Indicador político/Carlos Ramírez
Elecciones a la vuelta de la esquina.
Apenas ha ganado una batalla y la oposición ya quiere sonar las campanas en todos los templos. Bloquear el avance de la reforma constitucional en materia eléctrica ha sido su éxito más relevante en el período de la Cuarta Transformación. Pegó donde tenía que pegar y dolió donde tenía que doler.
Sin embargo, todavía está muy lejos de recuperar los espacios perdidos por el descrédito de administraciones que se enriquecieron y no supieron acercar a México al primer mundo, como eran sus deseos, al menos eso llegaron a decir cuando se sintieron dueños del poder.
Levantarse de la derrota del 2018 no va a ser producto de una batalla, sino de muchas más. Se avecina la del domingo 5 de junio. Veremos entonces si es real el avance y si ha conseguido que la sociedad cambie de opinión respecto a lo ofrecido por el gobierno en turno.
Ha celebrado el voto en contra de la reforma constitucional en materia eléctrica como si en sucesivas mediciones de fuerzas, legislativas o electorales, fuera a salir triunfador.
Ahora viene la competencia electoral en los estados de Aguascalientes, Durango Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Salvo el primero, en los demás las encuestas favorecen a Morena y en algunos casos, como Quintana Roo, por muy amplio margen.
Por lo tanto, en vez de seguir en la fiesta por la batalla ganada en la Cámara de Diputados, la tríada partidista (PRI-PAN-PRD) debería ocuparse en buscar la forma de dar la pelea en los seis procesos electorales, aunque el tiempo prácticamente se le ha terminado.
Estamos a seis semanas de las elecciones y no se ve por donde la oposición pueda dar la sorpresa. Hay estados donde el gobernador en turno pareciera resignado a entregar la plaza y canjear su pasividad electoral por un cargo diplomático o administrativo.
De eso debe de estar consciente la tríada, los vientos electorales no le favorecen y tampoco debe olvidar que el año pasado Morena le ganó 11 gubernaturas de las 15 en disputa.
De adjudicarse el lote completo, el partido en el poder sumaría 21 gobiernos estatales, más de la mitad de los que componen el país. Se colocaría en un trampolín ideal para ir en el siguiente año por el estado de México, que tiene la población electoral más numerosa del país, y llegar en las mejores condiciones a la competencia presidencial de 2024.
La oposición, seguramente intensificará críticas hacia acciones de gobierno, todo lo que le parezca incongruente y fallido, para tratar de minar el grado de aceptación que tiene la Cuarta Transformación.
El inconveniente es su desgaste ancestral, en particular del PRI, seguido por el PAN que desaprovechó en dos sexenios la oportunidad de darle a México mejor gobierno. El descrédito de ambos en el saldo de su actuación, todavía pesa en el ánimo del electorado.
Los perredistas se hicieron chiquitos con sus diferencias y pleitos internos, con sus multiplicadas deserciones.
A la tríada le falta representar una alternativa fresca y renovada.
Y Movimiento Ciudadano debería darse cuenta, que dos gubernaturas, aunque sean las de Jalisco y Nuevo León, no hacen verano. De cualquier manera sigue empecinado en que puede solo.
@zarateaz1
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