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OAXACA, Oax. 10 de julio de 2021.- La niña Mayté Chávez Nuñez, de casi 3 años de edad, sobrevivió, sola, en una cueva durante casi cuatro días. ¿Cómo sobrevivió? ¿Cómo llegó al lugar dónde fue encontrada? ¿Quién la llevó a ese sitio? Es un misterio.
Elementos de diversas corporaciones narraron que escucharon unos niños llorando, sonido que los guió para encontrar a la pequeña, quien ya está con su madre.
La desaparición de la niña de 2 años 11 meses ocurrió en una comunidad de Oaxaca. En una ranchería denominada Iturbide, en Santa Cruz Itundujia, un municipio perteneciente al distrito de Putla de Guerrero, en la Mixteca de Oaxaca.
Todo empezó cuando su madre, Marilú, fue con la niña a visitar a su abuela paterna. Ahí, Marilú decidió que podía ir a trabajar unas horas, confiada en que su suegra cuidaría de Mayté. Sin embargo, en circunstancias extrañas, la niña desapareció.
Cuando Marilú volvió, escuchó la funesta noticia. Su suegra le dijo que la niña no estaba. Le contó que estuvo jugando en el patio, que por la mañana no notó nada extraño.
Su suegra pensó que la menor había salido a la calle o estaba en otra casa, como acostumbran los niños en una población pequeña, en la que no hay riesgo inminente de inseguridad.
La confianza fue mermando conforme pasaba el tiempo. Llegó la madre y la noche, y la niña no estaba ni en un domicilio cercano ni nadie que les diera razón.
Fueron a la policía, quienes atendieron la súplica de una madre desesperada. Hicieron el informe y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas emitió la ficha de búsqueda.
“Fue vista por última vez el día 5 de julio de 2021, en la localidad de Iturbide, Santa Cruz Itundujia, Putla, Oaxaca”. Seña particular: tiene una deformación en el oído derecho.
Ropa que viste: Blusa color amarillo mostaza, mayas color rosa y calza huaraches de plástico color beige. Media filiación: Complexión delgada, estatura aproximada 90 centímetros, tez morena clara, cara redonda, frente amplia, cejas semipobladas, ojos medianos, de iris color café oscuro, nariz mediana, de base ancha, boca grande, labios delgados, mentón cuadrado y cabell o lacio, corto y de color castaño oscuro.
Nadie reportó su paradero. Durante cuatro días, la policía, personal de Conafor -que se ofreció como voluntario en la búsqueda- personas de la comunidad, la madre y la suegra la buscaron.
Hasta que escucharon el llanto de unos niños. Lejanos, en alguna parte del cerro. Eso fue el jueves, ya había pasado la noche del lunes, del martes, del miércoles y pasaría también la noche del jueves.
Fue hasta el viernes cuando subieron a la cueva de San Pedro, un lugar conocido, pero poco frecuentado por los pobladores. Ahí la encontraron. La menor estaba sana y salva, a pesar de que tenía hambre.
La revisaron y su estado de salud era visiblemente bueno, sin rasgos de violencia. Ya fue entregada a su madre, quien volverá con ella a su comunidad.
Sin embargo, nada sabe de lo que pasó esos cuatro días su pequeña hija, resguardada en una cueva, en la que sobrevivió durante cuatro días.