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OAXACA, Oax. 28 de abril de 2025.- Luego de 206 días de angustia y lucha incansable, familiares, colectivos y comunidades indígenas confirmaron con dolor el hallazgo sin vida de la activista Sandra Estefanía Domínguez Martínez, quien desapareció en octubre de 2024 en María Lombardo de Caso, Oaxaca.
A través de un comunicado leído en una conferencia de prensa, el Komité Pëjy Tyotk expresó que Sandra ya está en casa, aunque no como soñaban, y recordaron su legado como una defensora incansable de los derechos de las mujeres indígenas y de su pueblo ayuuk.
Sandra fue reconocida por su valentía al denunciar actos de violencia institucional, incluyendo la participación de funcionarios en la difusión de imágenes de mujeres indígenas en situación de vulnerabilidad. Su compromiso trascendió las palabras: acompañó, sostuvo y alzó la voz donde otros callaban, señalaron.
La familia agradeció el apoyo de organizaciones como Consorcio Oaxaca, la Corriente del Pueblo Sol Rojo, autoridades comunitarias, colectivas, medios de comunicación y personas solidarias que, con su acompañamiento, hicieron visible su causa.
También reconocieron la labor coordinada de la Fiscalía General de Oaxaca, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Coordinación Nacional Antisecuestro y el Centro Nacional de Inteligencia, cuyo esfuerzo conjunto permitió la localización de Sandra.
El comunicado subrayó que la búsqueda no hubiera avanzado sin la presión social y denunció que la omisión institucional es también una forma de violencia.
«La indiferencia mata», advirtieron.
Exigieron acciones efectivas, con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos, así como un alto a la revictimización y criminalización de las víctimas y sus familias.
Este es el comunicado que leyeron:
Sandra ya está en casa, pero no como soñábamos.
Después de 206 días de angustia, de noches interminables y de una lucha incansable para exigir su regreso, hoy con el corazón desgarrado, confirmamos que hemos encontrado a Sandra. No fue el final que soñamos, pero al fin descansará entre quienes la amamos profundamente.
Sandra no fue solo una víctima de este sistema de violencia e impunidad: será siempre reconocida como una defensora incansable.
Como mujer ayuuk, abrazó la defensa de su pueblo y de todas las mujeres indígenas que sufrían violencias o discriminación. Cuando alguna mujer acudía a ella en busca de ayuda, Sandra siempre respondía. Nunca dudó en acompañar, en sostener, en alzar la voz donde otros callaban. Su lucha no era solo desde las palabras, sino desde los actos de amor, solidaridad y coraje.
Denunció con valentía la participación de funcionarios locales y estatales en grupos de WhatsApp donde se difundían imágenes de mujeres indígenas en situaciones de vulnerabilidad. Exhibió lo que muchos intentaron ocultar. Levantó su voz por la dignidad de todas, poniendo su propia vida en riesgo.
Hoy más que nunca, honramos su lucha. Honramos su valentía, su fuerza, su amor por su pueblo y por sus hermanas.
Agradecemos desde lo más hondo de nuestro ser a la Diputada Martha Aracely Cruz Jiménez, a Consorcio Oaxaca, a la Corriente del Pueblo Sol Rojo, a las autoridades locales de San Isidro Huayapam quienes se pronunciaron en su momento y todas las comunidades mixes, a familiares, amistades, vecinas y vecinos que vieron crecer a Sandra, a sus campañeros de la Universidad; así como a las colectivas, a las organizaciones y medios estatales, nacionales e internacionales, gracias a todas las personas que no soltaron nuestrasmanos en estos meses oscuros. Cada palabra de aliento, cada grito en las calles, cada gesto de solidaridad fue una luz en medio de tanto dolor. Su apoyo nos sostuvo y nos hizo sentir que no estuvimos solas.
Agradecemos los esfuerzo colaborativos entre CNI, CONASE, SEDENA, MARINA Y FGO, ya que sin dicha coordinación no hubiera sido posible su hallazgo.
El caso de Sandra es un reflejo doloroso y contundente de la realidad que enfrentamos en el país: sin la exigencia de la sociedad, no hay compromiso real del Estado. Las búsquedas no avanzan solas; la omisión institucional también mata. La indiferencia es otra forma de violencia.
Hoy, con Sandra en casa, levantamos la voz más fuerte que nunca:
¡Exigimos un compromiso verdadero! No solo leyes escritas, sino acciones contundentes y efectivas, con perspectiva de género y con un enfoque de derechos humanos y circunstancial.
Exigimos respeto para nuestras desaparecdidas y desaparecidos, para sus familias y un alto total a la revictimización y criminalización de nuestras personas amadas y quienes buscamos.
A cada madre, a cada familia que hoy sigue buscando a un ser amado, les decimos desde el fondo del corazón:
No pierdan la esperanza. No tengan miedo. Cada amor merece volver a casa. Mientras haya una voz que grite su nombre, mientras haya un corazón que los espere, siempre habrá esperanza.
Muchas gracias.
Atentamente, Komité Pëjy Tyotk.
¡Ni una desaparición más!
¡Alto a la violencia contra las mujeres!
¡Alto a la impunidad!
Oaxaca no olvida. Oaxaca exige justicia.