Abanico
Virus: nadie está atendido la crisis
económica; TCL, lastre atado a EU
Si los técnicos en economía son expertos en ocultar problemas y justificar crisis, el reciente informe “Políticas para combatir la pandemia” del Banco Interamericano de Desarrollo debiera encender los focos rojos de la crisis económica que viene y convertirse en lectura obligada por las autoridades hacendarias mexicanas… si aparecen en algún lado.
El reporte parte del criterio de que la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19 será peor de la de 2009. Y para México, el shock será más grave por su enorme dependencia de los EE. UU. y el mundo vía el Tratado de Comercio Libre. Por tanto, la posibilidad de México de salir de la crisis recesiva dependerá del PIB de los EE. UU. y China y de medidas de política de desarrollo internas.
En la fase 2 de la pandemia, el BID señala que el PIB de México en 2020 podría ser, en el escenario extremo que es muy viable, en -5.3%, previendo una baja fuerte del PIB de los EE. UU. y China. Frente a este escenario, el BID hace cuatro recomendaciones de política macroeconómica que en México no se están atendiendo y que podrían hundir más al PIB mexicano:
1.- Reducir la posibilidad de que se aumenten costos debido al cierre parcial forzoso de la economía.
2.- Apoyar a los bancos para que puedan seguir funcionando y ayudar a la economía.
3.- Ayudar a las empresas para que mantengan a los trabajadores en nomina y escapen a la liquidación.
4.- Compensar a los hogares que pierdan ingresos, especialmente a los pobres y vulnerables.
Las decisiones gubernamentales en México han sacado de la prioridad la política macroeconómica y se han centrado en el salvamento de las finanzas públicas para impedir el déficit presupuestal. Sin embargo, organismos financieros internacionales muy ortodoxos han aceptado la posibilidad de 4% de déficit presupuestal para usar ese dinero en programas de rescate.
Hasta ahora, sin embargo, los técnicos de Hacienda no han cambiado el chip del neoliberalismo a ultranza y se han aferrado al superávit gubernamental, en el entendido de que el viejo modelo populista de déficit en finanzas publicas se dilapidada en corrupción o en programas asistencialistas de compra de lealtades.
Hoy se trata de evitar el crack del sistema productivo por el quiebre parcial y en muchos casos definitivo de cadenas productivas por el desamparo en que han quedado cientos de miles de micro, pequeñas y medianas empresas que están articuladas a las grandes. De mantenerse el criterio mexicano de no malgastar dinero en empresas pequeñas, el impacto económico del coronavirus será más bajo del -5.3% estimado por el BID para México, con la circunstancia agravante de que el hundimiento sería de dos o tres años si no se atiende la desarticulación productiva.
Uno de los avisos importantes que presenta el reporte del BID debería alertar el uso de mecanismos tradicionales: los contracíclicos de inversiones emergentes o el estímulo contracíclico a la demanda vía inyección de dinero artificial son “menos pertinentes”. La crisis, aclara el BID, es de “choque de oferta como de demanda”, es decir, se distorsionó todo el proceso productivo. “Las empresas y los hogares probablemente sufrirán un estrés financiero importante”. Al final, el impacto del virus “reducirá tanto la oferta como la demanda”.
En su reporte, el BID hace hincapié en la prioridad de mantener funcionando las cadenas de producción con apoyos a las empresas intermediarias. Y hacia ahí deben de enfocarse medidas anticrisis de los bancos centrales, a fin de mantener operando el sistema productivo. Por ello recomienda que “los bancos centrales (Banxico en el caso de México) pueden ayudar a mitigar la magnitud de este choque reduciendo los tipos de interés y suministrando liquidez para mantener alternas las cadenas de suministro y reducir al mínimo la pérdida de empleo y las quiebras”.
Enfocada la política hacendaria a salvar las finanzas públicas y los programas prioritarios del presidente de la república, la economía está registrando quiebra de cadenas productivas y de suministro y generando con ello desempleo permanente, lo que ha llevado a que las organizaciones empresariales ha tratar de salir al rescate de esas micro, pequeñas y medianas empresas.
El riesgo económico del coronavirus sigue latente: “repercusiones en el equilibrio fiscal y presión sobre monedas y otros indicadores monetarios y financieros”, además de otros análisis de especialistas que revelan visos de quiebra masiva de empresas, desempleo crónico y extenso y una recuperación productiva lenta y de largo plazo con PIB limitado cuando menos durante cinco años.
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Política para dummies: La política es la acción pública para resolver, no para justificar y eludir.
@carlosramirezh