Eduardo Ramírez presenta al Gabinete de Seguridad que lo acompañará en su gobierno
María de Jesús Peters, Edith Marisol Miguel y Juan de Dios García
Un poco más de 20 mil centroamericanas indocumentadas que vieron frustradas sus intenciones de conquistar El Sueño Americano laboran en unos 12 mil centros nocturnos, bares, cantinas, cabaret y burdeles de Chiapas, para mantener a sus hijos o padres. Pero tan sólo en una treintena de ellos, reciben trato humano y capacitación para evitar explotación sexual, laboral, así como para que no caigan en las garras del crimen organizado
El sureño estado de Chiapas se ha convertido en el filtro más grande, en donde centenares y centenares de mujeres, sobre todo hondureñas han visto frustrado su intención de llegar a Estados Unidos en búsqueda de mejores condiciones de vida. Lo que las ha obligado a emplearse de meseras, bailarinas o cocineras.
La mayoría provienen de Honduras, un país que se ubica en el istmo centroamericano, que ha sufrido el flagelo de la inseguridad, huracanes y una corrupción que han provocado el hambre y miseria a lo largo y ancho de ese territorio
Un significativo número de estas jóvenes se han empleado como bailarinas, en donde con arte, elegancia y acciones acrobáticas suben y bajan con singulares y exóticos movimientos sobre un tubo.
Son jóvenes, madres, hijas que con dignidad luchan a diario para conseguir los alimentos de su familia. No todas tienen necesidad de prostituirse, dice una de ellas.