El agua, un derecho del pueblo
La temporada de lluvias complicada por el desfogue de la presa Peñitas, fue la ocasión ideal para potenciar una campaña mediática a favor del ex gobernador Andrés Granier Melo, a quien se promueve como el aspirante del PRI a la alcaldía de Centro mejor posicionado. Mas podría estársele sobrevalorando…
Encuestas levantadas en redes sociales, sobre todo en Facebook, que más bien son sondeos porque carecen de metodología, lo ubican en las últimas semanas como “el más fuerte” competidor por el despacho que ya ocupó en el trienio 2000-2003.
No obstante que no ha reconocido abiertamente querer participar en las elecciones de 2021, Granier se encuentra en pleno proselitismo: las fuentes que lo promocionan son parte de su entorno, y los sitios de internet que le comparten lisonjas presentándolo como político “único”, se destacan por ofertar publicidad política.
Esto es, el químico de profesión no es ajeno al ruido informativo que generan sus amigos y colaboradores cercanos.
¿Es el ex mandatario en realidad un “hueso duro de roer” como lo publicitan sus amistades y ayudantes? La respuesta es que estamos ante un crecimiento ficticio.
A saber, hay dos momentos claves en su carrera que muestran que no es precisamente un político con imán:
1.- En 2003, con el poder que le daba ser alcalde capitalino con mucha popularidad, lo que implicaba el manejo discrecional del erario, no pudo heredarle la silla a Ariel Cetina Bertruy, su secretario del Ayuntamiento que renunció al Revolucionario Institucional tras de que se nombrara a Floricel Medina Pereznieto como candidato a la alcaldía de Centro.
Más allá del significado de que Granier no haya apoyado a Medina Pereznieto, lo relevador de ese desplante, que muchos consideran como una de las mayores traiciones internas que ha sufrido el tricolor, es que en números redondos el abanderado del PRI logró 90 mil votos, el del PRD, Adán Augusto López Hernández, 60 mil; y el del PAN, Cetina Bertruy, 30 mil.
El Revolucionario Institucional logró 10 mil papeletas menos que las obtenidas por Granier tres años antes, pero conservó la plaza sin ningún problema, pese al vaticinio de que el entonces primer regidor se llevaría los sufragios priístas al blanquiazul.
Entonces sin estructura, el actual gobernador consiguió dos veces más votos que el abanderado panista que contaba con el apoyo del ayuntamiento priísta.
¿Por qué no pudo ganar el colaborador de Granier si este era considerado una máquina electoral demoledora?
En 2006 ganó la silla de Plaza de Armas, mas en esa victoria no debe escamoteársele a Manuel Andrade Díaz su capacidad de operación política desde el poder. Y, por si fuera poco, la oposición perredista le puso enfrente al priísta a un candidato que venía de perder dos elecciones para gobernador.
2.- En 2012 que estaba por concluir su gestión, al PRI de Granier le dieron la peor paliza de su vida que puede ilustrarse con el hecho de que perdió el poder tras siete décadas de hegemonía.
Los allegados a Granier aseguran que hubo entonces condiciones políticas adversas al viejo partido, si bien se confirmó que el priísta referido no tiene el arrastre que de pronto otraaa vez le están empezando a ver, y que ni con dinero es capaz de imponer candidatos impopulares, como ocurrió en 2003 y en 2012.
Por eso, ya sin ser parte del sistema, ¿cómo quiere ahora hacerse de la comuna?
¿O Granier hace todos esos desfiguros para lograr otra posición?