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CIUDAD DE MÉXICO, 11 de marzo de 2016.- La constante búsqueda por la autenticidad produjo algunos de los momentos más intensos para Alejandro González Iñárritu mientras dirigía El Renacido, su película de dos horas y media sobre la muerte, el amor y las cirugías improvisadas en el lejano oeste de Estados Unidos durante la década de 1820. Por suerte, sólo uno de esos momentos incluyó el hígado de un bisonte.
De acuerdo a una publicación del diario The New York Times, sucedió durante la filmación de una escena en la que el personaje de Leonardo DiCaprio, Hugh Glass, un cazador y hombre de montaña en la vida real, recibe su primer alimento sólido en muchos días de manos de un nativo americano que se deleitaba con una presa recién cazada. Iñárritu trajo dos opciones: un hígado falso, que describió como “una suerte de cosa gelatinosa”, y un reluciente pedazo de víscera real.
“Era su decisión”, relató Iñárritu en diciembre, sentado en un salón de té de un hotel en Nueva York. “Y él respondió: ‘Déjenme intentarlo’”.
El intento de DiCaprio por tragarse un bocado gigante de hígado resultó pésimo, por lo menos bajo los estándares de etiqueta. Pero según los estándares del cinéma vérité de Iñárritu, la reacción espontánea de desagrado del actor (que puede verse en la película) es perfecta.
Nota completa: http://nyti.ms/1RbNsD5