Teléfono rojo
Durante meses, en éste y otros espacios lo advertimos.
La intención del candidato y luego presidente Obrador es instaurar una dictadura que empezará con el regreso de la reelección presidencial.
Para lograr ese objetivo, Morena y López Obrador primero planean la destrucción de todo el sistema electoral que se construyó entre 1996 y 1997 y que hizo posible la alternancia en elecciones locales a partir de 1997 y en las presidenciales del año 2000.
Y fue tal el éxito del sistema electoral mexicano –sistema reconocido en todo el mundo y replicado en no pocos países–, que en julio de 2018 permitió la victoria de López Obrador y de su partido, Morena.
Es decir, hoy las elecciones mexicanas son transparentes, confiables, equitativas y no sólo garantizan el postulado maderista de “Sufragio Efectivo”, sino la alternancia y la pluralidad.
Sin embargo, la adv
Pues esos tiempos son el pasado al que López Obrador quiere llevar al país; tiempos en donde el presidente en turno mangoneaba los proceso electorales y decidía al sucesor.
Sin embargo existe un peligro mayor. ¿Cual peligro?
Poca cosa, que el presidente mexicano prepara el escenario para una reelección indefinida, para instaurar una dictadura tropical al estilo de Cuba y Venezuela que empezará con el engaño de la “revocación de mandato”
Y el primer paso para lograr ese objetivo fue limpiar el camino de opositores reales. Por eso el crimen de Estado en Puebla. En efecto, como aquí lo dijimos, cada día son más las evidencias de que el gobierno federal de Morena acabó con la principal oposición a su proyecto reeleccionista.
Y ese grupo opositor era, nada más y nada menos, que el de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, la gobernadora de Puebla. Fueron quitados del camino al quitarles la vida.
Luego sigue la destrucción del INE, de los Oples y del Consejo General. Para ese magnicidio –luego del crimen de Estado de Puebla–, López Obrador recurrirá al cuento del alto costo del sistema electoral mexicano. Y para convencer a los fanáticos empezarán carencias impensables, como las de energía eléctrica y muchas otras.
Es decir López Obrador y Morena –sus gobiernos y legisladores–, llevarán al país a una crisis tal que mucha gente creerá que la única salvación será la reelección indefinida de AMLO.
Es decir, asistimos al magnicidio perfecto; el crimen de la democracia mexicana toda.
Al tiempo.