción masiva, recurriendo a la acción colectiva cuando los gobiernos no la escuchan y la política institucional no responde a sus necesidades. Muchos trabajadores continúan organizándose para reclamar los derechos laborales básicos que les niegan las empresas, a menudo respaldadas por sus gobiernos, y un reparto más justo de los beneficios empresariales.
Democracia: Volatilidad y regresión
En muchos sitios los procesos e instituciones de la democracia siguen siendo objeto de ataques bajo la forma de golpes militares, la degradación de las instituciones democráticas por parte de líderes democráticamente elegidos y el aumento de la influencia de la extrema derecha. Todo ello presiona sobre las libertades cívicas. Al mismo tiempo aumentan la volatilidad y la fragmentación políticas. En algunos países, las elecciones presencian el ascenso de nuevas fuerzas políticas que consiguen derrotar a líderes autocráticos y divisivos, mientras que en muchos otros se observa el rechazo de los oficialismos, en la medida en que los votantes buscau nuevas alternativas en las cuales depositar sus esperanzas, especialmente cuando aparecen políticos que se se posicionan como outsiders y prometen acabar con la corrupción. La volatilidad política puede crear oportunidades para la sociedad civil, pero también puede desencadenar crecientes amenazas.
Luchas contra la exclusión: Avances y retrocesos
Los grupos excluidos que suelen ser objeto de ataques políticos –y sobre todo las mujeres, las personas LGBTQI+, las personas indígenas y las migrantes y refugiadas- están resistiendo. Con enormes esfuerzos, están obteniendo victorias frente a los movimientos de supremacía blanca, xenófobos, misóginos y homófobos, y frente a los oportunistas políticos que se asocian a ellos para promover programas regresivos y excluyentes.
Su resistencia a la regresión y sus avances son el resultado de años de tenaces campañas de la sociedad civil. Ésta se ha convertido en el espacio por excelencia del respeto de la diversidad y la práctica de la interseccionalidad, entre otras cosas porque al frente de sus luchas hay una nueva generación que está forjando nuevas formas organizativas e integrando instintivamente la eliminación de la discriminación en su lucha por las libertades democráticas y la justicia económica, ambiental y social.
Al igual que el movimiento feminista, los eventos del Orgullo LGBTQI+ volvieron a salir a la calle allí donde las restricciones de la pandemia lo permitieron. En los lugares donde el movimiento está arraigado, como el Reino Unido y Estados Unidos, las marchas del Orgullo han ido adquiriendo un cariz más radical, ya que el activismo rechaza la cooptación corporativa de los últimos años. Movido por el impulso del movimiento Black Lives Matter, el activismo está conectando sus luchas por derechos con demandas de justicia racial y social, construyendo nuevas alianzas y permitiendo a diversas categorías de excluidos tomar el liderazgo.
Medio ambiente: Acción y negación
Un mundo que se recalienta es un mundo inherentemente injusto. Los grupos excluidos, por ser los más privados de poder y recursos, son los más vulnerables a los impactos del cambio climático. Quienes menos han contribuido al cambio climático serán quienes sufran sus peores consecuencias. La sociedad civil está impulsando la acción climática y una transición justa por las mismas razones por las que reclama libertades democráticas y justicia económica, social, de género y racial. La sociedad civil está desafiando el modelo económico extractivista que antepone los beneficios a las personas y exige que gobiernos y empresas rindan cuentas por la perpetuación de la crisis climática.
Gobernanza global: Fallas al descubierto
Las emergencias ponen a prueba el sistema de gobernanza mundial, que sigue mostrando sus fallas. La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto una vez más las profundas deficiencias de la arquitectura mundial destinada a garantizar los derechos y mantener la seguridad de las personas, como ya lo había hecho la pandemia de COVID-19. La necesidad de una mejor cooperación global, facilitada por la reforma de la ONU, nunca ha sido tan grande.
Durante años la sociedad civil ha alertado sobre este problema. El poder de veto ha obstaculizado al CSNU una y otra vez, dejándolo al margen de los principales conflictos en la medida en que sus acciones fueron vetadas por Estados con intereses en esos conflictos. Ahora funciona apenas como un teatro político, un espacio para la puesta en escena de gestos grandilocuentes.