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Serena Williams inspira a miles en la Feria de León
MADRID, España, 19 de abril de 2016.-Con las manos más rápidas, los brazos más largos, las piernas más fuertes, la mente más lúcida y el cuerpo menos magullado, el Fenerbahçe de Obradovic selló por la vía rápida (3-0) la rendición del Madrid de Laso en su defensa del título. Entregó el cetro el campeón tras vivir una serie claustrofóbica, con muchos grilletes y poco resuello, asfixiado de nuevo en la frontera de los 60 puntos, sin aporte vitamínico de ninguno de sus fichajes, y recogiendo las secuelas de la fatiga física y mental tras su culmen de gloria el curso pasado. Después de tres finales consecutivas y un título de la Euroliga, la Décima deberá esperar.
Restaba menos de un minuto para el final, la épica de Llull solo había bastado para rebajar la persecución imposible del 47-64 al 58-66, y la afición madridista rompió en una emocionada ovación para el equipo que les ha devuelto a las cotas más altas de su enciclopedia con el mejor juego visto en el continente en el último lustro. Dixon, Bogdanovic, Datome y Udoh habían resultado inabarcables para el Madrid, solo Sergio Rodríguez y Ayón había logrado rebasar los 10 puntos y el campeón estaba eliminado. Pero todo el pabellón entendió que era el momento de valorar la memorable trayectoria competitiva de los suyos.
No hubo resquicio para la gesta. La primera canasta del partido fue un triple de Carroll, pero la circunstancia no marcó tendencia. Lastrado por la falta de puntería como en el resto de la serie, el conjunto blanco falló sus siete lanzamientos posteriores desde el 6,75 en el primer acto y se abocó a una contienda espesa y trabada. Siempre por dentro y siempre entre choques y refriegas los madridistas fueron arañando puntos como quien celebra goles camino de una remontada imposible. Cada canasta era una epopeya. Primero Felipe, después Ayón y más tarde Nocioni encontraron esporádicos sorbos de agua en mitad de la sequía. Una cadencia insuficiente ante el rocoso Fenerbahçe.
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