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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis., a 5 de noviembre del 2017.- La tumba de Don Erasto Urbina, defensor de los indígenas, no recibió flores ni presentes en la celebración de los fieles difuntos.
Cuenta el cronista Jorge Paniagua Herrera, que cuando los indígenas tenían prohibido caminar en las banquetas en San Cristóbal, llega como presidente municipal, Erasto Urbina, hijo de una maya tzeltal, quien ordena que indígenas y no indígenas tenían derecho de caminar en las banquetas.
Fue así como a los indígenas se les permitió transitar en las banquetas de la ciudad, pues solamente tenían derecho los ladinos, los blancos, llamados “kashlanes”, esto se dio allá por la década de los sesentas.
Este acto de discriminación llegó a tal grado que los ladinos empujaban a los indígenas para que se cayeran de la banqueta.
Además, exigió que se les pagara un precio justo por su trabajo a los indígenas pues eran explotados en el ámbito laboral.
A más de tres décadas de su muerte, su sepulcro no recibió ningún presente.
La cripta lleva su nombre Jorge Erasto Urbina Zepeda, 25 de septiembre de 1939, acaecido el 8 de octubre de 1981.