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Al momento en el plano de la política la sociedad mexicana tiene la fortuna de ir en una ruta de renovación por ciclos de tres a seis años para elegir a sus gobernantes, a los que mandan, en dos de los tres poderes del estado, pero de hasta seis años para algunos que resultaron reelectos, en que por primera vez después de 111 años y una cruenta revolución se empatan paradójicamente los factores antes irreconciliables de sufragio efectivo y reelección.
A la de seis años se le ve como la elección principal en que se eligen a los principales mandones –presidente de la república, senadores, gobernadores en diferentes momentos-; a la elección de tres años se le toma como la elección intermedia en que además de ser a la mitad de camino y punto máximo de altura y poder político del principal mandón, se le ve como momento de elegir a otros mandones medios –diputados, alcaldes-, lo que sirve para mantener el control alineando las fuerzas políticas para la salida, para la renovación del poder político nacional a un nuevo ciclo y mantener la continuidad.
Nadie salva ese camino, aunque quiera hacer una nueva vereda para caminar, siempre llegara al mismo tiempo intermedio, principal y de conclusión. Aun cuando se tenga nuevas formas, una reelección intermedia o las revocaciones de mandato a petición abierta o encubierta del respetable, de nuevas fuerzas, nueva correlación de fuerzas y nuevo escenario en que se mueven los actores de las fuerzas.
Si la elección del 2018 modifico el panorama político nacional, la elección del 2021 es una vuelta más a la tuerca con tres elementos fundamentales, no los únicos, a ver: cambio en la correlación de fuerzas políticas ajustando dimensiones, redefinición en el territorio marcando alcances o disminución de las fuerzas, y extinción de fuerzas cerrando su ciclo de factor determinante.
La elección del 4 de junio y la toma de posesión en cada arena política y en el territorio ponen la nueva conformación del nuevo ciclo.
Así tenemos que en los 15 estados en donde se eligió gobernador asumirán el cargo en la siguiente forma: en Baja California, con Marina del Pilar Ávila, será el 1 de noviembre de 2021; en Baja California Sur, con Víctor Manuel Castro, será el 10 de septiembre de 2021; Campeche, con Layda Sansores, 16 de septiembre de 2021; en Chihuahua, con María Eugenia Campos, 8 de septiembre de 2021; en Colima, con Indira Vizcaíno, 1 de noviembre de 2021; en Guerrero, con Evelyn Salgado, 15 de octubre de 2021; en Michoacán, con Alfredo Ramírez Bedolla, 1 de octubre de 2021; en Nayarit, con Miguel Ángel Navarro, 19 de septiembre de 2021; en Nuevo León, con Samuel García, 3 de octubre de 2021; en Querétaro, con Mauricio Kuri, 1 de octubre de 2021; en San Luis Potosí, con Ricardo Gallardo, 26 de septiembre de 2021; en Sinaloa, con Rubén Rocha, 1 de noviembre de 2021; en Sonora, con Alfonso Durazo, 13 de septiembre de 2021; en Tlaxcala, con Lorena Cuéllar, 31 de agosto de 2021 y en Zacatecas, con David Monreal, 12 de septiembre de 2021.
Por su importancia y por ser como territorio la joya de la corona, se deben señalar las Alcaldías en la Ciudad de México. En ese caso las 16 alcaldías tomaron protesta el 1 de octubre. Y la forma es que la Ciudad de México queda dividida a la mitad, en un lado la coalición Morena-PT, y en el otro la alianza Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRD). En el Congreso de la Ciudad se tiene una situación igual al congreso federal, se pierde la mayoría pero los oficios políticos hacen correr la fuerza al partido en el poder.
El 1 de septiembre del 2021 se tendrá a la LXV Legislatura del Congreso de la Unión de México. La Cámara de Diputados se integra por 500 representantes, que se renuevan cada tres años, en una proporción de 300 electos por mayoría relativa en 300 distritos electorales del país (uninominales) y 200 por el sistema de representación proporcional (plurinominales). El partido en el poder pierde mayoría absoluta pero por maniobras hace inclinar las fuerzas. A noviembre, en el calendario político fecha importante, se tendrá el cuadro listo para el principal acto, el de aprobar el presupuesto, en que se dice no se moverá ni una coma por instrucción de grupo, pero hay quienes piden y reclaman se muevan más que comas, se muevan números.
Con la toma de posesión de su cargo de los últimos gobernadores electos el 1 de noviembre el escenario estará completo, cada actor en su lugar y cada fuerza en su nueva dimensión para cumplir con su papel. La próxima cita a llegar será la revocación de mandato, ya empiezan los preparativos con la elaboración de la pregunta para evitar la experiencia sin sabor, dicen porque a nadie hicieron en pozole, de la consulta para llevar a juicio a presidentes y funcionarios de sexenios neoliberales.
En la cámara de diputados se tiene la conformación de que el partido en el poder no cuenta con la mayoría absoluta, pero a oficio de los políticos ya construye las alianzas necesarias jalando a los diputados y hasta la fracción a cambio del favor presidencial. Si antes el Partido Revolucionario Institucional (PRI) jalaba al Partido Acción Nacional (PAN), ahora no se extrañe que el partido del poder jale al PRI, ellos lo hicieron y ellos lo saben hacer.
En cuanto a actores colectivos, o sea partidos, unos van a su extinción, ya ni mencionarlos para que pasen al olvido; otros se reducen notoriamente y otros con maniobras logran solo ser presenciales, contando la posibilidad de aumentar su poder a causa de errores del ejercicio del poder pero no de su proyecto político nacional, que hasta el momento no han mostrado.
Unos en coalición se colocan en una oposición de poco alcance de derecha, de una derecha racista y fascista; otros se presentaran como una fuerza de centro, aunque su pasado los condene, que a poco trataran de llenar ese espacio. Pero también tenemos una izquierda, toda dispersa, con códigos nacionalistas, demócratas, socialistas y comunistas, que se vuelve arrogante por un discurso de pureza, con riesgos de ser dogmática y autoritaria, rígida, pero que está en tiempo de ver que se amplié en alianzas y que después de haber llegado se sostenga en el poder.