J Balvin, Marshmello, Armin van Buuren y Julión, en el FIG de León
GUADALAJARA, Jal., 20 de octubre de 2002.- Un día como hoy, pero de 1943, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho, expidió el decreto que estableció la versión oficial del Himno Nacional Mexicano.
Este 20 de octubre de 2020 cumple 78 años.
Uno de los símbolos patrios de México fue creado por el potosino Jaime Nunó, en la música y el español Francisco González Bocanegra, en la letra.
El himno es considerado el segundo más hermosos a nivel mundial, solo por detrás de la Marsella de Francia.
Se compone de 4 estrofas de 8 versos cada una y un estribillo que exaltan la defensa de la patria y del territorio nacional.
La primera vez que sonó en público fue el 15 de septiembre de 1854, en el teatro Santa Anna, después conocido como Teatro Nacional de México.
Aquí te dejamos la letra completa: Mexicanos, al grito de guerra el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra. al sonoro rugir del cañón.
Ciña ¡oh patria! tus sienes de oliva de la paz el arcángel divino, que en el cielo tu eterno destino por el dedo de dios se escribió.
Más si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio.
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones! ¡guerra, guerra! los patrios pendones en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle los cañones horrísonos truenen, y los ecos sonoros resuenen con las voces de ¡unión! ¡libertad!
Antes, patria, que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen, tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: de mil héroes la patria aquí fue.
¡Patria! ¡patria! tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento, si el clarín con su bélico acento nos convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva! ¡un recuerdo para ellos de gloria! ¡un laurel para ti de victoria! ¡un sepulcro para ellos de honor!
Mexicanos al grito de guerra el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón.
Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva de la paz el arcángel divino, que en el cielo tu eterno destino por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio.
En sangrientos combates los viste por tu amor palpitando sus senos, arrostrar la metralla serenos, y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas, de tus hijos inflama la mente, los laureles del triunfo, tu frente, volverán inmortales a ornar.
Como al golpe del rayo la encina se derrumba hasta el hondo torrente la discordia vencida, impotente, a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre se derrame en contienda de hermanos; solo encuentre el acero en tus manos quien tu nombre sagrado insultó.
Del guerrero inmortal de Zempoala Te defiende la espada terrible, Y sostiene su brazo invencible tu sagrado pendón tricolor.
El será del feliz mexicano en la paz y en la guerra el caudillo, porque él supo sus armas de brillo circundar en los campos de honor.
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones! ¡guerra, guerra! los patrios pendones en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle, los cañones horrísonos truenen y los ecos sonoros resuenen con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
Antes, Patria, que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen, tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: de mil héroes la patria aquí fue.
Si a la lid contra hueste enemiga nos convoca la trompa guerrera, de Iturbide la sacra bandera ¡Mexicanos! valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan las vencidas enseñas de alfombra: los laureles del triunfo den sombra a la frente del bravo adalid.
Vuelva altivo a los patrios hogares el guerrero a contar su victoria, ostentando las palmas de gloria que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos en guirnaldas de mirtos y rosas, que el amor de las hijas y esposas también sabe a los bravos premiar.
Y el que al golpe de ardiente metralla de la Patria en las aras sucumba obtendrá en recompensa una tumba donde brille de gloria la luz.
Y de Iguala la enseña querida a su espada sangrienta enlazada, de laurel inmortal coronada, formará de su fosa la cruz.
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento, si el clarín con su bélico acento los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva; ¡un recuerdo para ellos de gloria! ¡un laurel para ti de victoria; ¡un sepulcro para ellos de honor!