Comunicado de prensa Diócesis de Tapachula
- Estimados hermanos que peregrinan en la Diócesis
de Tapachula, la Cruz es el estilo de seguimiento que propone el Señor Jesús
para todos. El camino de la Cruz exige esfuerzo, sacrificio, renuncia y
entrega; tal parece que ese camino en nuestro tiempo es poco valorado, deseado
y muy abandonado. Sin embargo, se nos olvida que la Cruz es el camino y que el
destino es la Resurrección, la Vida Eterna. Que nuestro esfuerzo cotidiano se
vea animado por el anhelo de alcanzar el Reino de Dios.
- La Iglesia Diocesana de Tapachula es y será
siempre una Iglesia de puertas abiertas para todo aquel que quiera vivir la
misericordia de Dios. En este sentido, siempre nos hemos identificado con la
ayuda y solidaridad hacia los hermanos migrantes que, pasando por nuestro territorio,
muchas veces necesitan de nuestra generosidad. En la labor de ayudar a los
migrantes tenemos claro que no se trata de ser protagonistas, ni de proponer
leyes, ni de decirles que ya no vengan; se trata de vivir el Evangelio de
Jesucristo que nos anima a ser cercanos a los más pobres y sencillos. La
reunión de Obispos de la zona sur de México junto con los de Guatemala, El
Salvador y Honduras servirá para articular esfuerzos con Centroamérica y
responder mejor ante las emergencias migratorias que estamos viviendo y de las
que vamos a ser testigos. Como ya lo decían los hermanos directores de
albergues o casas de atención a migrantes reunidos en la ciudad de México,
queremos ser voz de aquellos que
pretenden ingresar al territorio nacional con la finalidad de cruzar hacia los
Estados Unidos y son detenidos en la frontera Sur de México mediante el muro
humano de la Guardia Nacional, de aquellos que imploran se les facilite un
salvoconducto para poder continuar su camino y son ignorados, de aquellos hermanos
que se encuentran en tránsito y que se ven hostigados o extorsionados por
agentes de diferentes dependencias o por el crimen organizado. Como Iglesia
sabemos que la migración no tiene por qué verse o convertirse en un problema
social, sino en una oportunidad de desarrollo y convivencia que genera una
nueva cultura de inclusión y
participación, de progreso y crecimiento social, de armonía y creatividad,
haciendo frente a esta marcada indiferencia que, como dijimos, ya se manifiesta
en diversos sectores de la sociedad civil.
- Los cristianos católicos sabemos que diariamente
pero, de manera especial, iniciando el mes de septiembre, contemplamos y
reflexionamos el tesoro en el que nuestro Padre Dios ha querido darnos a
conocer su voluntad. La Sagrada Escritura es el texto que Dios escribió, con la
colaboración de los escritores sagrados [hagiógrafos], para que lo
conociéramos, pudiéramos encontrarnos con Él y, conociéndolo, ilumináramos
nuestro andar personal y comunitario en esta vida peregrina. Invitamos a todo
el Pueblo cristiano a renovar, fortalecer y aumentar su amor a la Palabra de
Dios y podamos vivirla en el quehacer cotidiano.
- Quienes vivimos en la región nos hemos asombrado
de los acontecimientos que suenan en los Medios de comunicación social, entre
ellos, el asunto de la inseguridad en el País. Este asombro crece más porque
vemos cómo en nuestros pueblos y ciudades aumentan los actos delictivos. Aunque
las autoridades hacen lo que pueden, queremos unir nuestra voz a la sociedad
que clama justicia y paz en nuestras comunidades. Al mismo tiempo, queremos
exhortarlos a ser generadores de una cultura que vive segura y promueve la
paz.
- Todos nos hemos dado cuenta del cambio climático
que estamos viviendo. En la raíz, hemos olvidado quiénes somos: criaturas a
imagen de Dios (cf. Gn 1,27), llamadas a vivir como hermanos y hermanas en la
misma casa común. No fuimos creados para ser individuos que tiranizan la
creación; fuimos pensados y deseados en el centro de una red de vida compuesta
por millones de especies unidas amorosamente por nuestro Creador. Es la hora de
redescubrir nuestra vocación como hijos de Dios, hermanos entre nosotros,
custodios de la creación. Es el momento de arrepentirse y convertirse, de
volver a las raíces: somos las criaturas predilectas de Dios, quien en su
bondad nos llama a amar la vida y vivirla en comunión, conectados con la
creación. Intensifiquemos nuestra oración, uniéndonos a la intención del Santo
Padre para que los políticos, científicos y economistas trabajen en la conservación
de los mares
- Nos encomendamos en oración a Jesucristo
migrante, para que acompañados de la Virgen María, la Inmaculada Margarita
Concepción y de San José, podamos llegar a la casa del Padre celestial.
Fraternalmente
+ Mons. Jaime Calderón Calderón
VIII Obispo de Tapachula