Eduardo Ramírez presenta al Gabinete de Seguridad que lo acompañará en su gobierno
María de Jesús: Edith Marisol y Juan de Dios García
El restaurant Bar El Jacalito es uno de los 30 negocios de giro rojo que realizan esfuerzos por combatir la explotación sexual y laboral, con programas bien definidos que ha implementado el gobierno de Chiapas para evitar la trata de personas
En este negocio, luces multicolor bañan los cuerpos de Angy, Chanell, Fabiola y Jennifer entre otras jóvenes mujeres que pretendieron conquistar El Sueño Americano y se quedaron a vivir en Chiapas, en donde han procreado hijos o han contraído matrimonio
Aquí bajo cascadas de luces las jóvenes centroamericanas con delicados y provocativos movimientos se deslizan sobre la pasarela, sacudidas por la música de un extremo a otro. Colgadas en un tubo, mientras las palmas de las manos de los clientes, premian con aplausos los movimiento acrobáticos que realizan las inmigrantes
El restaurant Bar Selene es el único negocio que rompió el acuerdo de no contratar menores de edad. Los encargados de ese prostíbulo ahora se encuentran en la cárcel y podrían purgar una condena superior a los 18 años de prisión por incurrir en delitos de trata de persona
Sofía una joven mujer de 29 años de edad, nativa de San Pedro Sula, Honduras narra su testimonio de los dos años que ha vivido en territorio mexicano
-¿Cuándo llegaste a México?-
Hace dos años. Llegue a Tecún Umán, Guatemala y luego cruce por las balsas a Suchiate, cruce de mojada, dice con una risa de complicidad que deja al desnudo su blanca dentadura y hermosos ojos
-¿A qué te dedicas?-
Soy bailarina exótica, del Bar El Jacalito A los seis meses que llegue empecé a bailar
-¿Qué es lo difícil de este trabajo?-
A veces llegan personas muy exigentes y quieren estar manoseando a uno. Eso es lo difícil, responde visiblemente molesta
-¿Qué tan difícil fue bailar y desnudarte?-
En un principio sí fue difícil, por la pena, de algo que nunca has hecho. Pero por la necesidad de ayudar a tu familia, hace que sigas en este ambiente. Allá en Honduras hay mucha pobreza y casi no se consigue trabajo, empleo.
-¿Estudiabas?
Sí, de hecho tengo una profesión. Y actualmente estoy estudiando el segundo trimestre de psicología social. Y también mis dos hijos. También apoyo económicamente a mi familia en Honduras
Los empresarios de acá, por ser extranjeras no legalizadas, no nos dan empleo. Por eso lo más viable que nosotros vemos es trabajar en estos lugares, justifica Sofía, mientras oculta su hermoso rostro bajo una máscara. En su rostro todavía no acusan las huellas de las desveladas.
Toma aire y exhala: nosotros hacemos esto por necesidad, pero bailar no creo que sea un trabajo que ofenda a nadie. No hacemos nada malo. Nosotras llevamos control sanitario. Nos tienen checadas con (VIH) y otras enfermedades venéreas. Nos vienen a dar charlas los Médicos del Mundo, sobre enfermedades venéreas. Como usar un condón, de tantas cosas para que no nois arriesguemos tanto físicamente, como una enfermedad venérea.
Quiero decirles- abunda mientras sostiene con su mano la máscara que cubre su rostro- a las autoridades que nuestra intención no es seguir adelantem sino vivir acá de manera legal, trabajar para cubrir nuestras necesidades económicas
-¿Qué te ha enseñado la Psicología Social ?-
Más que nada he aprendido como es el ser humano, como reacciona, a mi me ha enseñado que hay personas que creen o piensan que van a manipular a uno. Que te dicen cuantas cosas para ver si te convence
-¿Cuánto ganas en una noche?-
Mil, mil 200 pesos me llevo en una noche: Depende también acompañamos al cliente a tomar, y el cliente nos da una bonificación por acompañarlo
No nos juzguen, estamos aquí no por querremos, aunque estamos de manera voluntaria. Es por la necesidad de trabajar, porque nadie nos da un empleo digno por carecer de papeles. Es un trabajo como cualquier otro, no nos juzguen, pide Sofía