
Teléfono rojo
Los cambios políticos a veces son imperceptibles, aun cuando se les tenga enfrente. Así sucede con los cambios que, concediendo sin regatear, si son de carácter histórico y dejan marcada claramente el cierre de una etapa y el inicio de otra en continuidad.
Para la hoy Ciudad de México, que mantiene la definición de capital nacional y elemento de identidad, a consecuencia de los resultados electorales del primero de julio, esta etapa tiene los elementos definitorios de termino del ciclo de cuatro gobiernos amarillo perredistas, aun cuando el ultimo jefe de gobierno de esta etapa se negó a inscribirse como militante del partido que lo llevo bajo su registro al poder, pero sin librarse de ser el gobernante electo que por su interino, ya que se le inscribió en las listas de la competencia electoral para hacerse senador, tuvo que entregar el poder a un partido diferente del que lo hizo jefe de gobierno.
En esta etapa, los días de septiembre, se instala el Congreso, señalando por la importancia que tiene la diputación federal en materia de presupuesto y la coordinación de la hoy Comisión de la Ciudad de México en las cámaras.
Otro importante cambio que tenemos enfrente. El 17 de septiembre de 2018, fenece la Asamblea Legislativa del Distrito Federal –en su primer capítulo de Asamblea de Representantes- y se instala el Congreso de la Ciudad de México; entra en vigor completamente la Constitución de la Ciudad de México, en el camino del tránsito democrático se definió que una serie de apartados entrarían en vigor antes con el fin de resolver el proceso electoral local, de la entidad y federal.
Al entrar en vigor la Constitución, dejando correr más en tiempo por procedimiento y sin ser exigentes, el 1 de octubre –y por esta ocasión, ya que se modificará en la próxima edición el momento de asumir el cargo- entrará en función la nueva forma de gobierno local nombrada como Alcaldía.
Debemos tener presente que previamente se cambió de nombre a la entidad, llevando esta decisión a su registro como marca, así se le dio el adiós al “Distrito Federal” para adaptar la nueva denominación de “Ciudad de México”.
En la forma local de gobierno, conociendo en su historia al Calpulli mesoamericano –con el respetable tlatoani y un consejo-, al municipio español –cancelada en un acto de autoritarismo presidencialista-, y la figura de delegación política junto a la de “Regente” –en que en una y otra el presidente de la republica delegaba su poder para gobernar en este territorio-, tenemos el cambiar a la nueva denominación de “Alcaldía”, con una serie de nuevas atribuciones, facultades y formas como es la de integración de un órgano llamado “Consejo”, que en sus atribuciones y facultades se pone como un órgano de seguimiento y aprobación de los actos del alcalde.
Esta nueva forma se dijo lleva el objetivo de ser contrapeso al gobierno local para rendir cuentas de sus decisiones y actos.
Otra de las nuevas formas es el de la Iniciativa ciudadana, contenida en el Titulo cuarto De la ciudadanía y el ejercicio democrático, Capitulo II llamado De la democracia directa, participativa y representativa, artículo 25, apartado B, de la Constitución de la Ciudad de México, da el derecho de presentar iniciativas de ley acompañándole con el 0.13 por ciento de firmas de la lista nominal.
Aun cuando están a la vista, frente a nuestros ojos, se percibe que no se valora la importancia de estos y otros cambios, algunos muy positivos y de avanzada, otros en franco retroceso.
Nos encontramos en medio de cambios políticos importantes, como el que de nueva cuenta tenemos una alternancia en el poder político federal, completando también un ciclo de PRI a PAN, de PAN a PRI y ahora de PRI a Morena.
Cambios que se anuncian y que ya causan polémica, por la materia de que se trate, la forma de instrumentarlos y los procedimientos. A nivel nacional y en la capital del país, el corazón político nacional, hay cambios, de los cuales debemos estar atentos, llamamos para ver y estar atentos.
Dicho uno.- Una conseja de la sabiduría popular advierte que todo nacimiento es apurado, con sacudidas y con dolor, así sucede al fenecer la Asamblea Legislativa y el nacer e instaurarse el Congreso de la Ciudad de México.
Agitaciones en su sesión de instauración, en la conformación de sus fracciones, con préstamos y maniobras, de la instalación de su órgano directivo, de su presidencia, de las críticas que merece su antecesor, en forma, ya que nace uno nuevo, diferente y que no puede compararse ya que asume nuevas facultades.
Esperamos que esos problemas, que van desde edecanes, a gastos y excesivos costos, sean resueltos, urge. Al momento aún no se tiene resuelto un tema sustancial del quehacer legislativo, que es el de las comisiones, porque ya le fue presentado la primera solicitud, petición y demanda ciudadana –el miércoles 19 de septiembre- y la llamada comisión de gobierno personificada y presidida por la diputada Ernestina Godoy y acompañada por los coordinadores de los partidos tuvo que asumir la tarea de recibirla. Que sea para bien la instalación del Congreso de la Ciudad de México, pero que no tengamos un caso incapacidad, eficiencia o eficacia.