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SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, Chis., 20 de julio 2025.-Lilina Guadalupe López, una indígena tzotzil de San Juan Chamula, luchó contra la discriminación, el racismo y desobedeció a su padre para gestar y parir a Vientre de Luna, un cortometraje que está nominado a la 67 edición de los premios Ariel.
El cortometraje trata sobre las creencias y tradiciones de las mujeres indígenas de Chiapas sobre el embarazo y parto.
A sus 14 años, cuando cursaba la secundaria, Liliana Kan –nombre artístico-, de 32 años de edad, se dio cuenta que le atraía la cultura y el dibujo; pero fue en la preparatoria durante una clase de filosofía que proyectaron las películas Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo y Ni uno menos de Zhan Yimou que supo que su pasión sería producir cine.
El primer obstáculo que enfrentó fue la negativa de su padre para que saliera de su comunidad Tres Cruces, ubicada unos 12 kilómetros de esta ciudad colonial, para estudiar la universidad en la capital chiapaneca Tuxtla Gutiérrez.
“Recuerdo que le dije a mi papá que quería irme a estudiar a Tuxtla y me respondió que ya no iba a estudiar, que por ser la mayor tenía que quedarme a ayudar a mi mamá a cuidar a mis hermanitos; fue muy difícil para mí aceptar eso”.
“Me rebelé”. “Le dije no papá, quiero estudiar”.
-“¿Quieres estudiar?, demuéstramelo, me retó”, narra Liliana a Quadratín Chiapas.
“No sabía cómo reaccionar en ese momento porque con 17 años no sabes que es la vida, ni cómo va ser, apenas me estaba abriendo camino, pero sabía que más allá de quedarme, había un panorama más grande que explorar”.
Con el apoyo de su mamá y la negativa de su padre, la joven tzotzil, que también le costaba entender y hablar el castellano, logró hacerse de una beca por tres años para ser maestra comunitaria del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), con lo cual pudo sostener la carrera de artes visuales en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) por año y medio; pero la suspendió por falta de recursos y regresó a su comunidad.
“No me di por vencida, seguí buscando talleres y espacios de formación”, aseveró.
Recuerda que fue su compañero de vida Julián Hernández Zanate, un indígena también tzotzil del municipio de Zinacatán, que la animó a estudiar la carrera de comunicación en la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich) de esta ciudad, luego de contarle su inquietud de producir cine.
Zanate, quien estudiaba música en esa época y que actualmente es integrante de una banda de rock en tzotzil llamada Lumaltok, que significa neblina; le informó que en esa carrera podría aprender a usar la cámara en el taller de fotografía y le podría servir para producir sus películas.
Fue en el 2014, mientras cursaba la carrera de comunicación, que un amigo de su comunidad le informó que el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) estaría en San Cristóbal de las Casas buscando alumnos de comunidades indígenas para ser parte de esos talleres.
“Yo no sabía hacer película, en ese momento estaba aprendiendo a encender y apagar la cámara, así como hacer unos encuadres; pero mi amigo Roni me dijo ve y postúlate igual y puedes quedar”, abundó Liliana.
“Ya no lo pensé, llegué, postulé y me quedé; a partir de ahí nace mi primer cortometraje “Guiadora de Camino” de 15 minutos, que narra la vida de mi bisabuela Dominga, una mujer de casi 100 años de edad, que es una de las últimas rezadoras de las almas de San Juan Chamula”, cuenta.
Dos semanas intensivas de taller con maestros y maestras del cine mexicano como Ernesto Pardo en la fotografía, Gabriel Hernández, Lupita Miranda, entre otros, bastó para empezar a gestar Vientre de Luna.
VIENTRE DE LUNA NACE A OCHO AÑOS DE SU GESTACIÓN
La mujer tzotzil confiesa que temía al embarazo, debido a que fue testigo del sufrimiento de su madre cuando dio a luz a dos de sus hermanas que nacieron en casa.
“El tema de la maternidad me llamaba mucho la atención, pero también la cuestionaba, siempre le dije a mi mamá que yo no iba hacer mamá, yo voy adoptar, no quiero sufrir pariendo”, le aseguró.
Sin embargo, Liliana dice que el amor la hizo cambiar de opinión y fue en el 2017, cuando cursaba el último semestre de la carrera y teniendo un noviazgo con Julián Hernández Zanate, que empezaron a gestar Vientre de Luna.
