Preparan en Hidalgo octava edición de la Semana del Periodismo México
TOLUCA, Edomex., 24 de noviembre de 2014.- Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, mayormente reconocido como Diego Rivera, falleció un 24 de noviembre de 1957 en la ciudad de México. Identificado con los ideales revolucionarios de México, Diego Rivera, junto con David Alfaro Siqueiros, se dedicó a estudiar en profundidad el arte maya y azteca, que influirían de forma significativa en su obra posterior.
En colaboración con otros destacados artistas mexicanos del momento (como el propio Siqueiros y Orozco), fundó el sindicato de pintores, del que surgiría el movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista. Durante la década de los años 20 recibió numerosos encargos del gobierno mexicano para realizar grandes composiciones murales (Palacio de Cortés en Cuernavaca, Palacio Nacional y Palacio de las Bellas Artes de Ciudad de México, Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo) en las que Rivera abandonó las corrientes artísticas del momento para crear un estilo nacional que reflejara la historia del pueblo mexicano.
Diego Rivera reflejó su adhesión a la causa socialista en sus propias realizaciones murales y fue uno de los fundadores del Partido Comunista Mexicano. Visitó la Unión Soviética en 1927-28, y se casó con la pintora Frida Kahlo.
En Estados Unidos puso su arte al servicio de la exaltación del maquinismo; realizó diversas exposiciones y pintó grandes murales en las ciudades de San Francisco, Detroit -decoración del Instituto de Arte de Detroit (1932)- y Nueva York -Rockefeller Center (1933)-, que fue rechazada por sus contenidos socialistas.
De 1936 a 1940 Rivera se dedicó especialmente a la pintura de paisajes y retratos. Ensayista y polémico, publicó junto a André Breton un Manifeste pour l’Art Révolutionnaire (1938). También un día como hoy pero de 1906 nació en la Ciudad de México Edmundo O’Gorman, historiador comprometido con la historia de su país.
Trabajó ininterrumpidamente en el Archivo General de la Nación de 1939 a 1952. Como consejero del Centro de Historia de México Condumex, contribuyó a conformar el valioso acervo bibliográfico que preserva esta institución. También contribuyó al conocimiento de clásicos novohispanos como José de Acosta, Bartolomé de Las Casas, Alonso de Zorita, fray Toribio Motolinia y fray Servando Teresa de Mier, entre otros. Entre sus obras destacan La invención de América, La supervivencia política novohispana, México, el trauma de su Historia y Meditaciones sobre el criollismo.
Se hizo creedor al Premio Nacional de las Letras (1974), Doctor Honoris Causa por la UNAM (1979), y Premio Rafael Heliodoro Valle (1983); además perteneció a múltiples academias, entre las que sobresalen la Academia Mexicana de la Lengua, la Academia Mexicana de la Historia, de la que fue director, y The Society of American Historians