Abanico/Ivette Estrada
GIEI. La muerte de las palmeras
Todo lo que muere o desaparece sin que se sepa la causa o destino, coloca al ser humano avezado y conocedor, en un laberinto de dudas, ¿Para qué sirve el conocimiento si todas las verdades no están en él? ¿Donde fueron a parar realmente los 43 de Ayotzinapa? Porque pese a los aportes que hizo el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y las investigaciones que ha llevado a cabo este gobierno, su caso se yergue como una incógnita que quizá nunca se descifrará. Sobre los que saben, pende una clara advertencia y su silencio será la respuesta. Los del GIEI en el que será el fin de sus investigaciones en México el próximo 31 de julio, y ante los resultados de sus pesquisas, deben de sentir que en algo ayudaron, destruir en primer lugar la llamada verdad histórica. Pero en todos ellos los que no regresaron y los que ahora estuvieron, debe pesar un fracaso que también se extiende al actual gobierno, no obstante al interés mostrado en resolverlo. Los mismos padres han dicho que para ellos sus hijos vivirán, mientras no se sepa realmente si murieron, como murieron y donde fueron llevados sus restos. Con esta despedida del GIEI, la carga queda en manos de un gobierno que no fue el causante de la desaparición, pero al que injustamente se le ha cargado parte de culpa por no dar los resultados que los padres quieren. Atrás de esos señalamientos están sectores que en otros aspectos no coinciden con la 4T, entre ellos los propios abogados de los padres de los 43. La furia que no tuvieron contra Enrique Peña Nieto, la han expresado contra este gobierno, pese a los militares en proceso y a los que todavía están en las cárceles, y pese también a un Poder Judicial que mucho ha hecho en contrario.
LA MUERTE NO DESCIFRADA DE ESPECIES VEGETALES, AGREDE A LA NATURALEZA
No es banalizar el caso anterior, el mencionar la muerte de 155 palmeras en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, porque la muerte de un ser viviente, sobre todo si es injusta o se desconoce la causa, suele causar preocupación o dolor. En una crónica de años atrás, yo mencioné el caso de una mujer que se agarraba llorando a un árbol que había sido destruido por un rayo. Su dolor por la planta que tanto amaba, sobre todo por lo injusto de su muerte, lo trascendía a su vida, como una gran pérdida. Lo mismo hacían ante su muerte, los dueños de Zeus, perrito asesinado alevosamente por un criminal armado. Sobre el fin de las palmeras no hay una explicación, porque la muerte de esos vegetales se da en temperaturas frías extremosas. Se trata de especies crecidas en zonas cálidas y desérticas, que de acuerdo a los expertos, no son verdaderos árboles, sino ramas crecidas con tallo fibroso. Las 155 mencionadas, deben de ser haber sido datileras porque eran de la especie Phoenix una de las que da ese fruto.
EXPERTOS EN VEGETACIÓN, TAMBIÉN FALLARON EN HALLAR CAUSAS
A mi siempre me ha llamado la atención que dos especies tan diferentes que dan cocos y dátiles sean de la misma especie: palmeras. Los expertos destacan que hay 2 mil 600 especies de estas plantas distribuidas sobre todo en Asia y África, en zonas cálidas pero que los frutos de algunas son diferentes y no todos son comestibles. En México se distribuyen por muchos lugares y en zonas cercanas a las playas se dan las cocoteras. El país ha exportado, incluso. Yo vi en Sevilla en un largo camellón, palmeras que habían sido enviadas desde México. En el libro Herbolaria Mexicana ( Editorial del Colegio de Postgraduados de la Universidad Autónoma de Chapingo, 2012) se menciona la palma Phoenix de hojas glaucas y largas que entre otras cosas tiene fines terapéuticos y también la descripción de la palma con hojas que tienen apariencia de plumas, La muerte de las palmeras en la Benito Juárez, llevó sujeta su eliminación y es impresionante ver los tallos gruesos fibrosos de cada una. Algunos las llaman palmas, pero según el diccionario, palma es propiamente la hoja de la palmera. Y así era la que estaba en Reforma en la estación llamada La Palma que fue sustituida por un segundo ahuehuete hace poco, después del problema que tuvo el primero. Hasta este momento pese a grupos de expertos que estuvieron vigilando como se deterioraban la palmeras en cuestión, no se ha podido saber la causa. Un enigma más.