La idea surge de las historias que su madre le contaba sobre usos y costumbres de la maternidad en las comunidades indígenas y la hora de dar a luz.
“Mi mamá me contó que hay un rezo tradicional que se está perdiendo, que se ofrenda a la madre y al bebé antes del nacimiento”.
“La curandera ofrenda tus velas, flores y rezos, procurando la vida del que viene en camino y va a nacer, así como la de la mujer”, narra.
Señala que actualmente las tradiciones se están perdiendo y muchos de los jóvenes que regresan de Estados Unidos practican el baby shower y no tiene nada que ver con el consumismo, pero son cuestiones mucho más espirituales conectadas con la naturaleza.
El cortometraje Vientre de Luna es una recopilación de testimonios de mujeres, la mayoría familiares que tuvieron la experiencia de la maternidad, incluyéndose ella misma.
Así como rituales, reflexiones y duelos que vivió su madre con el fallecimiento de su primera hija y su madre.
“Cuando nace mi hijo, me doy cuenta que la maternidad es un tema muy complejo que no se habla dentro de las comunidades, entonces se tiene que contar; que no se vuelva solo un mito o que no se siga romantizando el miedo, que no somos vulnerables o la mamá supe poderosa, eso no es cierto, es falso y hay que hablar de esas verdades”, señala.
Liliana cuenta que las entrevistas las realizaron con una cámara no muy profesional y un teléfono celular junto con su compañero de vida, en locaciones de San Juan Chamula y Zinacantán.
Dos años tuvieron que suspender la edición debido a la pandemia por Covid.
Zanate se encargó del sonido y la música; mientras que Liliana en la producción, dirección, guion y fotografía; pero en la edición pidió el apoyo de la compañía productora Terra Nostra Films y gracias a dos becas a finales del 2023 nace finalmente Vientre de Luna.
Su primer presentación fue en el 2024 en el Festival Internacional de Cine Guadalajara, luego siguió Monterrey, Morelia, Colima, Pantalla de Cristal, dos muestras de cinema libre y sale de México al Festival Latino Filsm de San Diego, California y luego a otros países.
LA NOMINACIÓN AL ARIEL NO FUE SORPRESIVA, PERO LA ESPERABA DESPUES DE CINCO O 10 PELICULAS
Para Liliana K’an –en tzotzil significa serpiente-, no fue sorpresa la nominación de su cortometraje al Ariel el pasado 2 de julio; pero si que llegara en su segunda película.
“No es que no lo esperara, si me visualizaba en los arieles después de cinco o 10 películas, no en la segunda”, dijo emocionada.
La mujer tzotzil recuerda que no fue nada fácil llegar hasta donde está ahora, ya que no solo desobedeció a su padre, sino que también enfrentó discriminación y racismo por su condición indígena y el no hablar ni entender el castellano.
Si no me hubiera revelado, no sé qué estuviera haciendo, pero le agradezco a mi padre que me haya retado, me sacó esa rebeldía y ahora le da mucho orgullo saber que su hija tzotzil está en una de las nominaciones de la máxima academia en México”, expresa con orgullo.
Liliana asegura que se sigue preparando, está leyendo para tener un buen lenguaje, al igual se sigue formando y actualmente, está tomando un diplomado de cine.
También brinda talleres de fotografía a chicas tzotziles de su comunidad Tres Cruces, de San Juan Chamula; quienes le expresan que un día quieren ser como ella.
Ahora, Liliana está escribiendo su siguiente guion, un largometraje que aborda el tema de la migración, de las ausencias, lo que pasa con los que se quedan en la comunidad, como se reemplaza el amor con cuestiones materiales, como esa ausencia las llenan a partir de dólares, de casas; pero que pasa con las niñas o niños que cuanto tiempo tienen que espera para que los papas regresen.
Pero también cuantas familias han perdido a sus seres queridos por el “sueño americano”.
“Es como una experiencia de mi pasado cuando mi papá emigró a Estados Unidos y que trato de retomar en esta película”, platica.
“Estoy reuniendo todos los anécdotas que abordan el tema de la migración, pero también centrada en la cultura y de muchos pasajes, sin dejar pasar los rituales”, finalizó