Abanico
La respuesta del presidente electo Andrés Manuel López Obrador a la revista Proceso por una entrevista titulada “El fantasma del fracaso”, escaló el desencuentro en redes sociales entre partidarios y antagonistas del tabasqueño, en una lucha con lujo de violencia verbal entre ambos bandos.
Entre la sarta de reacciones, pocos entraron al análisis del contenido del material periodístico, que es una entrevista que le realizó el reportero Álvaro Delgado al constitucionalista Diego Valadés.
La conversación con el acreditado jurista lleva a la publicación a exhibir en portada el encabezado “El fantasma del fracaso”, precedido del antetítulo “AMLO se aísla”.
Para este columnista, el semanario debió poner el nombre de la fuente informativa en su nota principal para que se entendiera que la afirmación era de Valadés.
“El fantasma del fracaso” y “AMLO se aísla” parecen afirmaciones de la revista, no extractos de una declaración del entrevistado.
Pero ese es el estilo del medio capitalino, que de la misma forma ha criticado sin excepción a todos los presidentes mexicanos.
Un texto periodístico no puede ser motivo para acusar al semanario de hacerle una compaña al tabasqueño, quien en el debate de candidatos de la pasada jornada electoral, desplegó una portada con una nota contra el panista Ricardo Anaya.
En un video difundido en sus redes sociales, López Obrador dijo: “Una revista sacó una foto, no solo la de la portada, sino también al interior, donde aparezco así, decrépito, chocheando, y el título de la portada dice que estoy solo y que se avizora el fracaso. Muy sensacionalista, amarillista la revista, pero es normal… Así es la libertad, así es la democracia, es pluralidad, es libertad de expresión, no es pensamiento único y yo no aspiro a ser un dictador. Yo aspiro a representar una república democrática”.
En referencia al desencuentro en Twitter entre su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, y el director deProceso, Rafael Rodríguez Castañeda, expuso:
“Es una mujer con criterio, hay discrepancias, pero bueno, somos libres y la libertad implica mensajes de ida y vuelta, porque se habla mucho de la libertad de expresión y se niega la posibilidad de la réplica.
“Quisieran estarnos cuestionando y que nos quedáramos callados. No. No va a ser así, tenemos que debatir, de manera respetuosa, pero tiene que haber diálogo, circular, y libertades plenas y para todos: para el que critica en los medios y el que es criticado que tenga el derecho a la réplica y voy a ejercer siempre ese derecho, y que nadie se sienta ofendido, lo voy a hacer siempre de forma respetuosa”.
Aseveró que en su administración no habrá primera dama y que su esposa se dedicará a sus actividades de investigación académica como hasta ahora.
López Obrador tiene derecho a defenderse de las críticas periodísticas, pero el problema es la violencia se refleja en las redes sociales, en donde sus seguidores y sus adversarios están enfrascados en una batalla campal, similar al choque observado durante las campañas.
Quizá lo novedoso de la reyerta entre el oriundo de Macuspana y los medios sea que estas escaramuzas solo se vieron cuando él era candidato.
En 1994, por ejemplo, dijo en Tabasco que cuando lograra la gubernatura les iba a dar créditos a los periodistas para que compraran carritos de hot dog para que se ganaran la vida.
Eran los tiempos en que el PRI tenía el control de todo, y los ataques a AMLO eran despiadados.
En la campaña de 2012 que fue echado el Revolucionario Institucional tras ocho décadas de hegemonía, cuando le preguntaron el entonces candidato de la izquierda, el perredista Arturo Núñez Jiménez, qué haría con los comunicadores que lo atacaban, contestó que iba a esperar a tenerlos en la nómina.