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QUERÉTARO, Qro., 11 de junio de 2025.- Harta (Straw, en su título original) es una de las cintas de Netflix más conmovedoras de 2025. Escrita y dirigida por Tyler Perry, y protagonizada por Taraji P. Henson, la película cuenta la historia de Janiyah Wiltkinson, una madre soltera atrapada en una tormenta de dolor, abandono institucional y desesperación absoluta.
La historia comienza con Janiyah cuidando a su hija Aria, quien enfrenta una grave enfermedad. Vemos a esta madre luchar sola, en una rutina asfixiante: un empleo en riesgo, un sistema de salud inalcanzable, instituciones ausentes. Conforme pasan los minutos, la tensión crece y la protagonista, arrinconada por la realidad, toma una decisión extrema: secuestra un banco en busca de ayuda urgente para su hija.
Durante gran parte de la película, Janiyah parece actuar motivada por la necesidad de salvar a Aria. El espectador presencia una situación desesperada, pero dentro de una lógica emocional: el amor de una madre enfrentando el abandono de todo un sistema.
Pero al final, el giro lo cambia todo. Las autoridades acceden a registros del hospital y descubren que Aria murió la noche anterior a causa de una convulsión. Todo lo que vimos —las conversaciones entre madre e hija, los cuidados, la urgencia— no fue real. Aria no estaba allí. La mujer que creíamos impulsada por el deseo de proteger a su hija, en realidad está atrapada en un estado mental profundamente alterado.
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Lo que Janiyah experimenta no es locura, ni malicia, ni frialdad. Es disociación: un mecanismo de defensa psicológico en el que, ante un trauma extremo, la mente se desconecta de la realidad para protegerse del dolor.
En este estado, Janiyah -ve- a su hija, la escucha, le habla, la abraza… porque aceptar su muerte sería devastador. El cerebro, ante una pérdida tan brutal, crea una versión alterna de la realidad para que ella pueda seguir adelante, aunque sea por poco tiempo. No es que haya perdido la razón: su mente está haciendo lo único que puede para evitar que se derrumbe por completo.
Y lo más duro es que el sistema que la rodea —social, institucional, laboral— no se detiene ni un segundo. Nadie la ayuda. Nadie nota que algo está profundamente mal. Se espera que siga funcionando como si nada hubiera pasado.
Harta no es la historia de una mujer violenta, sino de una mujer invisible en su dolor. Una madre que carga con la maternidad, la pobreza, el abandono y el trauma más doloroso que puede existir. Su reacción no es irracional: es humana. Es la manifestación de una mente que intenta sobrevivir cuando el mundo entero le ha fallado.
Esta cinta tiene el poder de tocar profundamente a quienes han vivido el duelo, la maternidad en soledad, o la experiencia de seguir de pie cuando por dentro todo está roto. Pero también puede abrir los ojos de quienes aún no entienden lo que implica sostenerse sin apoyo alguno.
Si no entendiste del todo la película al principio, tal vez ahora lo veas con otra luz: hay traumas que no se pueden procesar de golpe. Hay pérdidas tan grandes que la mente crea otra realidad, solo para poder respirar un día más.
Harta no ofrece respuestas fáciles, pero sí una poderosa lección: necesitamos más empatía. Con quienes luchan en silencio, con quienes sobreviven como pueden, con quienes el sistema nunca mira. Porque a veces, lo único que salva… es que alguien vea.