Abanico
Con la masificación de las redes sociales en las elecciones del 1 de julio de 2018, se ha tratado de restarle fuerza al periodismo, sobre todo al género de opinión. El debate nacional, sin embargo, gira en torno al periodismo político.
Desacreditados por batallones cibernéticos, los reporteros que emiten puntos de vista son los más involucrados en la agenda nacional, en virtud de que el presidente Andrés Manuel López Obrador está confrontando a los más lúcidos opinadores del país.
Para generar controversia no es necesario ser un comunicador con mucha presencia y tener audiencias gigantescas o millones de seguidores.
El caso que nuestra que el periodismo político puede trastocar al poder lo acaba de dar una contestación del presidente a una columna de Raymundo Riva Palacio, quien por esta alusión se puso en la cima de la discusión nacional.
El autor de ‘Estrictamente personal’ publicó recientemente un texto que hizo ver mal al jefe dei Ejecutivo.
Riva Palacio reveló que algunos actores han pagado 200 mil pesos a presuntos reporteros en las ruedas de prensa mañaneras del primer mandatario, para afectar a empresas con sus preguntas; esto no lo compartía AMLO, según el columnista.
Pero al mero machuchón del país lo malinformaron y dijo que Raymundo aseguraba que su gobierno daba «chayotes» de 200 mil pesos.
El tabasqueño le llamó «cretino» al destacado periodista, y este lance provocó que Riva Palacio se ubicara en el epicentro informativo.
El colaborador de ‘El Financiero’ tiene 400 mil seguidores en Twitter, mientras Carlos Loret de Mola llega a ocho millones y Joaquín López Dóriga alcanza 7.6 millones.
En teoría, Riva Palacio tiene menos alcance digital que Loret y Dóriga, pero en los hechos los textos de Raymundo nutren a la ‘creme de la creme’ de la política mexicana.
Puede verse con este asunto que lo que debe importarle al periodista es que sus escritos los lean en las esferas en donde se toman las decisiones.
El clásico ejemplo del ‘Manual de Periodismo’, de Vicente Leñero y Carlos Marín: en un reportaje sobre la deforestación de la selva Lacandona, al reportero no debe interesarle que su trabajo se lea en Chíapas, sino en los círculos de la capital del país donde se diseñan las políticas ambientalistas.
En lo que va de este gobierno, las columnas de Riva Palacio se han convertido en ‘artículo de primera necesidad’ en la clase política mexicana, pese a que su diario mantiene una escasa circulación.
El autor de ‘Estrictamente personal’ tiene un mercado marginal de lectores en relación a Loret y Dóriga, los periodistas con más seguidores en redes sociales.
Pero un texto de Raymundo causa más estragos en el medio politicos que las participaciones de Carlos y Joaquín en los medios electrónicos.
Así que el contrapeso de la ‘Cuarta Transformación’ podría estar en la llamada ‘comentocracia».