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NUEVA YORK, EU, mayo 11 de 2025.- Cruzando el río Hudson en ferry, en menos de cinco minutos, se descubre un rincón de Nueva York donde la ciudad respira diferente. Governors Island, un oasis verde de 70 hectáreas entre Manhattan y Brooklyn, se ha transformado en un refugio cultural, recreativo y ecológico que recibe a más de 800 mil personas al año. Familias, turistas y amantes del arte recorren sus senderos en busca de naturaleza, historia y nuevas experiencias; lo que alguna vez fue una base militar y luego una instalación de la Guardia Costera, hoy es un espacio público vibrante donde florece la creatividad.
Desde su apertura al público en 2003, la isla ha evolucionado hasta consolidarse como uno de los epicentros culturales más innovadores de la ciudad, con vistas panorámicas de la Estatua de la Libertad, arquitectura histórica y senderos llenos de vegetación. La isla también alberga programas artísticos de renombre como el Governors Island Arts, impulsado por el Trust for Governors Island, que promueve residencias, exhibiciones y experiencias inmersivas.
Este año, la isla suma una nueva razón para visitarla y es la exposición colectiva Efectos Secundarios, una muestra de arte latinoamericano contemporáneo que reflexiona desde la memoria, el cuerpo, el lenguaje y los desafíos políticos del presente. La iniciativa nace de la organización NYLAAT, NYLAAT: New York Latin American Art Triennial, que organiza exhibiciones mensuales en una de las casas históricas de la isla, ofreciendo un espacio a artistas emergentes y consolidados de la diáspora latina.
La exposición estará abierta al público hasta el primero de junio y ofrece una experiencia íntima, provocadora y sensorial. Desde instalaciones hasta esculturas, fotografía y piezas de arte conceptual, Efectos Secundarios propone un viaje emocional guiado por las voces latinas que hacen de Nueva York su hogar creativo.
Entre las obras más comentadas se encuentra Memorias del Futuro, del artista Miguel Rueda, una serie de esculturas que evocan seres de otro planeta, aunque, en realidad, están más cerca de nosotros de lo que creemos, según su autor.
Pueden parecer figuras de ciencia ficción, pero en realidad son espejos de lo que está ocurriendo hoy, en mi obra trato temas como la migración, el odio racial, la dependencia y manipulación de las redes sociales. Este tipo de espacios son vitales para que el público se detenga a reflexionar, el arte no solo decora, denuncia y propone”, explicó Rueda.
La exposición también celebra la diversidad de trayectorias que confluyen en el arte latino en Nueva York. Desde artistas autodidactas hasta académicos, el mensaje es claro, el arte no tiene una sola forma ni voz.
Por su parte el artista Jorge Posada, también forma parte de esta muestra colectiva con una obra que, según él, “tiene que ver con lo efímero que puede ser el ser humano”. Su propuesta visual invita a reflexionar sobre la fragilidad de la existencia y la necesidad de dejar huella. Para Posada, exhibir su trabajo en un entorno como Governors Island le permite resignificar su mensaje, “Es importante contar con espacios como este, donde podemos mostrar nuestro arte desde otra perspectiva, en contacto con la naturaleza y con un público dispuesto a descubrir algo nuevo”, reafirmó.
Así, la exposición Efectos Secundarios no es solo una muestra de arte contemporáneo. También representa una respuesta necesaria ante la escasez de espacios dedicados al arte latino en Nueva York, para sus organizadores, habilitar este tipo de plataformas es una forma de abrir caminos donde antes hubo puertas cerradas, permitiendo que los artistas latinos compartan su obra con autenticidad, en un entorno que históricamente les ha ofrecido pocas oportunidades para ser vistos y escuchados.
Múltiples experiencias
Además de exposiciones como esta, Governors Island ofrece múltiples experiencias para todos los públicos. Desde el Jazz Age Lawn Party, una celebración vintage con música y trajes de los años 20, hasta zonas verdes como Hammock Grove o Outlook Hill con vistas espectaculares del skyline, la isla es un destino versátil. También es sede del spa europeo QC NY, con piscinas al aire libre, saunas y un restaurante italiano en camino, ideal para una escapada de bienestar.
Con áreas para picnic, senderos para caminar o andar en bicicleta, residencias artísticas, actividades para niños y programas de educación ambiental, la isla es un espejo de lo que puede ser el espacio público cuando se piensa con visión y sensibilidad. Y ahora, con la inclusión de proyectos liderados por artistas latinos, también es un reflejo del mosaico cultural que define a Nueva York, es un puente entre islas, entre historias, entre futuros posibles, y es, sin duda, una invitación abierta para todo aquel que quiera cruzar y dejarse sorprender.