Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
En agosto pasado, la comunidad LeBarón volvió a ser víctima del acoso de la policía municipal de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 5 integrantes de una familia trabajadora, con amplio reconocimiento por la buena vecindad, fueron detenidos cuando tripulaban su camioneta; en esa ocasión, les sembraron armas y fueron llevados a la cárcel municipal.
En esa ocasión, hubo protestas por parte de la comunidad, afuera de donde estaban recluidos y se desató un enfrentamiento con la policía municipal, a tal grado que existen videos donde están jaloneando y golpeando mujeres.
Todos los que habitan la región, y algunas autoridades federales, saben que el gobierno de este municipio, está infiltrado de forma preocupante, quienes conformar los cuerpos policiales se presume son brazos de la delincuencia organizada que opera en la zona.
Esta situación de los retenes falsos, de los sicarios patrullando en camionetas presuntamente oficiales, de jefes de seguridad que responden a intereses criminales, las vivimos todos los días, y representa un latente peligro que asecha a todas las familias.
Hace un par de años, la comunidad LeBarón fue hasta los cuarteles de la policía en Galeana, para literalmente, desarmarlos y exigir su renuncia; el motivo fue que estos cuerpos se dedicaban a extorsionar, a amenazar, a robar, a secuestrar y a torturar, una situación que le ocurrió a un profesionista que hacía trabajos en la comunidad y que detonó ese movimiento. Así que la comunidad se organizó y decidieron hacer lo correcto.
El jefe de esa policía corrupta, poco tiempo después fue nombrado director de seguridad de Nuevo Casas Grandes; se le regresó un cargo que debería ser para personas intachables, gente que tuviera la vocación de proteger a la población.
Esta situación ya no puede ocurrir en este país, y estamos convencidos que por más reformas de seguridad que haya, aunque el Ejército salga a las calles, y la Guardia Nacional tenga más y más elementos, esto no va a cambiar hasta que las policías municipales, dejen de ser brazos del crimen organizado, son delincuentes con arma y placa, con permisos para hacer de las suyas y los platos rotos los paga la población.
Esta limpia de los cuerpos municipales no es nueva; en Amatlán de Los Reyes, Veracruz, la policía municipal fueron desarmados y relevados de sus cargos; en Irapuato, Guanajuato, un centenar de elementos también fueron de baja, buscando una depuración; igual ocurrió en Zihuatanejo Guerrero, hace algunos años.
Esto demuestra que querer mejorar a las policías es cuestión de voluntad, por eso habremos de pedir al Cabildo de Nuevo Casas Grandes, que tome las medidas por disolver su cuerpo de seguridad y sea relevado por la Guardia Nacional o elementos más confiables.
El caso de los miembros de nuestra comunidad es sólo uno de muchos casos que ocurren en la región, donde se tiene un fundado temor de que la policía responda únicamente a criminales, los atropellos son todos los días y nadie está exento, y como aquí, en todo el país se repite esta historia. Si van a limpiar la casa, que sea de adentro para afuera, por la tranquilidad de todos.
Hace unos días también fueron aprehendidos 4 miembros de la comunidad, y ya fueron sentenciados; ojalá así fuera de rápida la justicia para todos, porque los presuntos asesinos de mi prima y sobrinos, siguen sin sentencia. Parece que la impunidad también se administra y es un privilegio para algunos.